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Nos gusta la carne; y además la necesitamos. ¿Es necesario un consumo más sostenible? ¡Claro que sí! ¿Es posible sustituirla en la dieta por vegetales y hortalizas? ¡Pues también, que con cabeza todo o casi todo es posible en la mesa! No sólo resulta ... solidario con nuestro ecosistema, sino muy saludable, se mire como se mire, incluir un día vegetariano en nuestro menú semanal. Ahora bien, no nos engañemos. La carne de vacuno, que nos ha acompañado durante miles de años y ha contribuido de forma esencial a la evolución humana, resulta básica, fundamental, ineludible, para la nutrición humana.
Hay que comerla porque, según recuerdan en un informe la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) y la Academia Española de Nutrición (AEN), las proteínas cárnicas son más digeribles que las de origen vegetal y más adecuadas que las de los vegetales para mantener la masa muscular. En esto, como en todo, existen múltiples creencias erróneas, leyendas urbanas que el boca a boca y el click a click han contribuido a difundir y que ambas organizaciones se han propuesto neutralizar desde el criterio científico, que es el mejor aliado contra el 'yocreísmo', muy peligroso. La carne es y debe seguir siendo nuestra aliada alimentaria. Estos son los diez mitos más extendidos sobre ella. Tome nota, que no le engañen.
1
No es aconsejable consumirla con frecuencia. Falso. Para cumplir con el requerimiento individual de hierro, debe incorporarse una porción de carne roja o blanca tres o cuatro veces por semana. El tamaño depende de la edad, sexo, peso corporal y estado de salud.
2
La de ternera está tratada con hormonas. No es así. La normativa comunitaria (UE) prohibe de forma explícita el uso de hormonas de tipo estrógeno en la cría de vacuno.
3
Al vacuno español le suministran antibióticos para favorecer el engorde. No se lo crea. Su uso para favorecer el crecimiento y engorde también está prohibido en la Unión Europea.
4
La carne de vacuno favorece el riesgo cardiovascular y el cáncer. También falso. Esté tranquilo. La ciencia ha demostrado que el consumo moderado de carne y sus derivados no supone un riesgo añadido de infarto. Sobre el cáncer, la OMS siempre ha hablado de una «evidencia limitada» en carnes no procesadas y «muy escasa» cuando el consumo se realiza dentro de una dieta equilibrada.
5
La grasa de la carne es perjudicial para la salud. Ni hablar. La grasa es un nutriente esencial, indispensable para la absorción de las vitaminas liposolubles (A, D, E y K), para el desarrollo y el crecimiento. También para la buena salud de la piel y el cabello.
6
Si tiene el colesterol o los triglicéridos altos, hay que dejar de comer carne. Ni caso. Lo importante es elegir los cortes adecuados, con bajo nivel de grasa, y manejar adecuadamente el tamaño de la porción. La frecuencia de consumo puede ser de varios días por semana en porciones de tamaño moderado.
7
Las carnes rojas deben cocinarse poco para poder asimilar el hierro. ¡Qué va! El contenido en hierro de la carne roja y su asimilación es independiente del nivel de cocinado.
8
El ser humano es herbívoro por naturaleza. Ao, no, no... Una de las grandes trolas. El cuerpo humano, desde nuestros orígenes, está preparado para el consumo de carne. Basta con pensar en el tipo de dentadura que tenemos.
9
El consumo de carne debilita los huesos. Al contrario. La ciencia ha demostrado que la ingesta de proteínas de alta digestibilidad ayuda a mantener la densidad ósea.
10
La carne de vacuno engorda más. ¡Ni hablar! La carne de vacuno es rica en proteína biodisponible, un macronutriente que, justo al contrario, ayuda a perder peso y favorece la sensación de saciedad. Así que, no se vuelva loco. Sepa hasta dónde puede llegar y disfrútela.
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