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Macedonia, ensalada de frutas

Macedonia, ensalada de frutas

Le debe su nombre a Alejandro Magno y es, posiblemente, el plato más sano, refrescante y natural que podemos comer

Jesús Lens

Martes, 15 de octubre 2024, 11:17

Para algunos nutricionistas, la comida debería comenzar por la fruta, algo a lo que no estamos acostumbrados, dejándola siempre para el postre o como 'snack' sano y natural para picar entre horas. ¿Pero y si le llamamos 'Ensalada de frutas', como en tantos países de Sudamérica? ¿Cambiaría nuestra percepción? Suena más exótico y menos viejuno, la verdad sea dicha. Y más allá de encontrarla en los buffets de desayuno más sofisticados y, en teoría, comprometidos con la nutrición, aunque sea camuflada entre los dónuts de chocolate, deberíamos hacerla más en casa.

Efectivamente, lo de macedonia viene de Alejandro Magno, nacido en dicha región helena y en cuyo imperio se dieron la mano diferentes razas, culturas, idiomas y tradiciones culturales, religiosas y artísticas. Todo un combinado, un cóctel.

Preparar una macedonia no tiene mucha ciencia. A fin de cuentas, se trata de pelar y/o lavar diferentes piezas de fruta, trocearlas y aderezarlo todo con… Pero antes de hablar de eso, ¿qué frutas 'entran' en una macedonia? Salvo que queramos reciclar todo lo que amenaza con ponerse pocho en la nevera, lo suyo es no mezclar más allá de tres o cuatro frutas por vez. Convertir el bol en un cajón de sastre fruteril termina justo en eso, en desastre, con los comensales más escrupulosos seleccionando qué se comen y qué se dejan.

El grosor sí importa

Lo suyo es hacer las macedonias por familias... frutales. Por ejemplo, las de hueso, combinando melocotones, albaricoques y ciruelas, debidamente lavados, cortados y deshuesados. Otra opción, antes de que se nos termine el verano, es mezclar trozos de sandía y melón. Las de cítricos salen espectaculares combinadas por ejemplo con fresas o con piña y, llegando el otoño, las de frutos rojos (frambuesas, moras, arándanos, grosellas…) de hablan de tú a tú con peras o manzanas.

A la hora de cortar la fruta, seamos 'curiosos'. Detallosos, o sea. Que presente un tamaño uniforme, en la medida de lo posible. Que no sean trozos tan grandes que haya quien no pueda llevárselos a la boca de un solo bocado ni tan delgaditos que terminen convirtiéndose en una pasta de aspecto poco apetitoso o en un 'smoothie' de esos que ahora están de moda. En ese sentido, ojo a las frutas que no tardan en oxidarse una vez peladas. Serán las últimas en ir a la fuente: aunque sean perfectamente aptas para el consumo, la estética es importante.

Macedonias aderezadas

La fruta y sólo la fruta, por rica que esté y saludable que sea, puede ser difícil de tragar, así a secas. A una buena macedonia conviene añadirle aderezos que la hagan más sabrosa y le den una textura más agradable, además de usar el jugo de la propia fruta o exprimir zumo para darle más jugosidad. Endulzarla con miel es un clásico. Incluso 'alegrarla' con algunos licores más o menos fuertes. Cada vez es más habitual combinar la fruta troceada con yogur y, con calor, hasta con helado.

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