¿Sabe alguien distinguir el origen de una gamba roja?

Con el paso por el agua salada y caliente (fundamental sumergir acto seguido a los crustáceos en agua helada) se consigue no enmascar sabores. Dos eran piezas hermosas, asalmonadas, una con marcas rojas más notorias en el abdomen. Sometidas a la extracción de jugos (Arguinzóniz asegura que la cabeza de gamba roja a la plancha «es la mejor crema de marisco del mundo») y demás, nuestra favorita resultó ser la más pequeña. Crujientes patas, concentrado marino en testa y vientre... ¡y de origen marroquí! Por escasa diferencia se impuso el alistado de Huelva, por delante de una gamba roja de Palamós.

Lo que vendría a ilustrar que nuestros sentidos no entienden de procedencias, uno de los grandes temas abordados en la cata debate Crustáceos Nadadores dirigida por Pepe Barrena.

Un gran plato de Molinero, un meloso y dulce Tartar de gamba blanca con caviar y leche de almendras, fue, sin duda, el triunfador de la cita. Junto a las migas con huevo ecológico, salsa de callos y gambón (que era congelado). El chef hizo una falsa fideuá de gamba roja de Palamós, con una pieza. Los 'fideos' estaban obtenidos de la testa escarlata. Manzanilla Maruja (Juan Piñero), el muy escaso Albariño Aeiroá y un espectacular rosado Risueño de Abel Mendoza y Maite Fernández (MV Distribución) ayudaron en el trago.

Un amigo biólogo me explica que bajo el nombre gamba roja (Aristeus antennatus, la más común) hay tres especies que comparten morfología, aunque una de ellas (A. plesiopenaeus) posee un rojo más intenso, sin llegar al púrpura del carabinero (Aristaeopsis edwardsiana). ¿De precio? Parecidas. Las de Garrucha, pescadas en el mar de Alborán (un tesoro biológico) son de sabor muy notable. Como las que en Denia cocina Dacosta. Lo que daría para otro debate.