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Jesús Lens
Viernes, 20 de septiembre 2024, 16:20
Aunque pronunciemos la palabra 'crudité' al estilo afrancesado, como si nos invadieran el espíritu olímpico y una cierta hambre de medallas, el nombre viene del latín 'cruditatem'. Eso sí, son los franceses quienes las han convertido en arte.
Cada uno tiene sus favoritas, pero todas están buenísimas. Por ejemplo, se pelan las zanahorias y se parten en forma de bastoncitos. Los pimientos rojos, grandes y bien duritos, después de la lavarse con atención, también quedan cortados a lo largo. De hecho, la parte curva del pimiento termina pareciendo una especie de Llave Allen vegetal, solo que algo más gruesa, asemejándose a una cuchara.
Se pueden usar pepinos, apio, rábanos, tomate, espárragos… las verduras favoritas de cada cual, siempre que tengan la consistencia suficiente para ser usadas como improvisado cubierto vegetal con el que disfrutar de las salsas. O, cortadas en rodajas, para 'soportar' que se unten esas salsas, vinagretas especiales u otros aderezos sobre ellas.
Esta modalidad de crudité, de origen francés, exige vegetales duros y consistentes que crujan al morderlos y que sean sabrosos de por sí. Y que no se oxiden al ser cortados, en cuyo caso presentan un aspecto poco apetitoso, aunque no les pase nada ni pierdan propiedades.
A la hora de presentarlas en la mesa, las crudités permiten jugar con los colores, teniendo a nuestro alcance todo un arcoiris de sabores que combina el naranja de la zanahoria con el verde del pepino, el rojo del pimiento o el tomate y el suave verdiblanco del apio.
Cada verdura aporta sus propias propiedades. Las zanahorias, por ejemplo, que resultan tan refrescantes, son unas aliadas imprescindibles para ligar moreno de forma saludable y natural, además de resultar energizante tanto para el cuerpo como para la mente y favorecer las digestiones.
La gracia de las crudités es usar los vegetales al natural, completamente en crudo, sin añadirles aceite, vinagre o sal. El aderezo son las salsas que se capturarán con tan insólitos utensilios. Aquí también debe fluir la libertad de los comensales y sus particulares gustos. Es muy común y socorrido usar el guacamole, uno de los alimentos de moda. Pero las crudités también permiten descubrir exquisitas vinagretas o salsas de Oriente Medio como el hummus o el baba ganush, lo que nos permite soñar con destinos exóticos sin movernos del asiento.
Los ingredientes: yogur griego, pepino, ajo, sal, pimienta, limón y aceite. Se pone una taza y media de yogur en un bol y se rallan dos pepinos muy finos para que suelten el agua y se mezcle todo el conjunto. En la receta original se escurren los pepinos y se tira su jugo. ¡Al gusto! En un mortero se machacan de cuatro a seis dientes de ajo grandes con el limón. O más ajos, si se desea obtener una salsa más picante. Se salpimenta y se añade al yogur con pepino, mezclando bien, sin que sea necesario batir.
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