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Jesús Lens
Viernes, 14 de marzo 2025, 18:12
Que la col se dé en invierno ya dice mucho de la fortaleza de una verdura que tiene mil y una variedades, familias y hasta parentelas. Pero todas ellas comparten un nexo común: lo ricas que son en vitaminas y minerales, por lo que aportan muchos nutrientes esenciales al cuerpo. No es de extrañar, por tanto, que nos acompañe desde hace siglos en nuestra dieta.
Además, la col es un producto 'de laboratorio': a lo largo de la historia, los agricultores han hecho tantos cruces que su gama es infinita. Del colinabo de la raíz al colirrábano del tallo. Las hojas presentan toda una ensalada de posibilidades, igual que la flor, la yema y los frutos. Eso hace que cada variedad permita diferentes usos en cocina.
Pero vamos con la parte nutricional, que la col es una gran aliada del sistema digestivo, hasta el punto de que la medicina natural y tradicional recomienda tomar un vasito de zumo de repollo como desayuno cuando se tiene las tripas sueltas o en 'telerengue', sea por gastritis, colitis o hasta úlceras. Hablábamos antes de las vitaminas. Su aporte en vitamina C contribuye a combatir la anemia y minerales como el potasio, el calcio y el fósforo fortalecen los dientes y los huesos y ayudan con el sistema nervioso. Algo que, tal y como se está poniendo el mundo, viene particularmente bien.
Otros minerales como el hierro, el magnesio y los betacarotenos son buenos amigos de la piel, sobre todo si tomamos la col lo más cruda y menos tratada posible. Además, tiene fama de depurativa, aunque ya saben que ahí habría mucho de lo que hablar, sobre lo que es o no es detox.
Reconozcamos que, así dicho, ensalada de col, no rezuma glamur precisamente. ¿Pero y si la llamamos Coleslaw? Es una ensalada con la col como protagonista, de origen estadounidense y que, por supuesto, lleva salsa. Mayonesa en este caso. Además, zanahorias, manzana, vinagre de manzana, mostaza de Dijon y azúcar. Y si probamos la Waldorf, redoblamos la apuesta fashion. Si la queremos más fresca, con menos aderezo calórico, a la col y a la zanahoria basta con añadirle tres tomates, perejil u orégano. Para el aliño, usar cítricos como la lima.
La col también es ingrediente esencial en potajes como el famoso cocido montañés de Cantabria, la escudella catalana, el cocido madrileño o la olla de la Plana de Castellón, compartiendo protagonismo con otros muchos productos. En la sopa de verduras, menos abigarrada, y hasta en el sancocho de la cocina colombiana. Pero es que también la encontramos en los rollitos, sean de primavera o de cualquier otra estación, de la cocina china y en el chucrut que acompaña a las famosas bratwurst alemanas.
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