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Jesús Lens
Jueves, 14 de noviembre 2024
El berberecho es uno de los moluscos más conocidos, sobre todo el gallego, recogido en las Rías Baixas. A simple vista se parece mucho a la almeja, pero la concha del berberecho tiene unos surcos que lo hacen inconfundible. En el interior es de color anaranjado y, sobre todo, exquisito.
Además, se trata de una auténtica fuente de salud, repleto de propiedades para nuestro organismo. Pero empecemos por lo que no aportan los berberechos. No aportan absolutamente nada de hidratos de carbono y apenas un 0,5% de grasas por cada 100 gramos de producto, por lo que engordar, lo que se dice engordar; los berberechos no engordan. Máxime porque el 80% es agua.
¿Qué suma, entonces? Proteínas. Cerca de 11 gramos por cada 100 de producto. Además son proteínas de alto valor biológico, lo que las hace particularmente interesantes para deportistas: ayudan a desarrollar el músculo y, después de una buena sesión, a recuperarlo.
Además, los berberechos son ricos en vitamina B12 y, por tanto, aliados del cerebro, que ayudan a mantener la agilidad, la frescura mental. Un perfecto ejemplo del 'men sana in corpore sano'. Y por cuanto a minerales, sobre todo son una gran fuente de yodo. Y de hierro, por lo que contribuyen a mitigar anemias. El calcio y el fósforo fortalecen dientes y huesos y, junto al potasio que aportan, se convierten en cardiosaludables. Además, aportan mucho Omega-3, bueno para el corazón y para el cerebro. Su aporte en otras vitaminas los hacen buenos para el sistema inmunológico y aumenta las defensas del cuerpo.
Suena bien. Berberecho. Tanto que Siniestro Total incluyó el bar que lo llevaba como nombre en su mítica canción, con el Kwai y el Palentino. Su etimología más lejana es de origen griego, aunque hay voces que le atribuyen ancestros celtas.
Un clásico de los berberechos es su arena. ¿O es ya más bien un recuerdo del tipo 'antes, todo esto era campo'? Al encontrarse enterrados en la playa y recogerse a mano, este molusco suele llevar arena, efectivamente. Para lavarlo, 'desbabar' como dicen en Galicia, hay que meterlos en un recipiente grande con bastante agua fría y sal gruesa, unos 6 gramos por cada litro. El proceso dura unas tres horas, cambiando el agua cada hora y escurriendo bien los berberechos al sacarlos.
Como buen molusco, sano y natural, comer los berberechos al vapor, apenas cocidos un par de minutos en vino blanco (gallego, por supuesto) AOVE y sal gorda, con su toque de laurel; es una delicia. Añadidos a diferentes arroces, sobre todo lo más melosos, aportan sabor y textura. Y como guarnición de pescados grandes, no tienen precio. A la marinera, con su salsa de tomate, ajo y cebolla, también salen exquisitos. En forma de tartar, con tomate natural, son un bocado de mar. El líquido de las latas se puede usar para hacer sopa de marisco o para añadir al arroz.
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