EL CORREO premia el talento gastronómico

Ese lunes feliz vimos a gente sonriente en la terraza teñida de sol de Kobeta, poco preocupada por el veredicto final de los jurados. «Estoy un poco avergonzado, no estoy acostumbrado a esto», admitiría uno de los nominados. Nueve categorías, tres elegidos por cada sector; en total 27 aspirantes para un premio que, cierto, reconoce a un profesional, pero que se hizo extensivo a todos aquellos que se dedican al noble oficio de dar de comer –que es algo más trascendente que alimentar– a los demás.

Los premios Talento Gastro de EL CORREO reconocieron el quehacer de los cocineros, el espíritu emprendedor, las barras de pintxos, los productores, los sumilleres, la atención en sala, el manejo de la coctelera o la mano de los reposteros en un acto al que asistieron además representantes de Laboral Kutxa como entidad patrocinadora y miembros del Ayuntamiento de Bilbao, la D.O. Bizkaiko Txakolina, Keler y Makro como entidades colaboradoras. Estas instituciones y entidades estuvieron representadas por el concejal de Políticas Económicas Xabier Otxandiano, Rafael Rodríguez (responsable de Keler), Antón Txapartegi (DO Bizkaiko Txakolina), Jon Saratxo (Makro) y Susana Andrés (Laboral Kutxa), que fueron recibidos por el director general de EL CORREO Iñigo Barrenechea.

El jurado, compuesto entre otros por los cocineros Eneko Atxa, Fernando Canales, Álvaro Garrido o Julen Baz, la jefa de sala Asun Ibarrondo, el gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia, Héctor Sánchez, los directores de las escuelas de hostelería de Bilbao, Joseba Lozano, y de Leioa, Ibon Andraka, además de profesionales de EL CORREO, tuvo que esforzarse para elegir tres candidatos por cada categoría, conscientes de que los seleccionados merecían estar allí, como tantos otros que quedaron fuera de la relación final.

Ayer, por tanto, no había mucho espacio para la decepción y esa obligación de sonreír ante el éxito de los demás, sino que predominó la sensación de que todos eran ganadores. Faltaban las palabras, pero nadie echó en falta los discursos huecos de los premiados, porque todo pareció sincero. «Qué difícil es hablar en estos momentos –dijo Andoni Perez, el hechicero de los pintxos en el Kixka de Ermua–. Esto es un impulso para seguir volando».

Fue un mensaje que podría resumir lo que dijeron Txema Llamosas (cocinero de Casa Garras), Ismael Álvarez (sumiller de Makatzeta), Galder Madariaga y Uxue Landa (Ardi Beltza, Kortezubi), Dani Lomana (Kuma, Bilbao), la repostera Cristina García, el responsable de sala en el Etxanobe Xabier Hernani, los ases del cóctel Álvaro Fernández y Rafael Reyes (La Mula de Moscú, Bilbao) o la pastora Bidane Biskaran (Markina), que durante unas horas dejó a sus ovejas y la obligación de hacer queso en manos de sus padres y brindó por que «sigan el pastoreo en Euskal Herria».

O como dijo Galder Madariaga, que junto a Uxue Landa ofrece alta cocina a precios más que asequibles en un rincón perdido de Kortezubi, que este premio le permita «seguir creciendo y creyendo en lo que hacemos». O «dando la mejor versión», en palabras de Txema Llamosas. Creer, crecer, volar, dar comida y felicidad a los demás... sin dejar de lado las raíces pero mirando de cara al futuro, como ayer, un lunes feliz como pocos.