Dónde se comía y se bebía en las fiestas de Bilbao de 1926
Historias de tripasais ·
Hace 94 años, la Semana Grande coincidió con las fechas exactas de la que tendríamos que estar celebrando ahora: veamos dónde festejaron los bilbaínos de entonces entre el 22 y el 29 de agosto
Miércoles, 26 de agosto 2020, 08:15
Dónde se comía y se bebía en las fiestas de Bilbao de 1926
Lo sé, echan ustedes de menos el txupinazo, las txosnas, los fuegos artificiales, a Marijaia y en resumen todo lo que normalmente y desde hacía 42 años venía formando parte indisoluble de la Aste Nagusia bilbaína. Las fiestas deberían haber comenzado este pasado sábado día ... 22 de agosto y haberse disfrutado hasta el domingo 30, fechas que curiosamente coinciden con las de la feria bilbaína de hace 94 años. En 1926 se celebraron las fiestas de la ciudad entre el 22 y el 29 de agosto (de domingo a domingo), días en los que se sucedieron las corridas de toros y los festejos populares.
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El primer día de aquella feria de 1926 el diario 'El Liberal' dedicó sus páginas casi de manera monográfica al programa de fiestas y otros asuntos relacionados con el jolgorio local. Un artículo sobre las corridas generales de antaño, un repaso fotográfico al plantel de toreros previstos (Chicuelo, Nicanor Villalta, el bilbaíno Martín Agüero, Antonio Márquez o Manuel de la Haba 'Zurito'), un reportaje acerca de matadores vizcaínos, poemas humorísticos, cartelera especial de teatro, convocatorias de bailes… y en la página 10, una guía del forastero titulada 'Dónde se come y se bebe bien en Bilbao', con un publirreportaje sobre el café Bernabé (Alameda de Urquijo, 13) y anuncios de gran formato de muchos otros locales de hostelería.
Especialmente recomendado era el restaurant de Zollo, según su publicidad «el más popular de Bilbao» y especializado en platos del país. Era uno de los pocos txakolis a la vieja usanza que quedaban por entonces dentro de la ciudad: regentado por Tomasa y Carmen de Asúa desafiaba el avance urbano desde su merendero ajardinado de la calle Egaña, en Indautxu. El Zollo era muy popular entre los aficionados a los toros y los miembros del Club Cocherito, mientras que el restaurant de la Bombilla, mítico local ubicado en la calle Ronda 31, era frecuentado por clientela local y aldeanos procedentes del resto de la provincia.
Bastante más sofisticado era el restaurant de Juan Jaureguizar en Artxanda (lo que luego sería el Miramar), con servicio a la carta, salones para banquetes y «amplias terrazas con vistas al mar». Los Jaureguizar, que habían gestionado anteriormente el Chacolí Popular también en Artxanda, fueron dueños de todo un emporio hostelero que incluyó el ambigú del estadio San Mamés, el hotel Portugalete y el restaurante Alcazaba de Hurtado Amézaga.
Recomendados por 'El Liberal' aparecían también varios hoteles-restaurantes, muy solicitados por los turistas que acudían a la feria. La Eibarresa, en la calle Ribera 2, ofrecía habitaciones confortables y la mejor cocina del país; el Bidasoa (Somera, 20) tenía alojamiento para viajeros, instalaciones reformadas y un servicio «económico y exquisito»; La Guerniquesa, en Ronda, se anunciaba como el hotel más próximo a la estación de tren de Atxuri con servicio ininterrumpido de comidas.
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Capítulo aparte merecían las cerveceras, entre las que destacaba la alemana cervecería-restaurant Rheingold (Ledesma, 15), con un horario de apertura sorprendentemente amplio –hasta las 3.30 de la madrugada todos los días – y especializada, cómo no, en cervezas, fiambres y comida típica alemana. Gracias a sus sándwiches de jamón, chorizo de Pamplona, salchichón y lomo triunfaba la cervecería de Garijo (Autonomía 64 esquina con Gordóniz), mientras que la de Nicanor Blázquez ofrecía cerveza heladas y bocadillos a la sombra y frente a la mismísima plaza de toros.
Se ve que el sándwich estaba íntimamente relacionado con el estilo cervecero, porque también los ofrecía la cervecería de La Casilla (propiedad de los Pérez Yarza). Este local, muy cerca de donde entonces se ponían las barracas, contaba con «amplios pabellones con arbolado y juegos de rana».
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En cuanto a bares o cafés 'El Liberal' recomendaba visitar el Gayarre de José Isasi, especializado en mariscos, meriendas y café exprés y cuyos restos se pueden admirar hoy en día dentro del estanco de la calle Iturribide número 2. No podía faltar La Concordia, que por aquel entonces y en los bajos de la Bolsa ya estaba dedicado a fomentar el consumo y disfrute de ostras entre los bilbaínos.
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