Comer y beber en Durango: cafés singulares, aperitivos castizos y menús contundentes

Guillermo Elejabeitia

Jueves, 16 de mayo 2024 | Actualizado 17/05/2024 07:39h.

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La Muy Noble y Muy Leal villa de Durango tiene poco que envidiar a Bilbao, al menos en lo que respecta a su hostelería. Quizá no pueda competir en cantidad, pero gasta una calidad que ya quisieran otras localidades de su talla. Cafés de especialidad, coctelerías de autor, históricas casas de comidas o templos del aperitivo permiten dibujar una ruta gastronómica muy apetitosa.

Desayuno en...

Bar Katazka

Solo hace falta un sorbo de café para darse cuenta de que estamos en el lugar adecuado. En este caso es un grano de especialidad de la tostadora de Abadiño BB's Café, con una acidez pronunciada y buen cuerpo. Ideal para acompañar el desayuno que propone Janire Amezua en esta encantadora cafetería con terraza ajardinada, no lejos de la estación de tren. Tostadas de pan de molde casero con aguacate, ibéricos o pastrami, galletas artesanas, tortitas con huevo y bacon o una tarta de queso con una legión de fans son algunas de las opciones que han hecho de Katazka uno de los favoritos de la localidad. «Tratamos de ofrecer detallitos de calidad sin subir mucho el precio», dice Janire con modestia. Así da gusto empezar el día.

Aperitivo en...

Amalur

Estratégicamente situada en la plazuela junto al Ayuntamiento, Amalur se ha convertido en una de las tabernas de referencia de Durango a la hora del aperitivo. «Siempre hubo una tasca en este rincón, pero desde que la lleva Jon Biota va como un tiro», desliza la clientela habitual. El chaval es hostelero de raza -sus padres gestionaron durante décadas un bar del mismo nombre en otra ubicación- y se ha empeñado en afinar en lo más sencillo. Un marianito preparado inspirado levemente en el del bilbaíno Ander Etxea y una amplia variedad de banderillas -bilbainitos con mahonesa de jalapeño, gildas con salsa de chipis, mejillón con un toque picante, queso de cabra y mango, etc.- son sus mejores bazas para convencer por igual al txikitero de toda la vida y a la juventud del pueblo.

Comida en...

Mesoi Barria

Se llama Mesoi Barria pero todo el mundo en Durango lo conoce como 'donde Mila'. Y es que esta mesonera sobrada de remango y que difícilmente pierde la sonrisa es el alma mater de un local famoso por su bordar esas recetas caseras que ya casi nadie tiene tiempo de preparar en casa. Platos de cuchara, verduritas, ensaladas variadas, chipirones o sus célebres guisos de casquería mantienen lleno de obreros, familias y cuadrillas un comedor de mesas corridas y taburetes que parece de otra época. El menú del día sale por 13 euros y la carta por un poco más de calderilla, ideal para darse un festín sin dejarse la cartera. Si de lo que se trata es de un bocado rápido y seguir con el día, sus tortillas también tienen merecida fama.

Algo dulce en...

CrisLa Sweets

Donuts, bombas, cookies, cinnamon rolls... los clásicos de la pastelería americana pero tratados con maneras de artesano y la técnica de quien ha pasado por cocinas del calibre de Azurmendi o Aponiente. Cristina García Suárez se ha hecho un nombre que traspasa ampliamente las fronteras de Durango gracias a la originalidad de CrisLa. «No quería hacer bollos de mantequilla o carolinas para no meterme en el terreno de otras pastelerías», reconoce. Y esa audacia a la hora de salirse de los establecido tiene premio. Por cierto, no todo es dulzura en su mostrador, su mayor éxito es una bomba de bacon que mezcla sin complejos lo dulce con lo salado.

Cena informal en...

Tabira Etxea

Para la cena nos vamos hasta el barrio de Tabira, donde los responsables del exitoso Iruko by Sushi Gallery han transformado un antiguo bar de barrio en uno de esos locales de estética 'canallita' que tanto triunfan hoy en día. La especialidad son hamburguesas como la 'smash' o la de pollo frito y básicos del picoteo informal como los nachos, las bravas, las croquetas o los fingers, todo bañado en salsas con 'punch' y maridado con cervezas artesanas.

Un cócktel en...

Monkey's Lab

Ander Díez iba para cocinero estrella y formó parte de la primera promoción del Basque Culinary Center, pero la coctelería se cruzó en su camino y ha conseguido hacer de ella su modo de vida. Monkey's Lab es un espacio a su medida, amplio y confortable, donde despacha copas bien puestas, cócteles clásicos y algunas creaciones de autor que poco a poco van calando en el paladar de los durangueses. A destacar, su versión del Old Fashioned o el creativo Second Charles. Ya prepara una carta con mezclas más técnicas que prometen colocarle entre las referencias cocteleras a nivel estatal. Ofrece también una amplia selección de cervezas artesanas, con más de 60 referencias.