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La polémica sobre el consumo de carne está al rojo vivo. ¿Podemos comer ternera, cerdo o cordero sin ningún temor o su consumo favorece la aparición de cáncer colorrectal, como advirtió la Organización Mundial de la Salud hace cuatro años? La respuesta, para que no ... nos andemos con bobadas antes de entrar en el análisis de la última controversia es que sí. Disfrute usted de su filetito o su chuletón, lo que le toque, pero por favor no lo haga todos los días, que le sentará muy mal. Con moderación. Como dice un reconocido oncólogo vasco, el especialista Ricardo Fernández, «lo que más provoca cáncer es vivir, que es la actividad humana que más nos sitúa en riesgo de muerte».
Un macroestudio publicado en la revista 'Annals of Internal Medicine', una de las publicaciones médicas más reconocidas del mundo, echa por tierra las conclusiones del apocalíptico informe publicado por la OMS en 2015, basándose en la evidencia científica obtenida del análisis de 12 ensayos aleatorios en los que intervinieron 54.000 participantes. La conclusión a la que llegan los investigadores –un grupo ligado a la organización Cochrane– es que la escasa confianza de las pruebas de la OMS unido al escaso aumento del riesgo que supone comer carne roja «de ningún modo justificaban la alerta».
Vamos, lo que vinieron diciendo, en resumen, todas las asociaciones médicas y organismos alimentarios a los que se les pidió en su día opinión sobre el asunto. Por cierto, Cochrane es una organización sin ánimo de lucro que defiende la medicina basada en la evidencia y que cuenta con una red de más de 11.500 voluntarios, especialistas en medicina y salud pública repartidos por todo el mundo.Su objetivo es ver si los trabajos publicados están realmente bien hechos y si los consejos sanitarios que se dan tienen sentido o se hacen sólo porque 'siempre se ha hecho así'.
«La OMS se precipitó», concluye el investigador Pablo Alonso-Coello, que es uno de los firmantes del estudio, además de investigador del Centro Cochrane Iberoamericano en el Instituto de Investigación Sant Pau y miembro del centro GRADE (Grading of Recomendations, Assessment, Development and Evaluation), de Barcelona, cuya metodología se aplicó en la revisión. «Sus recomendaciones no realizaron un análisis en profundidad de todos los estudios disponibles, ni de la certeza que disponemos con este tema», afirma. Y dice más. La organización internacional con sede en Ginebra ha hecho «un flaco favor a mucha gente, desde la población en general a los productores de productos cárnicos».
¿Qué ha pasado ahora? Pues lo esperable. Que a los de Cochrane les han aparecido también sus detractores. Por ejemplo, la Sociedad Española de Epidemiología, que ha salido al paso para pedir a la población que confíe en el papel preventivo de la nutrición y echar por tierra el nuevo trabajo. La SEE dice, entre otras cosas, que «es una irresponsabilidad desde el punto de vista de salud pública la conclusión a la que llegan los autores, contradiciendo la evidencia de sus propios resultados, y de la revista científica por publicarlo».
Los epidemiólogos, según señalan en un comunicado, apelan a que «las recomendaciones de seguir un patrón dietético saludable como la dieta mediterránea, con un consumo reducido de carnes rojas y procesadas, siguen plenamente vigentes». En realidad, no está muy lejos el consejo de lo que todos los especialistas han venido predicando desde 2015.
Y quizás tampoco tanto de lo que dice el informe Cochrane. En su parte final, aboga porque lo que se haga sea siempre fruto de una «decisión informada» y que, además del factor salud, se valore el impacto medioambiental en la ganadería y las lógicas preocupaciones éticas sobre el bienestar animal.
Cuatro años después del informe de la OMS, lo que debería primar sobre todo es el sentido común. El ser humano es omnívoro, y la carne debe formar parte de su alimentación, pero en su justa medida. Hay que comer carne roja o blanca tres o cuatro veces por semana, dentro de una dieta basada en la triada frutas, vegetales y pescado. Así lo dice al menos, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria. Carne roja sí, pero sin pasarse.
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