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Ricardo Sanchoyarto
Martes, 18 de junio 2024, 16:44
Los vinos tintos de Burdeos, y especialmente los elaborados en los municipios del Médoc, gozan del mayor de los prestigios entre los aficionados al vino. Este prestigio no es un logro reciente ya que en los últimos 300 años han dominado el comercio internacional del vino junto a los elaborados en otras regiones históricas, como Jerez y Oporto. En un monográfico organizado por la escuela de vino bilbaína Artean Wines, que tuve el placer de impartir, como formador de sumilleres y divulgador del vino, pudimos recorrer la historia de esta región y disfrutar de 8 vinos tintos que ilustraron la rica diversidad geográfica que presentan.
Comenzamos conociendo cómo desde sus orígenes la región de Burdeos está inevitablemente ligada a su historia política y comercial. Su éxito no se ha debido a un terroir excepcional para la viticultura –su clima y suelos no son especialmente favorables–, sino al desarrollo de un modelo de negocio basado en la exportación, aprovechando tanto su puerto como sus conexiones históricas con británicos, neerlandeses y germanos. Este afán comercial se refleja claramente en la principal clasificación de sus vinos, conocida como Les Grands Crus Classés de 1855, que elaborada en ese año recoge las mejores propiedades en 5 niveles en función de los precios que alcanzaban sus vinos en el mercado.
Esta clasificación es muy diferente a las elaboradas en otras regiones vitícolas, como Borgoña o Alsacia, donde se destacan y clasifican las cualidades de los diferentes viñedos de los que procede la uva y no los elaboradores de los vinos.
Los mejores vinos de Burdeos tienen un color intenso, son frescos y con gran estructura en boca gracias a sus potentes taninos, además ofrecen una gran complejidad aromática que se va incrementando con el tiempo ya que tienen una excelente capacidad de envejecimiento durante décadas. Para conseguir estos magníficos vinos se utiliza una mezcla de diferentes uvas, siendo Cabernet Sauvignon y Merlot los principales ingredientes. A estas mezcla en ocasiones se puede añadir pequeñas proporciones de Cabernet Franc y Petit Verdot. Cabernet Sauvignon es la uva más importante ya que es responsable de la estructura, la elegancia y la longevidad mientras que Merlot ofrece mayor cuerpo para redondear y suavizar los vinos. Tanto Cabernet Franc como Petit Verdot, aportan diferentes características que ayudan a elevar la complejidad final del vino.
En los vinos de Burdeos las proporciones de estas variedades varían en cada añada ya que el clima de la región no siempre permite que maduren adecuadamente todas ellas. Es imprescindible que el viticultor plante cada una de estas variedades en un suelo adecuado para que logren alcanzar la plena maduración en estas difíciles condiciones climáticas. La región tiene suelos muy diferenciados repartidos entre los que están dominados por las gravas, que son los suelos más cálidos y favorables para Cabernet Sauvignon, y los dominados por las arcillas, que son más fríos y en los que Merlot se desenvuelve mejor. Por todo lo anterior, la ubicación y las sutiles diferencias de clima y suelos que presenta cada uno de los municipios hace que habitualmente estén plantados con mayor o menor cantidad de Cabernet Sauvignon y de Merlot. Esta distinta proporción de uvas junto a la mayor o menor maduración de cada variedad crea un estilo en los vinos en cada municipio diferenciado del que presentan los de sus vecinos.
La cata de vinos comenzó con un vino de Graves, región que inicialmente albergó los viñedos de Burdeos y que primero alcanzó prestigio en los mercados internacionales. Esta región, al sur de Médoc, creo la mezcla de variedades basada en Cabernet Sauvignon y Merlot, conocida como «mezcla bordelesa». El clima y los suelos de Graves son ligeramente más favorables para Merlot por lo que suele dominar sobre Cabernet Sauvignon en sus vinos.
Posteriormente la cata se centró en Médoc. Se cataron vinos de los seis municipios y uno de la zona que los rodea, conocida como Haut-Médoc. La zona de Haut-Médoc está dominada por suelos de arcilla y su clima es generalmente menos favorable que el de los municipios. Los viticultores tienen plantados sus viñedos principalmente con Merlot por lo que es dominante en sus vinos. Esto crea unos vinos más sencillos, accesibles y fáciles de beber pero sin la potencia y complejidad que presentan los dominados por Cabernet Sauvignon.
Los municipios por su parte suelen presentar suelos en los que la proporción de grava y arcilla puede variar mucho incluso en pequeñas áreas. En la cata de los vinos de estos municipios se comenzó por Listrac y Moulis, que presentan suelos con mayor proporción de arcilla y unas condiciones climáticas menos favorables. En la mayoría de sus vinos encontramos más Merlot que Cabernet Sauvignon y tanto Cabernet Franc como Petit Verdot suelen estar muy poco representadas o ausentes. Sus vinos cuentan con menor prestigio y longevidad que los de los restantes municipios.
Los grandes vinos en los que Cabernet Sauvignon reina sobre Merlot se producen en los municipios de Saint-Julien, Pauillac, Saint-Estèphe y Margaux. Los vinos de cada uno de estos municipios se elaboran con una elevada proporción de Cabernet Sauvignon por lo que son los más prestigiosos y alcanzan los precios más elevados. Durante la cata pudimos apreciar las diferencias que caracterizan a cada uno de ellos y confirmar los motivos por los que los Burdeos figuran desde hace tantos decenios entre los más perseguidos y deseados por los aficionados a los grandes vinos.
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