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Nave de barricas Torre Muga.

Muga, los viñedos solidarios

La bodega del Barrio de la Estación de Haro elabora el vino El Club de los 300 cuyos beneficios se destinan a financiar proyectos en Etiopía, Haití, Filipinas y Benín

Jueves, 3 de diciembre 2020, 21:56

Desde la más sencilla de las labores que se realizan durante todos el año en el viñedo, repartido por toda la comarca de Haro, hasta el vestido final de las botellas que llegan al mercado, después de un largo y minucioso proceso de vendimia, elaboración ... y crianza; Bodegas Muga sigue adelante con su expansión en los mercados, tratando de responder a las nuevas demandas de sus consumidores e incorporando vinos que amplían y renuevan su propuesta. Pero lo hace sin perder de vista el legado recibido de quienes levantaron los cimientos de la casa y tratando de encontrar el equilibrio entre el comienzo de su recorrido y los proyectos que anticipan el futuro.

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La clave, desvelan los miembros de la generación actual, reside en el «alma» que acompaña a cada una de las labores que se realizan en el complejo del Barrio de la Estación de Haro para aportar valor añadido a todas sus marcas. Desde el blanco fermentado en barrica, hasta el emblemático Prado Enea y a medio camino, el crianza Muga, el reserva Selección Especial, Aro, Torre Muga o los cavas blanco y rosado Conde de Haro.

También en los talleres donde se doman las duelas de su parque de barricas para manejar todos los tiempos y elementos que participan de ese proceso. O en la gestión del espacio Torre Muga donde arranca y finaliza el recorrido de las visitas a sus instalaciones y calados, y se coordinan todas y cada una de las opciones que se ofrecen para disfrutar de su programa enoturístico.

«El mundo del vino tiene magia y ejerce una atracción inexplicable porque mantiene vivos oficios, labores y tradiciones que siguen conservando toda su mística. Pero al mismo tiempo se demuestra vivo, sencillo y accesible porque ayuda a disfrutar de los placeres más nuestros, generando un clima de conexión entre la gente que acentúa su perfil humano», explica Ana Muga, tercera generación de la familia.

Apuesta por la cooperación

Es ella la que desvela cuál es el canal que mejor refleja, desde la discreción, la apuesta por la cooperación «que nace del alma», reitera, de la firma jarrera. Se trata de su vino «más solidario», El Club de los 300, una marca que nació en 2012 y que responde «al principio de responsabilidad social que siente la bodega y, sobre todo, a nuestra ilusión por construir algo bueno que perdure en el tiempo».

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Es ahora cuando se ha comenzado a distribuir entre sus socios la quinta añada de esta marca que ha servido para sufragar varios proyectos en Etiopía, Haití, Filipinas y Benín, financiando con los ingresos que genera su venta la creación de plantas potabilizadoras y de suministro en Adis Abeba, la concesión de becas a 120 alumnos de Secundaria del país caribeño, la ampliación de la granja de acogida a niños y adolescentes de las calles de Zamboanga, y la puesta en marcha de un centro de recuperación nutricional. Y a lo largo de este último año, dentro de nuestro país, la adquisición de material sanitario que sirvió para reforzar la dotación de servicios médicos, cuerpos de seguridad y residencias de personas mayores cuando más arreciaba la pandemia de coronavirus.

Los más vulnerables

«Nadie es tan pequeño como para no poder ayudar», recuerda Ana que supervisó junto a su prima Eva Muga el desarrollo de la intervención financiada en Benín «gracias al efecto multiplicador de esta iniciativa. Todos los productos y materiales que se utilizan, tanto en su elaboración como en su comercialización, son aportados de forma desinteresada por otras firmas para obtener más recursos y financiar más proyectos».

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También con el último esfuerzo que sale al mercado ahora y empuja en la misma dirección. «Aun en época de pandemia es bueno acordarnos de los más vulnerables brindando, hoy más que nunca, con vino y por aquello que nos une, la vida» enfatiza Ana.

Prado Enea 2014

En la cúspide de la gama de productos que elabora Muga aparece Prado Enea, decano de sus etiquetas y fiel reflejo de la estrechísima vinculación que la firma mantiene con la tradición de los vinos finos que mitificaron el Barrio de la Estación de Haro. Elaborado con uva Tempranillo al 80%, este vino gran reserva resulta del 'coupage' con las variedades Garnacha, Mazuelo y Graciano seleccionadas previamente de parcelas situadas en Villalba de Rioja y aferradas a la ladera de los Montes Obarenes que mira al sur, un terruño de enorme calidad que se vendimia al cierre de la campaña. De intenso color picota, se muestra expresivo y elegante en nariz, con destellos de frutas del bosque, regaliz y tostados. Y sedoso y fresco en boca. Sólo se elabora en las mejores añadas.

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