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Igor Martín
Jorge Rodríguez: «Si sabes mucho de vino pero no lo sabes transmitir eres igual que quien no tiene conocimientos»

Jorge Rodríguez: «Si sabes mucho de vino pero no lo sabes transmitir eres igual que quien no tiene conocimientos»

El ganador de la 25 edición del Campeonato de Euskadi de Sumilleres brilla en el Erre de Roca. En segunda posicón quedó Davide Dall del Mina

Lunes, 24 de marzo 2025, 19:37

Cuatro veces ha participado en el Campeonato de Sumilleres de Euskadi y las cuatro veces se ha subido al podio. Además, en progresión, algo que le sirve para confirmar que va por el buen camino y que aún le queda recorrido en esto de las competiciones. Y es que el primer año fue tercero, el segundo, segundo, el tercero fue el primero –ay, qué lío– y este mismo lunes volvía a colocarse la txapela de campeón. Sí, Jorge Rodríguez Conde, orensano que lleva casi toda la vida en La Rioja (y alrededores), se volvía a convertir en el mejor sumiller del País Vasco en la final celebrada en el Mercado de Abastos de Vitoria-Gasteiz. Segundo mejor fue el sumiller del Mina, Davide Dall; después, Cristel Monot (Mugaritz) y Cecile Canari (Iruñazarra). Rodríguez es el mejor de la 25ª edición, un campeonato algo diferente porque se organizaron actividades abiertas al público.

Dice que no sabe muy bien en qué consiste ser el mejor de todos y que prefiere no pensarlo mucho, «que el ego es muy traicionero». Lo que si sabe es qué es hacer bien un trabajo como este, qué es ser un buen sumiller. «Lo primero es la honestidad, tanto a la hora de proponer cosas, no buscando siempre el punto de facturación, como a la hora de transmitir la vida de quienes han hecho posible ese vino. Nosotros no lo elaboramos, somos quienes lo acercamos al cliente. A mí me gusta mucho hablar del origen de los vinos, de quienes están detrás», explica. «Lo segundo es ser natural, ser uno mismo. Y lo tercero, tener siempre un punto de pasión, de superación, de querer seguir adquiriendo conocimientos y aprender a transmitirlos. Si sabes mucho del vino pero no lo sabes transmitir, estás en la misma posición que el que sabe menos que tú».

–Dicen que ha estado muy reñida la competición...

–Habrá sido uno de los años más difíciles para mí, y llevo cuatro compitiendo. Ya no sé si es cuestión de suerte o de habilidad, cualquier detalle puede hacer que se decanten por uno u otro. El nivel sube cada año, nos lo avisan siempre, y el aviso sirve para que no nos confiemos. Es normal: hay muchísima gente preparada. Al Campeonato de España van entre 42 y 45 sumilleres de los 4.500 que hay. Imagínate la criba que hay que hacer.

Para Rodríguez, una de las pruebas más difíciles es siempre la de identificación de producto. «Son cuatro catas a ciegas y nunca sabes por dónde va a salir. Se trata de práctica, de constancia, de probar muchas cosas y además de tener un buen día. Por ejemplo, el día anterior yo había abierto y catado uno de los cuatro y no me di cuenta en el campeonato. Crees que es una cosa que conoces y es otra. Hay que ser muy rápido mentalmente». Y en la prueba de carta errónea, cuenta tanto el azar como la teoría asentada. «Depende de lo que conozcas».

Al campeonato de España

En el maridaje se ve mucho mejor. «Es mi punto diferenciador, donde estoy más cómodo», reconoce. Lo practica a menudo. «Ayer mismo la mitad de las mesas del servicio fueron con armonía de vinos y es una experiencia que intento hacer bonita». Eso sí, que no le pregunten a qué platos tuvo que encontrar vino en el campeonato porque ni puede acordarse. «Te fijas en un ingrediente, en si es vegetal, marino, carne blanca o roja. No te da tiempo a más». El único que le viene a la mente de los que le han llevado hasta su segunda txapela es el cordero lechal. ¿Y qué propuso para este plato? «Un vino de Ribera de Duero de una bodega no muy grande en Burgos, la de Marta Maté. El top de la casa, Los perejiles. Es fascinante».

Rodríguez, que el 9 y 10 de abril acudirá –también lo hará el segundo clasificado, Davide Dall– al Campeonato de Sumilleres de España, tiene esa oportunidad de realizar maridajes y de aconsejar y contar el origen de la vinos a los clientes desde su puesto de sumiller en Erre de Roca, del chef Alberto Molinero en Miranda de Ebro. El año pasado, cuando se proclamó mejor sumiller de Euskadi por primera vez, llevaba unos días en el Wine Fandango, antes estuvo en Lumbre.

En su trabajo en Erre de Roca puede «personalizar con cada cliente, dedicarle más tiempo, concretar y ser más preciso, jugar más con el punto emocional, recomendar algo más para ti y para ese momento». El cuidado del producto de temporada contagia hasta la carta de vinos. «Le damos mucho movimiento, es muy dinámica. Hay etiquetas disponibles solo por una temporada, como en la gastronomía. Y siempre hay algo nuevo». La carta es más pequeña que en el local anterior, y eso es también un reto: «Con menos referencias, tienes que ser más preciso».

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