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elena sierra
Lunes, 4 de marzo 2019, 11:50
Hay varias maneras de vivir la Rioja Alavesa. La que salta a la vista es la que se hace, en gran medida, por encima del nivel del suelo. Viñedos y arquitectura famosa dedicada a la uva, pueblos medievales que siempre han estado ligados al sector. ... Hay otra forma: la de ir por debajo. No es que se pueda recorrer todo sin ver la luz del sol, pero sí que se puede organizar una ruta que vaya adentrándose en las entrañas de la tierra de bodega en bodega. De calado en calado. Con ellos se conoce tanta historia como con los palacios y las iglesias de la superficie, porque estas cuevas subterráneas llevan ahí varios siglos. No les falta tampoco estilo, ya que se han realizado con piedra y ladrillo, con arcos apuntados, con rejas. Y de paso se aprende algo más del vino.
Los calados han sido de siempre el mejor lugar para guardarlo debido a la humedad y la temperatura constantes. También al silencio y la oscuridad, que ya se sabe que el vino es un ser vivo y, como todos, tiene sus manías. En Laguardia hay más de 300 galerías excavadas que dan fe de que este pueblo ha sabido tratarlo como se merece. Aquí, el paseo por los calados –depósitos, botelleros y zona de barricas– de Bodegas Carlos San Pedro Pérez de Viñaspre (Calle Páganos, en el casco urbano de Laguardia) es un buen comienzo. Se sabe que la cueva existe desde hace 600 años y que se usa como bodega desde hace ya más de 300; es de las pocas que no han dejado de utilizar esta galería subterránea para elaborar el vino. Visitar este calado es bajar a ocho metros por debajo del nivel de las calles, y a unos 14ºC y con un grado de humedad constante próximo al 85% durante todo el año. En 35 minutos y por cinco euros, los menores de 18 años entran gratis, se puede conocer esta historia y probar uno de sus caldos.
Y pasar a otra. A Bodegas Casa Primicia, por ejemplo, que está en el edificio civil más antiguo de la villa de Laguardia; data del XI, y sus calados, a nueve metros de profundidad, presumen de ser de los más antiguos y amplios de Rioja Alavesa. El recorrido por este pedazo de historia dura más de una hora y se hace en grupos reducidos precisamente por esa antigüedad y el deseo de preservar el lugar. Tour Casa Primicia cuesta 10 euros y termina con un par de copas y por 18 por persona se puede hacer un maridaje con queso Idiazabal y chorizo de Laguardia. Existe la opción de comer allí.
Muy cerca está también El Fabulista, bajo el Palacio de los Samaniego (del XVII), el que fue el hogar del escritor Félix María Samaniego. Éste suele acompañar y amenizar las visitas, al menos las de la modalidad 'fabuladas'; va contando sus historietas mientras la gente pasa por los cuatro calados. Esto ocurre los sábados de tarde, a las 17.30 y a las 19.00. 12,50 euros por persona, con dos vinos.
En Bodegas Eguren Ugarte, ya fuera del casco urbano, presumen de viñedos centenarios, y pueden hacer lo mismo con sus galerías subterráneas. Dos kilómetros de cuevas excavadas casi siempre a mano, impulsadas por la quinta generación de la familia a finales del siglo XX, y miles de barricas. El combinado visita y menú tradicional sale por 40 euros, pero todos los días tienen un amplio horario de recorrido normal que finaliza con la degustación de 3 vinos y sus correspondientes pintxos.
En Lapuebla de Labarca hay otras dos puertas de entrada al mundo subterráneo: las bodegas Luis Ángel Casado Manzanos y Loli Casado. En la primera, el recorrido por Jilabá (así se la conoce) comienza en el viñedo, sigue por el edificio moderno y termina en un calado centenario que es también museo. La entrada cuesta 10 euros e incluye cata de cuatro vinos, varios pintxos y aceite, porque la bodega cuenta con sus propios olivos. Se hacen de lunes a sábado, de mañana y de tarde. Para conocer el trabajo y la historia de la segunda, donde suelen realizar catas de vino y de aceite, lo mejor es ponerse en contacto y preguntar por los actos programados.
Otro punto de esta ruta subterránea está en Elciego. En Bodegas Valdelana tienen su propio museo etnográfico en los calados de los siglos XVI y XVII, un Museo del Vino que reúne aperos del campo y la bodega de hace más de cien años, una capilla de 1583, una sala de catas rodeada por un viñedo infinito... Son algunas de las paradas de la Visita Fusión, entre tres y cuatro horas que acaban en tapeo de productos locales y vino, claro. Son 25 euros por adulto.
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