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Si se tiene la costumbre de visitar bodegas, lo primero que va a llamar la atención cuando nos acercamos un centro de elaboración de cerveza es que esta bebida necesita mucho menos espacio para hacer todo el recorrido hasta llegar a nuestras manos. Para todos ... los litros que se pueden producir en un año, dice Jon Etxeandia, de Etxeandia Garardauak, una fábrica de cerveza parece hasta pequeña. La explicación es sencilla: se produce de continuo y el proceso no requiere una espera, un almacenamiento, como el del vino. Ni hay un punto álgido de cosecha –y con ello la necesidad de espacios de recepción enormes–, ni lugares específicos en los que dejar envejecer la producción al mismo tiempo, ni nada similar. Y la pinta que tiene, además, es de fábrica, con máquinas, eso es lo segundo que llama la atención.
Esto se puede ver en Etxeandia Garardauak, que elabora unos 30.000 litros cada año en un polígono industrial en Urduliz. Abre sus puertas los viernes por la tarde a partir de las seis para que las personas interesadas en este mundillo conozcan el proceso, hagan las preguntas que consideren y, al final, si quieren, compren unas cuantas birras de las muchas que hace desde hace ya 14 años. La visita es gratis. Y si se quiere realizar en sábado o domingo, entonces hay que reservar y se organiza una cata al terminar. (www.etxeandia.eus. Teléfono: 605707985).
De vez en cuando Jon organiza cursos para enseñar a elaborar cerveza en casa, que es como empezó él. El aita ya era aficionado a hacer sus propios txakolis y sidras para consumo interno, y él siguió la tradición cambiando los ingredientes. Luego se propuso intentarlo como negocio, en plan pionero, porque no había nada parecido en Bizkaia. La idea era que, siendo el primero, «algo» ya vendería. Se ve que sí. Cuando empezó, las grandes marcas optaban por «homogeneizar» la producción y él prefería «hacer cosas diferentes, salir de los estandarizado. Me gusta reproducir estilos clásicos», explica. Etxeandia compra la malta en San Adrián, Navarra, y los lúpulos en Olite y Azpeitia. «Son productos de calidad excelente y buen precio. Hay que darle una oportunidad a lo local, a lo más cercano».
En Uribe, su comarca, hay otras cuatro cerveceras artesanas. Son Microcervecería TitoBlas (https://titoblasbrewingco.com/. Teléfono: 699277853 / 687389894 ), Drunken Bros (www.drunkenbros.com. Teléfono: 640340412 / 625598971), Boga Garagardoa (www.boga.eus. Teléfono: 944062848 / 688871069) y Txorierri Garagardoak (www.txg.eus. Teléfono: 607422655 ). Todas se prestan a visitas para dar a conocer los procesos y los resultados de esta bebida milenaria y para culminar, a poder ser, con la cata de sus diferentes variedades. Las hay con y sin alcohol, clásicas y rompedoras, con el sabor de siempre y con algunos inesperados. Los de Drunken Bros. elaboran, por citar solo una que suena a muy distinta, la 'Hell to Glass', una Imperial Chilli Stout con chile mulato fresco y envejecida en barrica de Bourbon americano. Es una de las muchas referencias de una fábrica que tiene diseñada una visita guiada por las instalaciones, en Zamudio, con cata dirigida de cinco de sus cervezas y picoteo variado por 20 euros por persona. La organizan una vez al mes. Lo mejor es ponerse en contacto con ellos para informarse de las posibilidades.
Una vez al mes abre sus puertas también la cooperativa Boga, en Mungia (aunque con reserva organizan visitas para grupos, de cumpleaños o despedidas, a demanda). Por 16 euros se van a conocer el origen, la evolución y los muchísimos estilos distintos de cerveza que hay en el mundo, y el proceso productivo bajo la condición del Km 0; el mayor exponente de esto es su Martzela, elaborada con el trigo local del mismo nombre que se ha recuperado en la zona de Uribe. «Los agricultores de Maruri Jatabe nos guardan una parte de la cosecha para esta cerveza», explica Alba Donadeu, la directora.
Para terminar el recorrido por las instalaciones, tienen la cata en la que probar una Martzela –de estilo alemán, acompañada de salsa de mostaza con miel y pretzels salados–, y de paso otras cuatro cervezas de la casa. Primero, Argia, Pilsen 100% con materia prima alavesa, maridada con una gilda; luego, Tosta, una English Brown Ale que va que ni pintada con el queso Idiazabal ahumado, y Lorea, una American IPA con mucho lúpulo cuyo sabor intenso marida con el del chorizo picante; después de Martzela, la Beltza, negra, dulce, con cacao, vainilla y café... para un brownie, como postre.
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