Basque Pumpkin Ale. Así se llama la última cerveza de temporada de los artesanos de Boga, en Mungia. El nombre no engaña: en su elaboración se ha utilizado un buen montón de calabaza. Local, por supuesto, porque, tal y como explica la maestra cervecera Alba ... Donadeu, cuando en la casa se ponen a pensar en nuevas recetas lo hacen siempre con la intención de darle un carácter muy local. «Es como nos posicionamos en el mercado». Y así, esta Basque Pumpkin Ale se ha conseguido añadiéndole al mosto cien kilos de calabaza de los alrededores. «Son más o menos ocho calabazas», calcula Donadeu. Con ellas, se les ha dado cuerpo, color, aroma a los 1.200 litros (3.000 botellines) que se podrán beber este invierno en los bares que tienen como clientes en el territorio de Bizkaia. O en casa, ya que están a la venta en su página web y en las instalaciones físicas de Boga en Mungia.
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Boga ya está acostumbrada a presentar de vez en cuando sus cervezas de temporada. Las de invierno tienden a un mayor grado alcohólico, las de primavera a más lupuladas, las de verano a menos alcohol... Llegó la pandemia y este tipo de nuevas elaboraciones (dos o tres innovadoras al año), que solo están disponibles por un tiempo, se paró. Su Basque Pumpkin Ale es, de alguna manera, una vuelta a las buenas costumbres. Y empezó como un reto en la mesa de reuniones. «A ver si podemos hacer una que sea estacional y que represente el frío y que tenga carácter local, hecha con lo nuestro». Donadeu se acordó de las calabazas, en plena temporada. Recordó que existe un estilo cervecero específico. Y se decidió a estudiar ambas cosas.
Las calabazas son de Mungia y localidades cercanas y, aunque fueron troceadas en Boga, luego se llevaron a asar a un restaurante, el Zintziri Errota de Bakio. Caramelizadas con azúcar moreno, esta materia prima se convirtió en una pasta que fue introducida en el hervido del mosto de cerveza y «puestos a hervir los dos juntos durante una hora» para obtener una cerveza tostada con tonos naranjas. Sobre todo aportó a la mezcla mucho color, «ha teñido el mosto», y más azúcar.
Tiene 6º de alcohol, más cuerpo, mayor densidad y azúcar residual, lo que significa en nariz y en boca tofe, caramelo, ciruela o uva pasa... «Es muy de ahora».
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No es una cerveza para servir muy fría, ni para beber en dos tragos. «Cuanto más caliente está, más se volatilizan los aromas y mejor se perciben los sabores y el cuerpo», describe la maestra cervecera. A 8 o 10 grados está bien de temperatura. «Poco carbonatada, no está pensada como trago rápido sino para que quede, para esperar un tiempo para poder apreciarlo todo».
La pequeña tirada de este tipo de elaboraciones estacionales de Boga no es una rareza, y seguramente por eso la presentación en sociedad de la Basque Pumpkin Ale fue un éxito de convocatoria. Se acercaron hasta las instalaciones en la calle Luisene, 2, en la zona de pabellones industriales de Belako 2, casi 300 personas dispuestas a probarla. Allí pudieron degustar esta «innovadora» cerveza de invierno mientras sonaba la música de Marmara, Itzek y Sukena, todos ellos grupos locales (de Getxo, Mungia e Igorre).
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Para quienes no estuvieron, hay oportunidades de beber esta cerveza hecha con calabaza caramelizada tanto en los bares como comprándola en origen. En Boga tienen packs de regalo y permiten también que cada cliente elabore el suyo propio con las recetas que más le gusten.
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