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Pablo Gómez
Agustín Santolaya: «La viña sufre con el cambio climático pero el vino resiste»

Agustín Santolaya: «La viña sufre con el cambio climático pero el vino resiste»

El director general del grupo Roda realizó en Gastronomika un recorrido histórico para mostrar la evolución de dos de sus vinos emblemáticos uno de Rioja y otro de Ribera y presentó la nueva añada del blanco Roda I

Martes, 22 de octubre 2024, 18:32

Rioja y Ribera de Duero comparten la variedad Tempranillo como buque insignia, pero las características de ambos territorios, en clima y suelos, hace que los vinos presenten personalidades y almas diversas», explicó Agustín Santolaya, director general del grupo Roda en la cata que realizó en Gastronomika. Ante medio centenar de profesionales y expertos desmenuzó las particularidades de la climatología y la composición de los suelos de ambas denominaciones de origen.

La Tempranillo, como su propio nombre sugiere, tiene un ciclo de vida rápido: brota, madura y está lista para la vendimia antes que otras variedades. No obstante, el cambio climático está alterando estos patrones de cultivo. Las temperaturas más cálidas y veranos cada vez más largos han comenzado a adelantar de manera preocupante el ciclo de maduración de la vid. «El cambio climático afecta a la viña. El tiempo es más cálido, hay lluvias torrenciales que no fijan el agua en la tierra, heladas salvajes... Este fenómeno supone un reto para las bodegas y nos obliga a cambiar fechas de vendimia y procesos de vinificación. La viña sufre, pero logramos mantener e incluso mejorar la calidad de los vinos. Supone una adaptación constante. Cada año es un libro nuevo», enfatizó Santolaya.

Seis añadas

En la cata se analizaron los vinos Corimbo I de las añadas 2015, 2016 y 2017, que nacen en pequeñas parcelas en La Horra, Roa (Burgos) y pueblos colindantes, de cepas con una edad media por encima de los 60 años. El primero es la expresión «de una añada muy buena», con lluvias irregulares repartidas en el año, lo que dotó de reservas al suelo para los meses de mayo y julio muy cálidos. «El vino aparece muy intenso, voluminoso y fresco». La añada 2016 fue más lluviosa en La Horra, más productiva y más fresca. «Quizás no es la añada más corpulenta, pero es una de las de mejor balance». 2017 fue la más temprana registrada en la bodega de La Horra. El fenómeno meteorológico que marcó la añada fue la brutal helada de advención que se produjo la noche del 27 al 28 de abril. La producción se mermó significativamente pero «el vino se presenta elegante y fresco con capacidad para seguir creciendo».

De Rioja Santolaya presentó su vino estrella, Cirsión de las añadas 2018, 2019 y 2020, procedentes de una selección de racimos de diversas parcelas de viñedo viejo con una producción que oscila entre 2.000 y 5.000 botellas. «Fueron 3 añadas muy diferentes. La primera más lluviosa y fría, complicada con granizo, botritis... y vendimia tardía. El vino sin embargo es muy profundo con enorme volumen y lleno de matices. La añada 2019 fue extraordinaria, una locura. La maduración fue excelente. El vino de gran intensidad ofrece una sensación plena en boca. La de 2020 fue la del Covid, la viña estaba sola, pero la metereología ayudó. Y el vino es intenso, voluminoso y fresco al mismo tiempo».

El director general de Roda presentó también la última añada de su blanco, la 2021. «Los propietarios de la bodega nos pidieron que hicieramos un blanco, pero nosotros queríamos hacer uno distinto. Y nos costó. Hasta que conseguimos hacer este, de otoño, lejos de esos aromas tropicales». El vino se elabora fundamentalmente con Viura y una pequeña parte de Malvasía de Rioja y Garnacha Blanca. Pasa 18 meses en bocoyes de roble francés y 18 meses en botella antes de salir al mercado.

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