Banquete celebrado en Vista Alegre (Bilbao) en homenaje al torero Fortuna, 1916. ABC

Aquellos menús de Vista Alegre

Historias de tripasais ·

Las comilonas taurinas se convirtieron en un elemento clásico de la Semana Grande de Bilbao durante el siglo XIX

Ana Vega Pérez de Arlucea

Viernes, 23 de agosto 2019, 10:16

Puede que el entusiasmo por el mundo del toro haya decaído en los últimos años, pero a pesar de ello las corridas de la feria bilbaína y su ambiente siguen siendo un lugar de ésos donde dejarse ver durante Aste Nagusia. Las corridas fueron de ... hecho la gran excusa para la celebración de las fiestas de agosto en el siglo XIX, cuando gigantes, cabezudos y pases de muleta constituyeron el alma de los festejos y prácticamente todo el programa de actividades se limitaba a ellos.

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Así pues, no es de extrañar que los banquetes taurinos, organizados directamente por la junta de Vista Alegre o por peñas de aficionados, fueran un elemento clave de la antigua Semana Grande. Tampoco que numerosos establecimientos de hostelería de la capital vizcaína hayan estado tradicionalmente vinculados al mundo taurino y sus célebres protagonistas, entre ellos el Hotel Carlton, el de Inglaterra, la Taberna Taurina, el txakoli de Zollo o los restaurantes Shanti El Marinero o el mismísimo Amparo de las hermanas Azcaray.

Menú del Hotel Antonia para la Junta de Vista Alegre, 22 de agosto de 1917. Blog de Federico Escudero.

Este último, templo de la gastronomía vasca entre 1879 y 1918, fue uno de los primeros negocios a los que acudió la Junta Administrativa de Vista Alegre para encargar el servicio de almuerzos que ofrecía a sus invitados en los comedores de la plaza de toros. Después del Amparo se les encomendaría esta misión de cátering al Hotel Antonia, al de La Eibarresa (calle Ribera, 12), luego durante nada menos que tres décadas a Pura Iturralde, dueña y señora de los fogones de Shanti El Marinero (calle Machín, justo al lado del coso bilbaíno) y a partir de su cierre en 1970 al Matxinbenta de Ledesma.

En el Museo Vasco del Casco Viejo se atesoran varios de los menús de estos banquetes, que se celebraban diariamente a lo largo de los días de feria. También podemos ver varios de ellos, más antiguos, en un blog dedicado a la vida y obra del arquitecto y gran aficionado a los toros Federico Ugalde Echevarría (1873-1968). La minuta para la primera corrida de 1917 (celebrada el 22 de agosto con un plantel formado por Gallo, Cochero y Joselito) fue servida por el Hotel Antonia de El Arenal e incluyó por ejemplo entremeses, puré de alubias, paella a la valenciana, pollo a la española, bacalao a la vizcaína, lenguado, rosbif, ensalada, pastel de espinacas, frutas, quesos, café y cigarros, además de vinos de Bodegas Bilbaínas, borgoña y limonada del país.

Menú escrito a mano para la corrida del 19 de agosto de 1918. Blog de Federico Escudero.

Estos festines se caracterizaron siempre por su generosidad en cuanto al número de platos y por mezclar recetas tradicionales vascas con otras como la paella o el pollo asado, que entonces se solían consumir únicamente en ocasiones especiales. En resumen, se ofrecía una comida suculenta y relativamente sencilla pero contundente, idónea para que a más de uno le costara hacer la digestión en el tendido, encima a pleno sol de agosto.

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Solían comenzar la sesión con puré de habas o de alubias roja y algunas veces sopa o fritos variados, seguidos de al menos cuatro platos principales como calamares en su tinta, revuelto de perretxikos, merluza a la mahonesa o en salsa verde, langosta a la americana, bacalao al pil-pil, solomillo con setas, pollo con ensalada o chuleta. Todo esto siempre regado con rioja (habitualmente de Bodegas Bilbaínas), limonada de txakoli, coñac, anís y otros licores y endulzado con postres tan de raigambre bilbaína como las tostadas de crema.

El menú del 18 de agosto de 1919.

Con el tiempo, además de estos banquetes especiales de Vista Alegre se convertirían también en tradición los del Club Cocherito o acudir simplemente a comer donde Pura Iturralde, musa del rabo de toro de la que tendremos que hablar largamente otro día. Disfruten de mientras de las fiestas y de la buena mesa, tenga o no sobremesa taurina.

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