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Si hace un año (quizás menos) Boris Johnson hubiera aplastado a sus rivales en una contienda electoral, la UE lo habría sentido casi como una patada hacia el averno.Que el estrambótico líder británico –el tipo que instigó el Brexit con mentiras y que dinamitó ... sistemáticamente a su predecesora, Theresa May– amarrase entonces una mayoría absoluta habría supuesto un drama de dimensión épica. Pero paradójicamente hoy Bruselas respira con alivio. 'Domesticó' al 'tory' en octubre, cuando consiguió que aceptase el acuerdo que permitirá la primera escisión ordenada del proyecto europeo. Y su necesidad de controlar Westminster era compartida en el club.
Pragmatismo puro y duro. Porque esa mayoría absoluta allana la ratificación parlamentaria del acuerdo de 'buen divorcio' para que, a partir del 31 de enero, las dos partes muevan el Brexit a la siguiente casilla. Así que los líderes felicitaron ayer al británico, relegaron la pena por la fragmentación histórica y proyectaron casi de forma unánime cuatro mensajes muy concretos: el embrollo no tendrá un final traumático;para la UE «es bueno que exista una mayoría clara en Londres»;el Acuerdo de Retirada ha de recibir el 'ok' de Westminster «lo antes posible» (ya lo ha rechazado en cuatro ocasiones). Y lo que vendrá después, las negociaciones sobre la relación futura ya con un tercer Estado, van a ser aún «más complejas».
El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, fue el que dio con la clave de todo:«Lamento que Reino Unido se vaya, pero llevamos ya tres años de bloqueo y me siento aliviado».
Johnson arrasó. Así que los jefes de Estado y de gobierno no dedicaron ni 40 minutos al Brexit, que figuraba ayer en la agenda de la cumbre de Bruselas. Un escueto texto de conclusiones que reafirma la unidad de los Veintisiete, y lo ya dicho, que el acuerdo se apruebe en Londres «lo antes posible» y que lo que en él se dice (esas casi 600 páginas) se «implemente de forma efectiva». También confirma a Michel Barnier al timón de la siguiente fase de la negociación.
Fase sobre la que el presidente español en funciones, Pedro Sánchez, advirtió: «Vamos a estar vigilantes para que (la futura relación) sea respetuosa con el mercado interior». El nuevo pacto comercial (pero también en materia de seguridad o defensa) con el que ya sería un competidor de la UE no se suscribirá «a cualquier precio», enfatizó el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. «Lealtad, equilibrio e igualdad de condiciones» estarán en la base. ¿El problema? Debe amarrarse en once meses, antes del 31 de diciembre de 2020. Y ejemplos del pasado advierten de que el reto roza lo quimérico.
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