
Darío Menor
Viernes, 4 de septiembre 2020, 12:53
El fin del mundo existe y está sólo un poco más allá de la isla de Lampedusa, en el centro del Mediterráneo. Es lo que pensaban un hombre y una mujer que fueron socorridos por la Guardia Costera italiana en las cercanías de la isla de Ústica, frente a Palermo, cuando estaban agotados, sedientos y corrían el riesgo de naufragar en una pequeña barca con la que trataban de confirmar sus teorías terraplanistas. La odisea de esta pareja de venecianos que trataban de demostrar su peculiar concepción del mundo tuvo lugar en abril, en pleno confinamiento, aunque no se conoció hasta esta semana, cuando la desveló Salvatore Zichichi, el médico de la oficina de sanidad marítima que les atendió en la capital siciliana.
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El hombre y la mujer partieron de Venecia violando todas las restricciones en la primera oleada de la pandemia y se dirigieron en automóvil hasta Termini Imerese, una localidad cercana a Palermo donde vendieron su coche y, con el dinero que obtuvieron, compraron una embarcación, que debía llevarles hasta Lampedusa y, desde allí, descubrir el fin del mundo. «La cosa divertida es que se orientaban con una brújula, un instrumento que funciona sobre la base del magnetismo terrestre, un principio que ellos, que son terraplanistas, deberían rechazar», comentó Zichichi en declaraciones al diario turinés 'La Stampa'.
No duró mucho el viaje de la pareja, cuya identidad no ha sido revelada y de ellos apenas se sabe que son de mediana edad. Poco duchos en las artes de la mar, en lugar de circunnavegar Sicilia para dirigirse luego hacia el sur en dirección a Lampedusa, se equivocaron de ruta y acabaron en las inmediaciones de Ustica, al norte de Palermo. Cuando fueron interceptados por los agentes de la Guardia Costera y de los Carabinieri, éstos no salieron de su asombro porque los viajeros les pidieron a gritos que dejaran sus teléfonos móviles, pues consideraban que podían resultar artefactos peligrosos.
Los terraplanistas fueron escoltados hasta el puerto de Palermo, donde debían pasar una cuarentena de quince días, aunque trataron de escapar. La fuga duró poco, pues no fueron capaces de maniobrar la barca y tuvieron que ser nuevamente socorridos por la Guardia Costera. «Pocos días después intentaron escaparse de nuevo y acabaron en casa de un mitómano que aseguraba ser positivo a la Covid, aunque afortunadamente no lo era», explicó Zichichi. Tras verse obligados a pasar una nueva cuarentena y cuando se levantaron las restricciones a la movilidad en todo el país, finalmente pudieron volver a Venecia, dejando en el puerto de Palermo la barca con la que creyeron que alcanzarían el fin del mundo.
En la capital siciliana tienen experiencia con estas teorías anticientíficas, ya que la ciudad acogió el año pasado un convenio de terraplanistas. Los participantes hablaron de que los astronautas son actores, la vuelta al mundo una mentira y que nos es más que un complot la idea de que la Tierra es esférica. En su opinión, el Planeta es plano y tiene como centro el Polo Norte.
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