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Paula Rosas
Corersponsal en París (Francia)
Miércoles, 1 de mayo 2019, 19:27
En estado vegetativo desde que sufrió un accidente de coche en 2008, Vincent Lambert, símbolo del debate sobre la eutanasia en Francia, podrá ser desconectado de las máquinas que lo mantienen con vida y acabar así con el «ensañamiento terapéutico» que sufre debido a la ... disputa en el seno de su familia sobre cómo debe acabar sus días este este antiguo enfermero. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha avalado la decisión del Consejo de Estado francés de cesar la alimentación e hidratación artificiales. Previsiblemente es la última etapa de una batalla judicial que dura ya seis años y ha desgarrado a una familia.
Los padres de Lambert, de profundas convicciones religiosas, se oponen al fin de los cuidados de su hijo. El pasado 23 de abril, un día antes del fallo de la máxima instancia administrativa francesa, habían acudido al tribunal de Estrasburgo con la esperanza de que se aplicaran medidas provisionales para suspender la posible orden de desconectar a Vincent, de 42 años. Pero el tribunal ha rechazado su petición y avala la orden del jefe de la unidad de pacientes con lesiones cerebrales del hospital universitario de Reims de paralizar el tratamiento. Una decisión que apoyan también su esposa, Rachel Lambert, y cinco de sus hermanos.
Según los médicos, Lambert, tetrapléjico y en estado vegetativo, sufre lesiones cerebrales «irreversibles». Aunque puede respirar por sus propios medios, su estado se deteriora lentamente y sin esperanza de que pueda recuperarse. La disputa legal sobre el fin de su vida comenzó en 2013 y varias autoridades judiciales, entre ellas el Consejo de Estado en 2014 y el tribunal de Estrasburgo en 2015, han dado la razón a la esposa y los hermanos que, apoyados por los médicos, quieren desconectar y sedar a Vincent para que deje de sufrir. Los padres y otra de las hermanas han agotando todos los recursos judiciales para que Lambert sea mantenido con vida y «estimulado». La última instancia es el Comité internacional de los derechos de las personas discapacitadas de la ONU, el clavo al que se aferran los padres de Vincent.
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