Mario Draghi.

Draghi asegura que el BCE tiene «las herramientas necesarias» para responder a la nueva crisis

El presidente del Banco Central Europeo admite que la evolución económica «está siendo más floja» de lo previsto, pero descarta que pueda derivar en otra recesión

Martes, 15 de enero 2019

El Banco Central Europeo tiene «las herramientas necesarias» para responder a una hipotética nueva recesión económica, sostuvo este martes Mario Draghi, durante una comparecencia en la Eurocámara. La política monetaria está estabilizada, defendió «y cuando los bonos lleguen a su vencimiento se ... seguirán comprando, lo que significa que habrá 15 millones de compras de bonos al mes este año y probablemente el siguiente». Fue su respuesta a una de las intervenciones más críticas que debió escuchar durante el debate del informe del BCE de 2017. Era el segundo acto en el que participaba el italiano en el legislativo de Estrasburgo. Por la mañana lo había hecho en una sesión plenaria para conmemorar el aniversario del euro, en la que defendió la necesidad de «seguir reforzando la eurozona» porque «no hay más alternativa».

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Pero Draghi, que abandonará el cargo en noviembre, también quiso dejar claro que los síntomas de menor crecimiento que se advierten en la economía del club no apuntan hacia una recesión. Admitió que sí, que «las tasas de crecimiento son más bajas de lo esperado», pero la «imagen estática» transmite aún que «el consumo aumenta, que las inversiones también lo hacen con el apoyo de la política monetaria, que las exportaciones, aunque crecen menos, crecen y que el mercado laboral sigue en buenas condiciones». Habló de 19,8 millones de puestos de trabajo creados en Europa desde 1998.

Pero la evidencia del frenazo, la menor carburación del motor alemán… «sí los datos (de evolución económica) son más flojos de lo que esperábamos y más bajos incluso de lo que podíamos llegar a pensar», insistió. ¿Pero es una bajada con efecto rebote o el principio de una recesión? Él mismo se hizo la pregunta y él mismo se la respondió: «Es una ralentización que no se dirige hacia una recesión. Ahora bien, su duración dependerá de múltiples factores». Draghi señaló los ya conocidos: las incertidumbres geopolíticas, las tensiones con China o el 'Brexit'. Incertidumbres que tienen un coste «como la reducción de la confianza de las empresas o de los propios consumidores».

Un contexto que no deja espacio «para la complacencia» y que requiere mantener «significativos estímulos monetarios», añadió a continuación el responsable del BCE, además de avanzar en los pilares que reforzarían la arquitectura de la zona euro: la unión bancaria y la reducción de riesgos, la unión del mercado de capitales y la creación de un partida presupuestaria común. «Si se dan las dos primeras ya habremos mejorado mucho las cosas».

El economista italiano, que asumió las riendas de la institución en 2011, aseguró también que las dos primeras décadas de la zona del euro «han visto una evolución en la forma en que el BCE lleva a cabo su política monetaria». «Ante las amenazas sin precedentes a la estabilidad de precios, el BCE adaptó sus instrumentos de política para continuar cumpliendo su mandato y seguiremos haciéndolo cuando sea necesario con independencia», reforzó, para «actuar de manera rápida y flexible ante los choques, especialmente en tiempos excepcionales». Draghi se congratuló de que «la zona euro haya salido de una crisis tan grave que llegó a amenazar su existencia».

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