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JUAN CARLOS BARRENA
BERLÍN.
Viernes, 1 de septiembre 2017, 02:00
El ministro germano de Exteriores y expresidente del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Sigmar Gabriel, conmocionó este jueves a sus correligionarios y provocó un sonado revuelo en la campaña electoral al dar por perdidas las legislativas del próximo 24 de septiembre cuando reconoció indirectamente que ... los conservadores liderados por la canciller federal, la cristianodemócrata Angela Merkel, ganarán los comicios. Bastó una sola frase en una entrevista televisada con el semanario 'Der Spiegel' para atribuir a Gabriel la falta de fe en su propia formación.
«Una gran coalición carece de sentido, porque el SPD no podrá imponer en ella al canciller», dijo el antiguo líder socialdemócrata al ser preguntado por la posible continuidad de la alianza entre los dos grandes partidos germanos que gobierna el país desde hace cuatro años. Algo que inmediatamente fue interpretado como el reconocimiento de que el SPD sería de nuevo, en ese supuesto, el socio menor de la gran coalición, liderada una vez más por los cristianodemócratas y socialcristianos bávaros (CDU/CSU) y con Merkel como jefa de Gobierno.
Alarmado por las consecuencias del desliz, Gabriel trató pocas horas después de puntualizar sus propias palabras y desmintió mediante un comunicado de prensa que pusiera en duda un triunfo electoral del SPD. «Quien afirma eso dice tonterías», señaló el jefe de la diplomacia alemana, para seguidamente subrayar que la carrera entre Merkel y el candidato del SPD a la jefatura del Gobierno alemán, Martin Schulz, sigue abierta. Gabriel recordó además un sondeo del instituto demoscópico Allensbach de la pasada semana, según el cual la mitad del electorado alemán aún no ha decidido su voto y subrayó que el duelo televisivo del próximo domingo entre Merkel y Schulz podría dar un vuelco a las encuestas. Estas indican unánimemente que los conservadores obtendrán en las elecciones entre un 37% y un 40% de los votos y los socialdemócratas, entre un 22% y un 24%.
En su entrevista con el semanario germano, Gabriel insistió en las posibilidades de Schulz de convertirse en canciller federal, pero dejó claro que lo considera poco realista en el caso de que los resultados electorales solo den para una gran coalición. Fue el momento en el que se le escapó una nueva frase que constata su falta de fe en el triunfo de su formación: «Entonces Schulz puede ir haciendo las maletas, porque con esa opción no será canciller», dijo el expresidente del SPD.
Sin embargo, todos los sondeos indican que los socialdemócratas no podrán aspirar a liderar el Gobierno con otras alianzas alternativas. Ni una coalición del SPD con Los Verdes y La Izquierda, o con Los Verdes y los liberales (FDP), obtendría una suficiente mayoría parlamentaria.
Los socialdemócratas apuestan ahora a todo o nada en el duelo televisado de Merkel y Schulz este domingo, el único de toda la campaña. Consciente de que se trata de su última oportunidad, Schulz lleva semanas preparándose con un entrenador retórico para conseguir dar un «giro estratégico» a la carrera por la Cancillería Federal. El candidato del SPD no ha conseguido hasta ahora socavar la popularidad de su rival y tendrá complicado criticar la política del Gobierno de los últimos cuatro años, cuando su propio partido ha formado parte del mismo y es responsable en igual medida que los conservadores y su canciller de las decisiones tomadas.
Angela Merkel ha comentado que se alegra del enfrentamiento a dos ante las cámaras. En las entrevistas que ambos han concedido hasta ahora por separado en las cadenas públicas de televisión, la canciller sacó mejores notas. Para Schulz, al que nadie concede una oportunidad de triunfo, el duelo solo puede valer para tratar de arrastrar a sus filas al mayor número posible de electores indecisos. Y para intentar mejorar los resultados obtenidos por los dos anteriores candidatos del SPD, ambos caidos en su intento de derrocar a Merkel. A la vista de las encuestas, mejorar el 25% conseguido por Peer Steinbrück hace cuatro años sería ya todo un éxito, pero caer por debajo del 23% de Frank Walter Steinmeier en 2009, el mínimo histórico del SPD, sería un rotundo fracaso.
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