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Las primeras elecciones en Europa bajo el síndrome del coronavirus cumplen, de momento, con lo que todos, políticos y ciudadanos, esperaban: un aumento de la abstención. Poco después de mediodía, la participación en los comicios municipales de Francia se cifraba en el 18,38% de los electores, cinco puntos menos respecto al 23,16% de la anterior convocatoria de 2014. A las tres de la tarde, muchos de los 35.000 colegios abiertos en el país aparecían desiertos o casi vacíos, sobre todo en los municipios pequeños. Queda la tarde. Hay 48 millones de personas llamadas a votar.
En París la situación era, en cambio, más difusa: pese al cierre de los establecimientos de hostelería, numerosos ciudadanos habían salido a la calle a disfrutar de una de las mañanas más apacibles y con mejor temperatura de las últimas tres semanas. A pasear. Algunos admitían que se dirigían a los colegios electorales. «Si nos dejan ir al supermercado, ¿por qué no vamos a votar, que es más rápido?», argumentaba más de un votante.
Francia encara hoy un desafío frente al brote que su presidente, Emmanuel Macron, resumió el pasado jueves con dos palabras: «Continuidad democrática». La voluntad del pueblo para garantizar un sistema y un bien político y social especialmente valorado en el país vecino, aunque incluso ayer, minutos antes de que abrieran los colegios electorales, las redes sociales se llenaran de mensajes que llamaban a evitar las urnas como medida de prevención ante los contagios del Covid-19. En 72 horas, el número de infecciones se ha duplicado y a muchos les llama la atención que en un país donde se han prohibido las concentraciones superiores a cien personas hoy miles de ellas acudan a recintos cerrados a votar.
Entre estas personas figura el presidente, que depositó tranquilamente su voto en Touquet, una localidad situada al norte del país. «No solo soy el garante de la salud de nuestros ciudadanos, sino también de la vida democrática de nuestro país», ha declarado Macron, antes de enviar un mensaje de unidad a la población: «Vamos a superar esta crisis de una manera: comportándonos juntos con responsabilidad, y ejerciendo esa responsabilidad entre nosotros».
Lo cierto, dentro de la indiferencia que la campaña ha generado en la última semana entre los franceses, más preocupados por el cierre de los centros escolares o la repercusión de las medidas de protección sanitaria en el empleo, es que esta mañana han podido completarse la mayoria de las mesas electorales. Y eso, a pesar de que bastantes ayuntamientos habían advertido de las dificultades surgidas a causa de las bajas de presidentes y vocales bien por la infección o por verse sometidos a medidas de aislamiento preventivas. En París, la organización electoral considera «milagroso» que se hayan podido constituir sus 900 mesas electorales.
En la calle, había votantes que secundaban la decisión de Macron de continuar adelante con el proceso electoral. «Tenemos que votar. No hay casi nadie y el riesgo es pequeño», confesaba a los medios un matrimonio jubilado afincado a las afueras de la capital gala. Sus hijos, en cambio, de entre 40 y 32 años de edad, no acudirán a las urnas. «Hay que votar, es una cuestión de conciencia y está todo muy controlado sanitariamente», comentaba una mujer a la salida de un centro electoral próximo a Toulouse.
Frente a ellos, otros vecinos han optado por lo contrario al estimar que «el riesgo está ahí». Incluso, alguno ha mencionado el caso de España, donde hace apenas unos días seguían abiertos los campos de fútbol y el pasado domingo se celebraban las manifestaciones del 8-M y hoy se ve inmersa en una potente escalada de contagios. Cuenta también en este hecho que la jornada electoral ha amanecido hoy bajo el impacto emocional del cierre de establecimientos no imprescindibles decretado por el Gobierno francés en la noche del sábado, que ha dado a las ciudades cierto aire distópico. «Invita a quedarse confinado», según una vecina de París, por cuya alcaldía pugnan tres candidatas, auténticas pesos pesados de la politica francesa: la socialista Anne Hidalgo, actual regidora de la ciudad, Agnès Buzyn, exministra de Sanidad y aspirante del partido de Macron; y Rachida Dati, representante de la derecha por Los Republicanos, exministra durante el mandato de Nicolás Sarkozy y a quien los sondeos sitúan como la contrincante más seria frente a Hidalgo.
Sí es cierto que los colegios electorales mantienen una estricta higiene. Además de las cabinas diseñadas para evitar contagios, todos cuentas con abundante gel desinfectante y una persona que se encarga continuamente de la limpieza. Significativamente, el Gobierno ha conseguido que la inmensa mayoría de los votantes se lleven su propio bolígrafo. Aunque existe orden de guardar la distancia de seguridad superior a un metro, en algunos centros populosos se han visto ciertas aglomeraciones de ciudadanos en el exterior. Las medidas sanitarias se extenderán tras el cierre de las urnas al conteo de las papeletas. Algunos medios no descartaban que todas las precauciones exigidas pudieran retrasar ligeramente los resultados de esta primera vuelta.
Porque esta es, en efecto, la primera de las dos vueltas de los comicios municipales. El sistema francés se rige por el sistema de doble vuelta y el próximo domingo, día 22, será la definitiva: la que dicte quién gobernará el buque insignia de la política local gala, París, y qué partido dominará en la mayoría de las alcaldías del país. Los sondeos de campaña han sido pesimistas para el partido del presidente, un factor que habría colaborado a su decisión de mantener la convocatoria electoral para ahorrarse las críticas de haberlas retrasado por su adversa posición en las encuestas.
Ahora la cuestión se centra en los próximos siete días. Queda por ver la evolución de la epidemia y si un aumento considerable de las infecciones y los fallecimientos (un pronóstico que muchos dan por hecho a la vista de lo sucedido en Italia o España) obligará a aplazar, esta vez sí, la conclusión de las elecciones municipales. No sería el primer país en hacerlo. Hoy mismo el Gobierno de Irán ha retrasado la segunda vuelta de sus elecciones legislativas, previstas para el 17 de abril, hasta el 11 de septiembre tras contabilizarse ya 13.938 infecciones y 722 fallecimientos en el país a causa del coronavirus. Irán ha pedido a también a sus ciudadanos que se confinen en sus casas.
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