Las cifras del yihadismo europeo: más intentos de masacre que atentados cometidos

Estos datos figuran en el informe recién editado por el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo y que se titula 'La yihad en Europa: Desarrollo e impacto del terrorismo yihadista en los países de la Unión Europea (1994-2017)'. El trabajo ha sido elaborado por Luis de la Corte Ibáñez, director de estudios estratégicos e inteligencia de la Universidad Autónoma de Madrid. Es una recopilación exhaustiva que reúne toda la estadística sobre las actuaciones yihadistas en Europa y que según ha señalado su propio autor a ELCORREO.COM pone de relieve «la evolución de los atentados yihadistas en un largo periodo de tiempo».

«Hasta ahora», añade «las estadísticas de los ataques islamistas se referían a periodos más cortos de tiempo por lo que en ocasiones parecía que se habían acabado. Si se observa un periodo más largo se ve que nos enfrentamos a un terrorismo que va por oleadas», agrega el experto. Su estudio establece tres momentos que definen esos tramos de tiempo que caracterizan al yihadismo europeo. El primero comienzo en 1994, con los ataques del GIA argelino en París, y llega hasta el 11-S. El segundo plazo va del ataque a las Torres Gemelas -el punto álgido de Al Qaida- a las revueltas de la llamada Primavera Árabe. Y el tercer tiempo va de esa revolución, en la que el Estado Islámico se hizo fuerte, hasta hoy.

Los datos de estas oleadas son estremecedores y demuestran que el yihadismo combina momentos de invisibilidad con ataques encadenados en muy poco tiempo. Entre 1994 y 2013, por ejemplo, se produjeron 271 asesinatos a manos de islamistas en Europa. El grueso de los atentados se concentra entre 2001 y 2007, en los que fallecieron 247 personas, entre las se encuentran los 194 asesinados por el atentado del 11-M de 2004 en Madrid. En los años previos, sin embargo, Al Qaida y organizaciones similares estaban presentes pero su actuación era mínima. Entre 1994 y 2000 mataron a 13 personas en la UE y entre 2008 y 2013 acabaron con la vida de once ciudadanos. La aparición del Estado Islámico en 2014 supuso un sangriento cambio de tendencia. Entre 2014 y 2017 asesinaron a 354 personas, 83 más que en los seis años anteriores.

Si las tentativas de los yihadistas se hubieran llevado a cabo, la cifra se habría multiplicado de forma exponencial. En este sentido, el informe del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo pone de relieve que estos ataques que no llegaron a tener lugar eran «de una gran letalidad». No se trataba de ataques selectivos en los que se pretendía eliminar a un grupo de personas -como pudo ser el atentado contra Charlie Hebdo- sino que los objetivos eran centros comerciales, campos de fútbol o medios de transporte público. En tres casos, por ejemplo, yihadistas europeos pretendían hacer estallar en el aire vuelos procedentes de la UE que se dirigían a Estados Unidos.

Al analizar los atentados frustrados en Europa, Luis de la Corte tienen en cuenta los distintos contextos en los que se llevan a cabo esas operaciones y los datos que ayudan a entender tanto las oleadas de atentados como la capacidad policial para evitarlos. «Cuando el Estado Islámico se hace más fuerte en Siria y miles de jóvenes radicalizados viajan a ese país ayudar a la yihad, las fuerzas de seguridad tienen que comenzar a recopilar información de un fenómeno nuevo. Hay un momento en el que casi se ven desbordadas. Pero cuando los yihadistas comienzan a regresar y el Estado Islámico empieza a ser derrotado se produce un doble factor: la policía ya posee más documentación sobre las redes terroristas y además desciende la motivación de los islamistas al ver que están perdiendo la guerra. La eficacia terrorista disminuye», afirma el experto.

Los datos de detenciones en Europa son contundentes. Entre 2006 y 2013, las policías detuvieron a 1.380 personas. De ellas, 395 fueron capturadas en el último año, lo que significa que uno de cada cuatro arrestos se acumula en 2013. En ese momento la guerra de Siria llevaba ya dos años de enfrentamientos y el Estado Islámico estaba operativo y en un año anunciaría su califato. Pero el EI, de nuevo, supone una excepción estadística. En dos años de vida de este grupo, las fuerzas de seguridad detuvieron a 1.405 personas, es decir a 125 más que en siete años de actuación de Al Qaida y sus franquicias.

Aunque Luis de la Corte se centra en el análisis cuantitativo y no realiza un estudio sobre cuáles son las perspectivas futuras del yihadismo, sí que reconoce que en estos momentos el gran factor de incertidumbre tanto para la geopolítica como para la evolución del yihadismo es la situación de Siria. «Es un conflicto que va a tardar en arreglarse. El Estado Islámico pudo ser derrotado porque había una confluencia de diversas potencias que formaron un frente común. Pero ahora Bashar al Ásad está recuperando el territorio perdido y cuenta con el apoyo de Rusia e Irán, que pueden dominar la región si Estados Unidos se retira como ha anunciado Trump. E Israel, que la pasada semana ya bombardeó una fábrica de armas químicas, está muy preocupado por la región. Es un escenario muy confuso. A los terroristas siempre se les puede aplicar el refrán 'A río revuelto ganancia de pescadores', así que esa inestabilidad siria les beneficia», asegura el experto.