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Iñigo Gurruchaga
Londres
Lunes, 9 de julio 2018, 17:14
El ministro de Exteriores británico, el conservador Boris Johnson, ha dimitido de su cargo, según ha anunciado Downing Sreet, despacho oficial de la primera ministra, Theresa May. La renuncia de Johnson, uno de los miembros del Gobierno conservador más favorables a un «brexit» duro, ... se produce poco después de la dimisión anoche del ministro para la salida de la Unión Europea (UE), David Davis, lo que agrava la crisis interna del Gabinete y la convierte en una tormenta quer amenaza con desastibilizar a la propia May y forzar su salida del cargo.
En las horas posteriores a la dimisión de David Davis han anunciado su renuncia algunos cargos políticos de segundo y tercer nivel, pero ha causado más sorpresa la del disidente Boris Johnson, que filtró a los medios de comunicación este fin de semana que no comparte el plan de May, que habría descrito durante el debate ministerial como un intento de 'abrillantar un zurullo'. El grupo más euroescéptico de diputados ha calificado el plan como «un 'Brexit' como un agujero negro».
La cascada de dimisiones comenzo poco antes de la noche del domingo, 48 horas después de que la primera ministra anunciase que el Gabinete había llegado a un acuerdo sobre la futura relación que desea con la Unión Europea, y a una hora inoportuna para la toma de decisiones graves y para captar la atención del público.
La renuncia del ministro para la salida de la Unión Europea (UE), David Davis, exempresario y exreservista del SAS, unidad de élite del Ejército británico, que alcanzó notoriedad por sus métodos para imponer disciplina en el grupo parlamentario cuando John Major le encargo la gestión de los votos durante la tramitación del Tratado de Maastricht, es un gesto típico de él. Fue ascendido a director general para Europa y abroncaba a diplomáticos europeos en su despacho.
Fue derrotado por David Cameron en la elección para ser líder del partido. Dimitió como responsable de Interior en la primera fila de la oposición y renunció a su escaño para oponerse a las medidas excepcionales de detención de supuestos terroristas sin juicio previo introducidas por el Gobierno de Tony Blair, y fue reelegido en una campaña solitaria en su circunscripción.
Theresa May lo rescató de la relativa oscuridad en su primer Gabinete tras la victoria del 'Brexit' en el referéndum de hace dos años, encomendándole la creación de un nuevo ministerio dedicado a organizar la marcha de la UE. En la campaña Davis participó en actos de un grupo informal de políticos conservadores y laboristas que compartieron mítines con el eurófobo líder del UKIP, Nigel Farage.
May ha nombrado rápidamente a Dominic Raab como nuevo ministro. Su aceptación del cargo significa que está dispuesto a defender el plan aprobado por el Gabinete. El desconcierto de la política británica se ilustra con el hecho de que Davis conociera los detalles del plan el miércoles pero dimitió en los últimos minutos del domingo y que Raab ha aceptado sustituirle sin tiempo para estudiar todo el documento acordado por sus colegas ministeriales y que define ahora su cartera.
Raab es uno de los políticos destacados de la generación de 2010. Hijo de un refugiado judío, estudiante de Derecho en Oxford y Cambridge, forma parte de un grupo de diputados 'tories' que son liberales en cuestiones sociales- aunque May le criticó por calificar a feministas como 'odiosas fanáticas'- y más 'thatcheristas' que May sobre política económica. Raab votó en favor de la marcha británica de la UE aunque la mayoría en su circunscripción, en el sudoeste de Londres, votó por la permanencia.
En su carta de dimisión, Davis recuerda a May que ya quedó en minoría en decisiones del Gobierno sobre la negociación Bruselas. Sobre su orden, por ejemplo, porque Londres aceptó, contra su deseo, que se negociaran primero los términos de la marcha (ciudadanía, factura e Irlanda) y luego las líneas generales de la relación futura. Es un argumento para los pájaros, sobre lo que él hubiese podido lograr, que nadie podrá refutarle nunca.
Pero es el acuerdo del pasado viernes, sobre la propuesta de relación futura, el que fuerza con un retraso sorprendente la dimisión del negociador nominal. Davis cree que preservar el acceso de bienes industriales y productos del sector agroalimentario aceptando las regulaciones europeas llevará a nuevas concesiones y que con ese plan «no regresará el control de nuestras leyes en un sentido real».
La dimisión de Davis confirma su frustración sobre el papel menor que desempeñaba en la negociación con Bruselas, una vez que el más alto funcionario de su ministerio, Oliver Robbins, lo abandonase para trabajar en el Ministerio del Gabinete y en contacto directo con May. Robbins es el negociador técnico y habría tenido gran influencia en la elaboración del documento acordado por el Gabinete el viernes. Raab, más dinámico y trabajador que Davis, tendrá que compenetrarse con Robbins ante negociaciones inminentes y decisivas.
El regreso de Davis y especialmente de su segundo en el ministerio, Steve Baker, a los escaños traseros de la Cámara de los Comunes refuerza al grupo de euroescépticos más recalcitrantes. Tampoco expresan en las últimas horas un deseo de derribar inmediatamente a May. Las circunstancias y el momento para descabalgarla de su liderazgo son difíciles de imaginar. El rechazo de Bruselas a la relación propuesta por Londres crearía quizás un contexto donde maniobras parlamentarias hoy imposibles tendrían más viabilidad.
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