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miguel pérez
Madrid
Sábado, 17 de julio 2021, 00:21
Alemania sigue sumida en el caos. Un total de 15.000 personas, entre ellas 900 militares, trabajan contra el reloj en el oeste del país conscientes de que, apenas dos días después de la fatal madrugada en que todo se inundó a causa del temporal ' ... Bernd', todavía existen zonas de difícil acceso donde los ciudadanos aguardan auxilio, pueden estar heridos o atrapados por el agua.
El país vive el presente. Nadie piensa en limpiar el fango. La prioridad es la búsqueda de personas, el auxilio a los heridos, el realojo de los damnificados y el reestablecimiento de servicios básicos como la electricidad, las comunicaciones y el agua potable. Las riadas han derribado decenas de torres y tendidos, levantado carreteras y puentes e inutilizado durante horas autopistas como la de Lervekusen. Recuperar la energía tampoco resulta tarea fácil. Las brigadas deben cerciorarse previamente de que no hay ciudadanos en casas o garajes semianegados que corran peligro de electrocutarse.
Alemania sufre el drama: al menos 133 cadáveres han sido recuperados, 156 si se suman los hallados en la vecina Bélgica en lo que ya supone una «calamidad europea», en palabras de responsables de la UE. Sin embargo, las autoridades de Renania-Palatinado y Renania-Westfalia del Norte son conscientes de que su cifra seguramente aumentará dado el gran número de personas sobre cuyo paradero no hay pista alguna.
La Policía alemana ha confirmado además otros 618 heridos, la mayoría en el valle de Ahr, donde las carreteras siguen bloqueadas y los puentes, destruidos. También ahí se habla de que varios vecinos fueron arrastrados por las torrenteras que arrancaron sus casas del suelo, y de que entre las víctimas totales destacan muchos ancianos que no pudieron huir del agua. El ministro del Interior del estado, Herbert Reul, ha dado por sentado que varias personas han muerto en ese lugar, pero matizó que la situación todavía no estaba clara. También está previsto que la canciller alemana, Angela Merkel, viaje a las zonas más afectadas de Renania-Palatinado.
A pesar de que la cifra oficial de desaparecidos estimada por la Policía había sido fijada en un centenar, el Gobierno municipal de Coblenza, histórica ciudad donde confluyen el Rihn y el Mosela, informó de que 1.350 personas permanecen sin localizar en el valle medio-alto del Rhin. Se da por hecho que, aparte de quienes están de vacaciones, muchos habitantes no habrán podido ser contactadas por sus familiares debido a la caída de la telefonía móvil y que otros huyeron de sus domicilios a zonas elevadas en los primeros momentos de la avenida.
«Muchísima gente ha perdido sus casas y deambula de un lugar a otro en medio del caos», señaló un portavoz de los bomberos. Lamentablemente, los servicios de urgencia opinan que en ese millar también figurarán vecinos que fueron arrastrados por las torrenteras o murieron en sus hogares.
Cada metro que avanza, el rescate supone un esfuerzo titánico al amparo de la fortuna. Los riesgos son enormes. Todavía llueve, los inmuebles se desploman a causa de los daños infligidos por el embate de las aguas -ayer murieron aplastadas así varias personas que habían decidido volver a sus hogares en Colonia-, hay deslizamientos de tierras y los ingenieros temen que dos embalses, Rurtalsperre y Steinbachtalsperre, revienten e inunden localidades como Heimbach, Nideggen y Kreuzau.
Lo peor son los rostros de desamparo, miedo y estupor de los supervivientes. Y las tumbas no escritas que aparecen por doquier. Los cuerpos arrastrados por las corrientes, ahogados en viviendas y sótanos o localizados en coches destrozados pueden «ir al alza» según el agua descienda en las 23 ciudades afectadas por las inundaciones, informó la Oficina Federal para la Protección. En algunas de ellas, el nivel subió 1,69 metros en la madrugada del jueves. En Schuld, una de las poblaciones peor paradas, el arroyo creció de uno a ocho metros. La ciudad ofrece una imagen insólita con miles de troncos y ramas llenando sus calles.
El nivel del agua no ha bajado en amplias zonas, lo que dificulta el trabajo de bomberos y sanitarios. Los helicópteros tampoco han dejado de volar para evacuar a quienes se subieron al tejado de sus casas y las copas de los árboles para escapar de la crecida. Ni las grúas y las embarcaciones han parado de desalojar a niños y mayores por las ventanas superiores de sus viviendas. El agotamiento empieza a hacer mella. A eso ayuda haber colocado decenas de miles de sacos de tierra para contener nuevas avenidas en puntos críticos.
Media docena de ciudades son ya escenario del despliegue de tropas destinadas a reconstruir provisionalmente las infraestructuras dañadas, después de que el jueves diecisiete ayuntamientos solicitaran ayuda militar para hacer frente a la devastación. La ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer (CDU), ordenó este viernes a la Bundeswehr (las fuerzas armadas) que aplacen todas las misiones, salvo las que estén en curso en el extranjero, porque «la prioridad ahora es el socorro a los alemanes».
De hecho, su departamento declaró la alarma militar. Los impresionantes tanques Dachs, equipados con palas excavadoras, y Buffalo, dotados de grúas, trabajan ya en la retirada de escombros y otros obstáculos para facilitar el paso de los vehículos de emergencia
El Rhin, sus afluentes y otras cuencas menores crecieron súbitamente en la noche del miércoles debido a la tormenta 'Bernd', que dejó hasta 40 litros de agua por metro cuadrados. Las autoridades continuaban este viernes advirtiendo a la población que se retirase de las cercanías de los ríos.
El Estado de Renania-Palatinado ha destinado una partida de urgencia de 50 millones de euros para paliar los daños. Por su parte, el Gobierno federal ha comprometido el envío de amplios fondos, aunque todavía es imposible calcular el alcance de los daños. «El sufrimiento sigue aumentando», declaró la ministra principal del Palatinado, Malu Dreyer.
El temporal también está afectando a Bélgica, donde han fallecido al menos 23 personas y cuatro han desaparecido, según informaciones del diario 'Le Soir'. En la región de Valonia, en el sur del país, unos 41.000 hogares se han quedado sin suministro eléctrico, por lo que las autoridades han anunciado la liberación de fondos de emergencia para ayudar a las poblaciones afectadas.
Las autoridades han alertado de que la «situación en la red de distribución eléctrica sigue siendo extremadamente complicada». Además, la movilidad se encuentra gravemente limitada, con los servicios de trenes y autobuses suspendidos.
El gobernador de la provincia de Lieja, la más afectada, ha alertado de que el número de muertos podría aumentar. «Solo en Lieja actualmente hay 13 personas desaparecidas», ha matizado. «No sabemos nada todavía y todavía no podemos dar una cifra definitiva», ha insistido.
Este mismo viernes, el primer ministro belga, Alexander de Croo, ha declarado el 20 de julio como día de luto nacional en recuerdo a las víctimas de las inundaciones. Así, ha lamentado que espera un «empeoramiento» de las cifras y ha señalado que la situación «sigue siendo crítica» en muchas zonas del país.
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