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El pánico generado por la variante Ómicron del coronavirus ha alcanzado ya a todo el planeta. A pesar de que los casos confirmados aún no ... han llegado ni siquiera al centenar y ninguno de ellos presenta una sintomatología que pueda ser considerada grave, los gobiernos de todo el planeta han optado por cerrar, de una forma u otra, sus fronteras mediante la introducción de límites o prohibiciones a los viajes procedentes del cono sur africano, donde por primera vez se manifestó la cepa B.1.1.529.
Los políticos no han querido esperar a los diagnósticos de los científicos, que han emprendido una carrera contrarreloj para aprender más sobre Ómicron. Reclaman dos o tres semanas porque aún no se ha demostrado que sea más virulenta ni más resistente a la protección proveída por las vacunas. Y hasta subrayan que el blindaje no es una medida útil. No obstante, la impaciencia domina en todas las sedes gubernamentales. Los más de cinco millones de fallecidos en todo el mundo desde que se declaró la pandemia en 2019 pesan demasiado como para tomarse las cosas con calma.
La incertidumbre y la escasa probabilidad de que los científicos avancen con celeridad ha llevado a los países de todo el mundo a apostar por un enfoque de seguridad, conocedores de que brotes anteriores de la pandemia han sido impulsados en parte por las políticas de fronteras laxas.
La UE fue la primera en reaccionar al detectarse el viernes un caso en su territorio, concretamente en Bélgica. Ello llevó de inmediato a Estados Unidos a seguir sus pasos. El prestigioso doctor Anthony Fauci, el experto principal de la Administración Biden sobre enfermedades infecciosas, dijo que no se sorprendería si la variante se encuentra ya en territorio estadounidense. «Aún no la hemos detectado, pero cuando un virus muestra este grado de transmisión, casi siempre va a terminar propagándose por todos lados», afirmó. Sus palabras tuvieron eco instantáneo y ayer el estado de Nueva York declaró el Estado de Emergencia como medida excepcional. Lo determinó sin dilación la gobernadora, la demócrata Kathy Hochul, quien también hizo llamamientos a la población para que usen mascarillas, se vacunen y reciban dosis de refuerzo.
El Gobierno de Israel, que ha clausurado el país durante dos semanas, incluso ha recurrido a los servicios de inteligencia y seguridad general interior, el Shin Bet, para realizar un rastreo de los infectados. La medida, muy discutida por la oposición, ha dado fruto de inmediato con la detección de un caso y la localización de otras ochocientas personas que podrían haber estado expuestas a Ómicron.
Asimismo se quiere implantar la obligatoriedad de que los ciudadanos procedentes de cualquier país, incluidos los vacunados, cumplan tres días de aislamiento tras su regreso. Además, serán sometidos a una prueba PCR en el aeropuerto y deberán hacerse otro test tres días más tarde. Solo después del negativo podrán salir de aislamiento. En el caso de los no vacunados todos los plazos se amplían.
En Australia, las autoridades anunciaron la detección de la cepa en dos pasajeros vacunados que volvían del sur de África y habían llegado a Sídney el mismo día del cierre de las fronteras con nueve países del sur del continente negro. Doce ocupantes del mismo vuelo están en cuarentena. Filipinas, por su parte, anunció la anulación de vuelos de zonas donde se haya detectado la variante y Arabia Saudí extendió la lista de países con los que suspende vuelos a 14 destinos africanos. Kuwait y Catar -importante centro neurálgico aéreo- también aprobaron restricciones con estados africanos.
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