Un ministro talibán muere en un atentado yihadista suicida en Afganistán

La cadena de televisión local Tolo News ha informado del fallecimiento del alto cargo talibán, que no habría sobrevivido a la gravedad de las heridas sufridas a causa de la deflagración, producida en un patio del edificio ministerial. Las mismas fuentes han indicado que la explosión ha dejado otras víctimas mortales y heridos, aunque no han trascendido más detalles al respecto.

El portavoz del Ejecutivo talibán, Zabihulá Muyahid, ha condenado este atentado «cobarde», que atribuye a Estado Islámico, pero que por el momento no ha sido reivindicado por ninguna organización terrorista. Así, acusa al grupo formado por «infieles» que «dicen llamarse musulmanes pero luego llaman apóstatas a otros musulmanes». «Un ataque así no debe debilitar la voluntad de los musulmanes o permitir que estos conspiradores se salgan con la suya frente a nuestro sistema islámico, que es fuerte».

Los talibanes han confirmado la muerte del ministro en un comunicado difundido a través de redes sociales y han lamentado la «pérdida significativa» de «un luchador incansable que ha dedicado su vida a defender a Dios mediante la yihad». «Los enemigos del Islam habían ofrecido 5 millones de dólares (4,7 millones de euros) por su cabeza, y finalmente se ha convertido en un mártir a manos de los que consideran que los que no pertenecen a su grupo están fuera del redil del Islam», recoge el texto.

El recientemente fallecido tenía vínculos con Al Qaida, había recibido sanciones de Estados Unidos y siempre portaba un arma automática. Haqqani, ministro de Refugiados desde septiembre de 2021, era tío de Sirajudin Haqqani, titular de Interior y líder de la red Haqqani, responsable de algunos de los atentados más sangrientos del período en que los talibanes perdieron el poder (2001-2021). La prensa local presenta al clan como una facción pragmática, frente al rigorismo islámico que defiende el líder supremo de los talibanes afganos, el emir Hibatullah Akhundzada, instalado en Kandahar, en el sur del país.

La explosión se produjo en la sede del Ministerio para los Refugiados en la capital de Afganistán. La cuenta de la institución en X, antiguo Twitter, revela que en los últimos días se han celebrado talleres de formación en sus oficinas. Cientos de desplazados suelen abarrotar cada día los pasillos de este departamento ministerial, al que acuden para reclamar ayuda o interesarse por su informe de reinstalación en el país, que cuenta con más de tres millones de desplazados a causa de las guerras de las últimas décadas.

Desde que los talibanes recuperaron el control de Afganistán en agosto de 2021, el número de atentados ha descendido, con el Estado Islámico del Jorasán como único rescoldo de terrorismo, contra funcionarios y edificios de las autoridades.

Este grupo reivindicó en septiembre un atentado suicida que causó seis muertos y 13 heridos ante las oficinas de la Fiscalía general en Kabul. El grupo terrorista afirmó querer vengar así a «los musulmanes encarcelados en las prisiones de los talibanes», que de manera regular anuncian la detención o la muerte de miembros de la organización yihadista.