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El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, advirtió el martes por la noche de que los combates en Gaza se reanudarían «en toda su fuerza» y ... que los que ese día habían dejado más de 400 muertos «eran solo el principio». No mentía. Después de haber convertido en papel mojado la tregua firmada el pasado 19 de enero, ayeer las Fuerzas de Defensa de Israrel (FDI) continuaron con sus ataques por aire y retomaron también las operaciones por tierra en la Franja.
El objetivo de la incursión fue tomar el control del corredor de Netzarim, que divide la Franja en dos. Según las FDI, estas maniobras están destinadas a crear una zona de amortiguación parcial entre el norte y el sur del enclave, y continuarán en los próximos días.
Lo dejó claro en los términos más duros posibles el ministro de Defensa hebreo, Israel Katz, en un vídeo publicado en la red social X: «Ciudadanos de Gaza, esta es vuestra última advertencia. Si el primer Sinwar -en referencia al líder de Hamás- arruinó la Franja, el segundo Sinwar la destruirá por completo. Los ataques aéreos contra Hamás son solo el primer paso. Lo que se avecina será mucho peor y vosotros pagaréis el precio», avanzó el mandatario, añadiendo que «pronto comenzará la evacuación de las zonas en las que se producen combates». Katz, en tono amenazante, añadió que «salvo que todos los rehenes sean liberados y Hamás sea expulsada de toda Gaza, Israel actuará con fuerza nunca antes vista». Si esas condiciones se cumplen, continuó, «se plantearán otras opciones, como la reubicación en otras partes del mundo». La alternativa, concluyó, «es la destrucción total».
En tono algo más conciliador, Netanyahu aseguró que «Israel no pone a la población civil en la diana y que, por eso, advierte de las zonas en las que se van a producir ataques para que la gente pueda buscar refugio en otras que sean seguras.
Sobre el terreno, aunque las operaciones militares de este miércoles no fueron tan intensas como las del martes, Hamás afirmó que al menos 20 personas fallecieron en seis bombardeos que, según Israel, solo buscan destruir objetivos terroristas.
Sin embargo, en el episodio más polémico de todos, un empleado de Naciones Unidas falleció tras el lanzamiento de un proyectil contra el edificio de Deir al Balah en el que se alojaba personal de UNOPS. «El ataque se ha producido hacia las 11:30 de la mañana y se suma a los que este miércoles ya causaron daños en las instalaciones, cuya ubicación había sido comunicada a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que sabían bien dónde se encontraban y quienes trabajaban en su interior», explicó el director ejecutivo de UNOPS, Jorge Moreira da Silva, durante una rueda de prensa en la que subrayó que no había ningún otro edificio alrededor. «También hay al menos otras cinco víctimas, varias de ellas con heridas muy graves», añadio, informando de que algunos han perdido la vista o extremidades.
«Lo que sabemos hasta el momento es que se lanzó o disparó una munición explosiva contra la infraestructura y esta detonó dentro del edificio. Desconocemos en este momento de qué tipo se trata», añadió Moreira da Silva, descartando que la explosión se debiese a las operaciones de desminado que lleva a cabo UNOPS.
«Esto no fue un accidente, fue un incidente. Lo que está sucediendo en Gaza es inadmisible», afirmó el responsable de UNOPS, que se mostró «conmocionado y devastado por esta trágica noticia» y que recordó que «los trabajadores y las instalaciones de la ONU nunca deberían ser objeto de ataques».
En cualquier caso, a la espera de los resultados de la investigación que ha abierto, la ONU aún no señala quienes pueden ser los culpables del ataque y se limita a pedir «que se reanude el alto el fuego, que se restablezca la asistencia humanitaria sin trabas y que los rehenes restantes sean liberados incondicionalmente».
Desde Estados Unidos, este miércoles también se recordó que sigue sobre la mesa su propuesta de alargar la tregua rota por las operaciones israelíes a cambio de la liberación de cinco rehenes, aunque el Departamento de Estado reconoció que, a tenor del cariz que están tomando los acontecimientos, esa es una puerta «que se cierra rápidamente».
En poder de Hamás aún obran 59 rehenes, de los cuales se estima que 24 siguen con vida. Pero, ante la escalada bélica que se está produciendo en Gaza, sus allegados temen que no sea por mucho tiempo, ya que pueden morir tanto como consecuencia de los bombardeos y de las operaciones por tierra de Israel como a manos de los terroristas islamistas, que cada vez tienen menos alicientes para protegerlos.
Por eso, en los últimos días, familiares y amigos de los secuestrados se han vuelto a echar a la calle para exigir que Israel detenga la escalada de violencia y facilite así el regreso de los rehenes.
El martes por la noche, decenas de miles de israelíes protagonizaron varias manifestaciones y este miércoles se volvieron a producir protestas. «Esta ya no es una guerra por algo importante, sino por la supervivencia de este gobierno y de Benjamin Netanyahu», denunciaba uno de los manifestantes, Koren Offer.
Son varios los grupos que organizan estas protestas, cada vez más centradas en la figura del primer ministro. Van desde el Foro Escudo Defensivo, un grupo que representa a exfuncionarios de defensa y seguridad, hasta el Movimiento por un Gobierno de Calidad en Israel, un grupo anticorrupción que participó activamente en una encarnizada batalla en 2023 para limitar el poder del Tribunal Supremo, junto con las familias de los rehenes en Gaza.
Todos ellos componen un movimiento cuya semilla se plantó antes de los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, que desencadenaron la guerra en Gaza. Es un movimiento que surgió cuando Netanyahu intentó destituir al entonces ministro de Defensa, Yoav Gallant, por su oposición a la reforma judicial planeada.
Ahora, la suerte de los rehenes es una de las principales armas de la oposición a Netanyahu, para la que el seis veces primer ministro representa un peligro para la democracia israelí. «Este gobierno no se detiene en los semáforos en rojo. Nuestro futuro está en juego, ¡salgamos a las calles!», arengó desde X el exprimer ministro Yair Lapid.
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