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La lucha de Brillo de Luna

«¡Pinche vieja, vete a la cocina!,» se escucha desde la tribuna mientras la luchadora «Brillo de Luna», con leotardo fucsia salpicado de lentejuelas y botas altas, paraliza con un gancho a Guerrero Nazi, su adversario. A esta deportista mejicana de 42 años, madre de tres hijas, le parece bien que el público masculino la insulte en este combate deportivo-coreográfico. «Significa que estás haciendo bien tu trabajo porque sacan su frustración gritándote en lugar de humillar o golpear a sus esposas cuando vuelvan a casa.« Lucía Urbina, su nombre real, es una de las pocas luchadoras que suben al ring sin máscara para participar en las llamadas peleas mixtas -permitidas hace unos 20 años-, porque representan la “lucha de poder.» “Queremos demostrar al público y a ellos que nosotras también podemos, que no solo ellos y su fuerza, sino nosotras y todas las habilidades que tenemos, pueden sacar adelante un combate y rendirlos.» Siete mexicanas son asesinadas cada día pero sólo un 25% de los casos son investigados como feminicidios, según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.

Sábado, 3 de marzo 2018, 23:32

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«¡Pinche vieja, vete a la cocina!,» se escucha desde la tribuna mientras la luchadora «Brillo de Luna», con leotardo fucsia salpicado de lentejuelas y botas altas, paraliza con un gancho a Guerrero Nazi, su adversario. A esta deportista mejicana de 42 años, madre de tres hijas, le parece bien que el público masculino la insulte en este combate deportivo-coreográfico. «Significa que estás haciendo bien tu trabajo porque sacan su frustración gritándote en lugar de humillar o golpear a sus esposas cuando vuelvan a casa.« Lucía Urbina, su nombre real, es una de las pocas luchadoras que suben al ring sin máscara para participar en las llamadas peleas mixtas -permitidas hace unos 20 años-, porque representan la “lucha de poder.» “Queremos demostrar al público y a ellos que nosotras también podemos, que no solo ellos y su fuerza, sino nosotras y todas las habilidades que tenemos, pueden sacar adelante un combate y rendirlos.» Siete mexicanas son asesinadas cada día pero sólo un 25% de los casos son investigados como feminicidios, según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.

AFP
«¡Pinche vieja, vete a la cocina!,» se escucha desde la tribuna mientras la luchadora «Brillo de Luna», con leotardo fucsia salpicado de lentejuelas y botas altas, paraliza con un gancho a Guerrero Nazi, su adversario. A esta deportista mejicana de 42 años, madre de tres hijas, le parece bien que el público masculino la insulte en este combate deportivo-coreográfico. «Significa que estás haciendo bien tu trabajo porque sacan su frustración gritándote en lugar de humillar o golpear a sus esposas cuando vuelvan a casa.« Lucía Urbina, su nombre real, es una de las pocas luchadoras que suben al ring sin máscara para participar en las llamadas peleas mixtas -permitidas hace unos 20 años-, porque representan la “lucha de poder.» “Queremos demostrar al público y a ellos que nosotras también podemos, que no solo ellos y su fuerza, sino nosotras y todas las habilidades que tenemos, pueden sacar adelante un combate y rendirlos.» Siete mexicanas son asesinadas cada día pero sólo un 25% de los casos son investigados como feminicidios, según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.
«¡Pinche vieja, vete a la cocina!,» se escucha desde la tribuna mientras la luchadora «Brillo de Luna», con leotardo fucsia salpicado de lentejuelas y botas altas, paraliza con un gancho a Guerrero Nazi, su adversario. A esta deportista mejicana de 42 años, madre de tres hijas, le parece bien que el público masculino la insulte en este combate deportivo-coreográfico. «Significa que estás haciendo bien tu trabajo porque sacan su frustración gritándote en lugar de humillar o golpear a sus esposas cuando vuelvan a casa.« Lucía Urbina, su nombre real, es una de las pocas luchadoras que suben al ring sin máscara para participar en las llamadas peleas mixtas -permitidas hace unos 20 años-, porque representan la “lucha de poder.» “Queremos demostrar al público y a ellos que nosotras también podemos, que no solo ellos y su fuerza, sino nosotras y todas las habilidades que tenemos, pueden sacar adelante un combate y rendirlos.» Siete mexicanas son asesinadas cada día pero sólo un 25% de los casos son investigados como feminicidios, según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.
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