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El último rastro que se tiene de Meng Hongwei desde el pasado 29 de septiembre acaba en la terminal de salidas del aeropuerto de Lyon. Ese día se despidió de su mujer e hijos y tomó desde la localidad francesa en la que vive desde ... hace dos años un vuelo rumbo a China, su país natal. El avión llegó a su destino sin incidentes pero su familia nunca recibió el mensaje de confirmación que esperaban y desde entonces aguardan ansiosos noticias de él. La historia bien podría ser el arranque de una novela policiaca, pero es fruto de la pura realidad y el protagonista es nada menos que el presidente de Interpol.
La enigmática desaparición saltó ayer a la luz al dar a conocer la Policía francesa que ha abierto una investigación a raíz de que la esposa de Meng acudiera a las autoridades de Lyon a dar parte de lo sucedido, angustiada por no saber nada de su marido desde la partida. El régimen de Pekín guarda entretanto silencio y ninguno de los medios de la China continental, fuertemente censurados, se ha hecho eco de lo sucedido. Sin embargo, una fuente no identificada desveló ayer al diario hongkonés 'South China Morning Post' que el presidente de Interpol fue retenido nada más llegar y está «bajo investigación».
«Se lo llevaron» las autoridades de disciplina del Partido Comunista para ser interrogado «tan pronto como aterrizó», recoge el rotativo. El relato coincide con la teoría del diario 'Le Monde', que apunta que la desaparición de Meng no es fruto de una acción criminal sino más bien de un asunto político. Una detención temporal, que mantiene al presidente de Interpol en paradero desconocido y régimen de aislamiento «en el marco de un ajuste de cuentas internas en el poder chino».
Las versiones son verosímiles ya que desde la llegada del presidente Xi Jinping al poder la desaparición de altos dirigentes del gigante asiático se ha vuelto común en el marco de una dura campaña anticorrupción que ha dado caza a millones de funcionarios. En ese contexto, conviene recordar que Meng, antes de asumir la jefatura de la Organización Internacional de la Policía Criminal en noviembre de 2016, se desempeñaba en China como vicesecretario de Seguridad y era un peso pesado del Partido Comunista. Su jefe era además el todopoderoso exministro de Seguridad Pública del país, Zhou Yongkang, condenado ahora a cadena perpetua por abuso de poder.
29 de septiembre fue el día en que tomó Meng Hongwei un avión rumbo a China desde Lyon, donde tiene su sede Interpol. Desde entonces se encuentra en paradero desconocido y las autoridades chinas guardan silencio.
Denuncia y pesquisas La esposa del presidente de Interpol fue quien dio el aviso a las autoridades francesas ante la falta de noticias de su marido. La investigación la lleva a cabo la sección criminal de la Policía judicial de Lyon, a instancias de la Fiscalía de la ciudad.
Qué es Interpol Es la organización que coordina a nivel internacional la acción policial. Está integrada por 192 países y se fundó en septiembre de 1923. Cuenta con siete oficinas regionales en el mundo, además de representaciones en todos los Estados miembro, que se suman a las que hay ante la ONU, en Nueva York, y la UE, en Bruselas. Al presidente de Interpol lo elige, como al resto de miembros del comité ejecutivo, la asamblea de la organización. Sus funciones son supervisar el trabajo del secretario general.
Purgas políticas Meng Hongwei, antes de ocupar la presidencia de Interpol en noviembre de 2016, era el vicesecretario de Seguridad en China. Su entonces jefe está ahora condenado a cadena perpetua por abuso de poder en el marco de una campaña contra la corrupción puesta en marcha por el Gobierno de Xi Jinping que ha afectado a millones de funcionarios y las dudas ahora planean sobre él.
Desde que Meng, de 64 años, fue nombrado presidente de Interpol su figura ha estado envuelta en sombras. No en vano, su designación causó un profundo malestar en organizaciones defensoras de derechos humanos como Amnistía Internacional, que denunció que Pekín se servía del ente policial internacional para «detener a disidentes y refugiados en el extranjero». Ante las sospechas de que el 'hombre fuerte' del Partido Comunista pudiera hacer uso de su puesto para seguir allanando el camino al régimen chino, Interpol aclaró que el cargo para el que había sido elegido no tiene entre sus funciones la dirección operativa, que recae en el actual secretario general, el alemán Jürgen Stock.
Interpol, que tiene su sede en Lyon, está integrada por 192 países, y coordina la acción policial internacional, esta vez ha preferido mantener un perfil bajo tras ser conocedora de la desaparición de Meng, cuyo mandato está previsto que concluya en 2020. En un escueto comunicado, se limitó a afirmar que está al tanto de las informaciones y añadió que este es un asunto que concierne «tanto a las autoridades francesas como a las chinas».
A la espera de que Pekín arroje alguna pista sobre Meng, cobra fuerza la hipótesis de que será acusado formalmente de corrupción. De confirmarse, sería la caída en desgracia de un hombre al que hasta ahora le habían avalado sus más de 40 años de experiencia en China en justicia criminal, actuación policial y que supervisó delicados asuntos relacionados con instituciones legales, control de drogas, de fronteras y antiterrorismo.
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