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Ucrania acusa a Rusia de bombardear un hospital infantil

Zelenski califica los ataques de «atrocidad» y vuelve a pedir una zona de exclusión aérea. Hasta el momento se han confirmado 17 heridos pero no víctimas mortales

rafael M. MAÑUECO

Corresponsal. Moscú

Miércoles, 9 de marzo 2022, 20:15

Por quinto día consecutivo, vuelven a fallar la mayor parte de los corredores abiertos para evacuar civiles de las ciudades sitiadas por el Ejército ruso o en donde la situación humanitaria es insostenible. La ciudad portuaria de Mariúpol, a orillas del mar de Azov y de importancia estratégica para Moscú porque su control permitirá conectar por tierra la Rusia continental con la península de Crimea, ha vuelto a ser intensamente bombardeada, lo que ilustra perfectamente la razón por la que se hace imposible evacuar a su población.

El Ayuntamiento de Mariúpol, a través de su cuenta de Telegram, ha asegurado que «las tropas de ocupación rusas han lanzado bombas contra un hospital infantil. La destrucción es colosal y hay personas atrapadas bajo los escombros». Los medios de comunicación ucranianos citan también las informaciones de un antiguo policía, Viacheslav Abroskin, difundidas a través de Facebook, afirmando que también «resultó alcanzado el hospital de maternidad número 2 de Mariúpol (…) testigos presenciales sostienen que la maternidad ya no existe. Hay muchas mujeres muertas y heridas». En este mismo sentido se ha expresado Pavlo Kirilenko, miembro de la Administración militar local, que ha escrito en Twitter: «Rusos, no solo habéis cruzado la línea de lo que es aceptable en las relaciones entre Estados y pueblos, sino que habéis cruzado la línea de lo humano».

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, también mediante Twitter, se ha hecho eco de la tragedia acaecida en Mariúpol calificándola de «atrocidad». Según sus palabras, «hay gente, niños, bajo los escombros. ¿Cuánto tiempo más seguirá el mundo siendo cómplice e ignorando el terror? ¡Declarad ahora mismo la zona de exclusión aérea! ¡Detened la matanza! Tenéis el poder pero parece que estáis perdiendo la humanidad». Pese a todas estas informaciones, hasta el momento se han confirmado 17 heridos, pero no víctimas mortales.

Zelenski denunció el martes que Mariúpol, ciudad que llegó a tener 400.000 habitantes antes de la guerra en 2014 y lleva ahora nueve días machacada por los bombardeos, está «sin comunicaciones, electricidad, comida y agua». Se refirió también a la muerte de una niña de seis años por deshidratación al quedar atrapada por los escombros tras ser alcanzada su vivienda por las bombas. Pereció también su madre.

El ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, que este jueves se reunirá en Turquía con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, ha hecho un llamamiento a Occidente para que tome medidas de fuerza «a fin de detener esta guerra bárbara contra civiles y bebés». Kuleba ha repetido que «Rusia está bloqueando la ayuda humanitaria y la evacuación» de civiles de Mariúpol haciendo uso de «bombardeos indiscriminados». Ha añadido que «unos 3.000 bebés necesitan alimentos y medicinas» y ha instado a la Comunidad Internacional a «actuar sin pérdida de tiempo».

De acuerdo con las informaciones de la viceprimera ministra ucraniana, Irina Vereshuk, en su habitual comparecencia, este miércoles, tras negociarlo con Rusia, se abrieron seis corredores humanitarios durante 12 horas: Desde Energodar a Zaporiyia, en la parte sureste del país, de Sumy a Poltava, en el sector noreste, de Mariúpol a Zaporiyia, también al sureste, de Volnóvaja a Pokrovsk (sureste), de Izium a Lozovaya, en el este, y desde las localidades cercanas a la capital de Vorzel, Bucha, Borodianka, Irpín y Gostómel, todas ellas severamente atacadas en los últimos días por las tropas rusas, a Kiev, en el norte.

Pero, durante la evacuación, muy cerca del corredor abierto entre Sumy y Poltava, en Ojtirka, los disparos de la aviación y la artillería rusa acabaron con la vida de una persona e hirieron al menos a catorce. La agencia ucraniana Unian sostiene que el ataque tuvo lugar contra un edificio de viviendas. Este miércoles se han registrado bombardeos en los alrededores de Kiev, en Yitomir, Vasilkov y Vinitsia. También Járkov, la segunda ciudad de Ucrania, ha vuelto a ser atacada. Centenares de civiles han tenido que ser evacuados de sus casas. Severodonestk, en el este, según Serguéi Gaidai, uno de los responsables municipales, 10 personas murieron en un ataque ruso contra la ciudad.

Zelenski ha instado una vez más a Polonia a entregarles aviones, ya que la OTAN rechaza crear la zona de exclusión aérea que Kiev solicita para parar los bombardeos rusos. «Tomen una decisión lo más rápido posible», ha dicho. A este respecto, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, ha advertido en rueda de prensa de que «cualquier implicación en el suministro de armas o el envío de los llamados voluntarios, cualquier experimento en este sentido, conllevará responsabilidad para los países concernidos».

La respuesta de Rusia

Zajárova ha acusado a las tropas ucranianas de «bombardear» y «colocar armamentos en áreas densamente pobladas». Y ha añadido que son los ultranacionalistas ucranianos quienes «impiden la evacuación de civiles (…) mientras Kiev oculta esta circunstancia a la población». La portavoz diplomática ha aseverado que Rusia «no pretende la ocupación permanente de Ucrania, la destrucción de su Estado o el derrocamiento de su actual Gobierno».

«Paralelamente a la operación especial –como denominan en Moscú a la invasión- también se están llevando a cabo negociaciones con la parte ucraniana para poner fin cuanto antes a este derramamiento de sangre sin sentido y a la resistencia de las fuerzas armadas ucranianas (...) se han hecho algunos progresos», ha afirmado Zajárova.

Lavrov y Kuleba se reúnen este jueves por primera vez en Antalya (Turquía) para habar de cómo parar la guerra. Les recibirá su homólogo turco Mevlut Cavusoglu, cuyo país se ha ofrecido como mediador entre Moscú y Kiev. El presidente turco Recep Tayyip Erdogan, lleva tiempo pidiendo una cumbre en su país de Zelenski y el presidente ruso, Vladímir Putin.

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