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Mientras conservadores y socialdemócratas continúan negociando una nueva coalición de gobierno para Alemania en la más absoluta de las reservas, el Bundestag, el Parlamento federal, ... se ha constituido este martes en Berlín. En la primera votación de la 21 legislatura, ha sido nombrada la cristianodemócrata Julia Klöckner como nueva presidenta de la Cámara Baja con el apoyo de 382 diputados, 204 en contra y 31 abstenciones. «Ser elegida es menos una distinción que un compromiso», dijo la política conservadora de 52 años al asumir el cargo que la convierte en el 'número dos' en el escalafón protocolario del país, tras el presidente federal, Frank Walter Steinmeier.
La que fuera ministra de Agricultura con Angela Merkel expresó su «firme voluntad de cumplir siempre la tarea que se me encomienda con imparcialidad, serenidad y también imperturbablemente, con claridad en el asunto, pero al mismo tiempo decidida a colaborar con los demás». Klöckner lamentó que las mujeres supongan menos de la tercera parte de los diputados del Parlamento germano, reducido tras su reforma a 630 escaños y cuyos miembros tienen una edad media de 47 años en la nueva legislatura, que comienza ahora tras las elecciones generales anticipadas del pasado 23 de febrero que ganaron los conservadores.
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Como es habitual el resto de los partidos con representación en el Bundestag cuentan ahora con una de las vicepresidencias, incluidos Los Verdes y La Izquierda. Sin embargo y aunque se trata del líder de la oposición en la Cámara Baja, la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) volvió a quedarse sin plaza en la tribuna de la presidencia parlamentaria ante la negativa del resto de las formaciones de votar a favor de su candidato. Mientras el resto de los postulantes fueron elegidos a la primera, AfD forzó hasta tres votaciones para el antiguo piloto de cazas de combate Gerold Otten, de 69 años y que lleva desde 2019 postulándose infructuosamente en nombre de la fuerza política xenófoba y antieuropea para una de las vicepresidencias del órgano legislativo.
Aunque cuenta con 152 diputados y es, tras los conservadores, el segundo grupo parlamentario en el Bundestag, su candidato a uno de los puestos de reserva en la presidencia de la Cámara volvió a estrellarse contra el «cortafuegos» levantado por los restantes partidos contra los populistas de extrema derecha. Otten no consiguió en ninguna de las tres votaciones sumar los 316 apoyos mínimos necesarios para suplir a Klöckner en su ausencia en la presidencia de la Cámara baja alemana, situada en el hemiciclo por encima y justo detrás del púlpito de los oradores.
«Este es un día de luto para la democracia y el parlamentarismo alemán», declaró Otten al ver que era rechazado tres veces consecutivas. El afectado destacó que los demás diputados no estaban obligados a votar a su favor, pero que su «simple abstención» habría posibilitado su nombramiento. Alice Weidel, presidenta de AfD, afirmó que a su formación se le niegan «los más elementales derechos parlamentarios», mientras otros diputados populistas acusaban al «cártel político» de «manipulación electoral», algo que la nueva presidenta del Bundestag negó tajantemente: «Aquí nadie hace trampas».
«Podríamos presentar como candidato a Jesucristo o Mahatma Gandhi y no les votarían», comentaba visiblemente irritado Bernd Baumann, líder parlamentario de AfD, quien, ante el aislamiento sistemático germano de su formación, llegó a reclamar ante el Constitucional el derecho a una vicepresidencia en la Cámara. El máximo tribunal germano negó la existencia de ese derecho en 2022, al igual que ha echado por tierra otras muchas reclamaciones por presunta discriminación de Alternativa para Alemania en los últimos años. Con las de hoy son ya 29 las ocasiones en las que el partido ultra ha fracasado con su candidato a una de las vicepresidencias del Bundestag.
Entre tanto las formaciones de la Unión, cristianodemócratas y socialcristianos bávaros (CDU/CSU), y el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) han finalizado la primera fase de sus negociaciones para consensuar una coalición de gobierno liderada por el líder conservador Friedrich Merz, próximo canciller federal. Los 16 grupos de trabajo con 256 expertos de los partidos implicados han entregado ya sus propuestas de textos para los distintos capítulos del contrato. A partir de ahora los líderes de CDU/CSU y SPD asumen directamente las negociaciones junto a un grupo de 15 expertos para limar asperezas y llegar a un resultado final satisfactorio para las dos partes.
Lars Klingbeil, presidente del SPD junto a Saskia Esken, dijo que es «completamente normal» que todavía «cruja» en algún que otro punto y recordó que ya en los sondeos iniciales antes de sentarse a dialogar fue posible alcanzar compromisos. Analistas políticos en Berlín han subrayado que los presupuestos y las finanzas, así como la migración y los refugiados son los dos temas en los que aún existen diferencias apreciables entre conservadores y socialdemócratas. Las dos partes negociadoras mantienen mientras tanto absoluta reserva y han asegurado reiteradamente que no habrá información concreta sobre las negociaciones hasta que estas concluyan.
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