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Joana Serra
Berlín
Viernes, 3 de febrero 2023, 20:00
Giorgia Meloni dio este viernes otro paso hacia su aceptación pública como primera ministra de Italia. La ultraderechista fue cordialmente recibida por el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, en Berlín y lo que podía haber sido una exhibición de disensos se convirtió en una ... especie de reválida con aprobado para la italiana, que acaba de cumplir cien días en el poder.
La visita de Meloni, «una postfascista en la Cancillería» alemana, según tituló 'Der Spiegel', se produjo en una semana en que no faltaron las referencias al pasado más monstruoso de Alemania, el del Tercer Reich. El lunes se recordaron los 90 años de la llegada al poder de Adolf Hitler, cuyo partido nacionalsocialista había sido en las elecciones de noviembre de 1932 el más votado, con un 33,2%. El jueves, Vladímir Putin conmemoró los 80 años de la victoria soviética sobre la Alemania nazi en la batalla de Stalingrado.
«Nosotros no enviamos tanques a sus fronteras. Tenemos con qué responder», desafió Putin, en alusión a los Leopard 2, los tanques a los que Scholz ha dado luz verde para su envío a Ucrania. Sean los del ejército alemán o los de sus aliados de la OTAN.
Meloni llegó a Berlín alejada del término 'heredera de Mussolini' con que se la reconoció en su campaña electoral, como líder de los Hermanos de Italia y con el que llegó al poder en octubre de 2022. Está claro que Scholz hubiera preferido recibir al europeísta Mario Draghi, con quien el ahora canciller había despachado en sus tiempos de ministro de Finanzas en la última coalición de Angela Merkel. El expresidente del Banco Central Europeo (BCE) y exprimer ministro italiano es un socio más fiable para Alemania que su sucesora.
Pero el socialdemócrata Scholz responde a estas situaciones como aprendió bajo la conservadora Merkel. Con sangre fría y sonrisas dosificadas para no incurrir ni en la hostilidad ni en la excesiva cercanía. «Alemania e Italia son socios consolidados en lo político, lo económico y lo cultural», abrió el canciller su comparencia con Meloni. Los alemanes son «apasionados amigos de Italia», prosiguió, en alusión a un país que para sus compatriotas fue y es sinónimo de vacaciones, comida rica y 'dolce vita' más o menos asequible.
A la parte agradable siguieron las menciones del canciller a la necesidad de «contener la inmigración ilegal», algo que Meloni quisiera elevar a niveles superiores. También a la condena de la guerra «de agresión de Vladímir Putin», siguió Scholz, probablemente aliviado por el hecho que Meloni no se haya dejado llevar por la amistad pasada entre Silvio Berlusconi, el líder de su coaligada Forza Italia, y el jefe del Kremlin.
La pregunta más difícil de la reválida de Meloni en Berlín le llegó a la italiana al ser interrogada por su «alergia» a lo alemán. «Ni idea de cuándo habré dicho eso», contestó nerviosa. Luego aclaró que, probablemente, el comentario se refirió al idioma, que desconoce, aunque en una entrevista de 2019 sugería algo muy diferente: «Soy alérgica hacia Alemania, también a sus libros».
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