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Aitor Alonso
Lunes, 13 de noviembre 2023
Islandia está a la espera de una gran erupción volcánica. No sabe cuándo será, aunque se espera pronto, en las próximas horas o días. La actividad sísmica se ha multiplicado (unos 900 terremotos han sacudido el sur de la isla este lunes) y es un indicador que revela la existencia de lo que se denomina un enjambre sísmico que está abriendo la tierra en dos. Las autoridades han evacuado este fin de semana a cerca de 4.000 personas de la 'zona cero', cerca de la ciudad de Grindavík, en el suroeste de la isla, cerca de la capital, Reikiavik.
«Ahora tenemos una gran incertidumbre: ¿Habrá una erupción y, de ser así, qué tipo de daño ocurrirá?», dijo Matthew James Roberts, director de la división de servicios e investigación de la Oficina Meteorológica de Islandia a la agencia Reuters.
Islandia es un país volcánico, con más de 200 activos, de manera que los ciudadanos se han acostumbrado a vivir con el riesgo de erupción presente. Que la tierra tiemble no es noticia, pero en los últimos días los episodios sísmicos se cuentan por miles. La tierra se ha abierto en la península de Reykjanes y se espera que el magma pueda brotar por cualquiera de esas heridas. Los volcanes de esta zona de la isla no tiene la forma cónica habitual sino que es la tierra la que se abre con fisuras volcánicas por las que puede emerger el magma y por el momento es una incógnita si la erupción se producirá por las fisuras ya abiertas o de forma explosiva, creando otras nuevas.
En marzo de 2021, fuentes de lava surgieron espectacularmente de una fisura en el suelo de entre 500 y 750 metros de largo en el sistema volcánico Fagradalsfjall de la región. La actividad volcánica en la zona continuó durante seis meses ese año, lo que llevó a miles de islandeses y turistas a visitar el lugar. En agosto de 2022 se produjo una erupción de tres semanas en la misma zona, seguida de otra en julio de este año.
Los habitantes de la ciudad de Grindavík han narrado este fin de semana su odisea. Muchos de ellos fueron sacados de sus hogares en las primeras horas del sábado cuando el suelo temblaba, las carreteras se agrietaban y los edificios sufrían daños estructurales.
Hans Vera, un hombre de 56 años nacido en Bélgica que vive en Islandia desde 1999, dijo que la casa de su familia se sacudía constantemente. «Nunca estabas estable, siempre temblaba, así que no había forma de dormir», dijo Vera, que ahora se aloja en la casa de su cuñada en un suburbio de Reykjavik. «No es sólo la gente de Grindavik la que está consternada por esta situación, sino toda Islandia», afirmó.
Casi todos los 3.800 habitantes de la ciudad pudieron encontrar alojamiento con familiares o amigos, y sólo entre 50 y 70 personas permanecían en los centros de evacuación, dijo un responsable de rescate. A algunos evacuados se les permitió regresar brevemente a la ciudad el domingo para recoger pertenencias como documentos, medicinas o mascotas, pero no se les permitió conducir por sí mismos.
«Tienes que estacionar tu auto a cinco kilómetros de la ciudad y hay 20 autos, autos enormes del equipo de rescate, 20 policías, todas luces parpadeantes, es simplemente irreal, es como una zona de guerra o algo así, es realmente extraño», dijo Vera.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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