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El secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, decía este pasado domingo que «Ucrania puede ganar esta guerra». Quizás sea demasiado optimista tal afirmación pero dado que la OTAN dispone de información privilegiada y vistos los resultados sobre el terreno, nada es descartable a ... poco más de dos semanas de que se cumplan los 100 días desde el inicio de la invasión. Hay incluso analistas que aventuran que si Rusia no dispusiera de poder atómico ya tendría la contienda perdida. Tales afirmaciones se basan en la retirada de Járkov o en acontecimientos como los que han tenido lugar a orillas del río Seversky-Donets, en la región de Luhansk, donde Moscú habría perdido dos batallones y más de 80 tanques. Además, Kiev asegura que sus efectivos están haciendo retroceder a los invasores hacia sus fronteras en algunos puntos del Donbás.
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Cuando el 24 de febrero las tropas rusas atacaron Ucrania todo indicaba que la operación iba a ser rápida e inevitablemente negativa para Ucrania. Llegaban interminables columnas de blindados, la capital del país enseguida quedó rodeada y localidades como Járkov, Chernígov o Jérson fueron fuertemente castigadas. Sin embargo, el avance enseguida dio señales de estancarse y el mundo comenzó a asistir a una interminable lista de noticias que dejaban en evidencia que la superioridad del invasor no se reflejaba en el campo de batalla.
El azote de los drones sobre los tanques y blindados ha dejado cientos de estos vehículos inutilizados, las armas enviadas por occidente han plantado batalla ante los quizás sobrevalorados materiales del Ejército agresor, que se ha dejado además un buen número de altos mandos y soldados de la tropa por el camino. El último balance que han hecho público las autoridades ucranianas habla de 27.200 bajas y los servicios de inteligencia británicos calculan que un tercio de las fuerzas rusas sobre el terreno (entre 100.000 y 150.000) han muerto.
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olatz hernández
Mateo Balín
A finales de marzo, el presidente Vladimir Putin anunciaba que su Ejército concentraría sus esfuerzos en «liberar la región del Donbás. La macroofensiva esperada para celebrar el Día de la Victoria no dejó avances notables y, pese a los continuos bombardeos, los soldados ucranianos atrincherados en la acería Azovstal de Mariúpol han plantado batalla durante casi dos meses antes de rendirse este martes.
«A pesar de los avances iniciales a pequeña escala, Rusia ha sido incapaz de lograr importantes ganancias territoriales durante el último mes», asegura la inteligencia militar británica que no tiene dudas: «La ofensiva ha perdido fuerza y transcurre muy por detrás de los plazos marcados». No es que la contraofensiva de Ucrania sea aplastante, pero sí lo suficientemente enérgica como para hacer retroceder al enemigo. Prueba de ello es lo ocurrido a lo largo de la pasada semana a orillas del río Seversky-Donets, en la región de Luhansk. Allí, los defensores habrían volado varios puentes sobre cauce para entorpecer el avance ruso desde Kremlinna hacia Járkov. Los rusos se vieron obligados a colocar estructuras especiales sobre el agua para seguir su camino, una operación que llevó más tiempo del previsto y causó una concentración elevada de efectivos militares en una de las márgenes del río. Una vez instalado el paso provisional algunos lograron cruzar, pero el resto cayeron una emboscada que desató una batalla que, según el Ministerio de Defensa de Kiev, duró varios días.
485 soldados rusos habrían muerto durante una batalla en las orillas del río Seversky en la región de Luhansk. Algunas fuentes apuntan a que el Ejército invasor habría perdido dos batallones, entre fallecidos, heridos y prisioneros.
80 tanques perdidos en una sola batalla: La lucha que se desarrolló a lo largo de la semana pasada en el cruce de este río causó enormes pérdidas materiales a las fuerzas rusas. Según analistas internaciones hasta 80 tanques fueron destruidos, así como varias decenas de vehículos de transporte y abastecimiento. Según Kiev, las tropas ucranianas habrían destruidos o capturado 4.000 tanques y blindados enemigos.
27.200 es la última cifra de bajas rusas que ha facilitado el Gobierno de Ucrania. Sin embargo, algunos analistas, incluso rusos, suben la cifra de muertos hasta los 30.000. La inteligencia británica, por su parte, calcula que un tercio de los efectivos enviados por Moscú a territorio ucraniano –entre 100.000 y 150.000– ha muerto.
Un informe del Instituto para los Estudios de Guerra de Estados Unidos cifra las pérdidas del bando enviado por el Kremlin en 485 soldados muertos y 80 equipos dañados. Este grupo de expertos analistas asegura que las fuerzas de Moscú «cometieron importantes errores tácticos». Otros medios hablan de que Rusia habría perdido allí dos batallones, lo que supondría, en el peor de los escenarios, hasta 2.000 bajas entre fallecidos, heridos y prisioneros.
Las imágenes por satélite, captadas por la compañía de inteligencia BlackSky, han mostrado estos días los efectos del enfrentamiento. En pleno cauce pueden verse varias torretas y cañones sobresaliendo del agua y la carretera de una de las orillas aparece plagada de un rosario de tanques y otros transportes totalmente destrozados. Los soldados ucranianos han contado que muchos rusos optaron por salir corriendo y abandonar todo el armamento y los suministros. El éxito de la refriega ha sido confirmado por la agencia Reuters que asegura que «Ucrania ahora controla grandes extensiones de tierra alrededor del río después de intensos combates».
El Gobierno de Ucrania no ha dejado pasar la oportunidad de hacer propaganda de la victoria. «Los rusos se bañaron en el río Seversky-Donets, y algunos fueron quemados por el sol de mayo», ha proclamado el Ministerio de Defensa en sus redes sociales. Rusia, por su parte, asegura que fue su Ejército el que voló los puentes originales para impedir el abastecimiento de las tropas ucranianas.
La retirada de algunos puntos del Donbás confirma que la marcha en ese punto del frente no marcha como debería, un hecho que ya se comenta entre los prorrusos. El Instituto para los Estudios de Guerra estadounidense asegura que distintos canales de Telegram favorables a Moscú –con aproximadamente 300.000 seguidores– critican al Estado Mayor General ruso «por no aprender de los errores de combate anteriores», así como la lentitud de las operaciones ofensivas. Unos problemas que atribuyen «en parte a un reconocimiento aéreo ineficaz y a los efectos negativos de la mala moral».
Y es que la derrota en el Seversky ha sido un mazazo y ha servido de preludio a la salida de las tropas rusas de Járkov, la segunda mayor ciudad de Ucrania tras Kiev. La renuncia a tomarla obedece, según el Instituto para el Estudios de la Guerra, tanto a la contraofensiva local como a la limitada capacidad de recibir refuerzos de Moscú. «Las fuerzas ucranianas han impedido que el enemigo la cerque y la tome. Después, los expulsaron de los alrededores de la ciudad como ya hicieron cuando los invasores intentaron conquistar Kiev», argumentan.
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