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M. Pérez
Jueves, 13 de marzo 2025, 12:57
Moscú exige que la comunidad internacional reconozca como rusas Crimea y las regiones que ha conquistado en el Donbás ucraniano, además de que la OTAN ... no admita a la exrepública soviética en su organización. Son dos de las principales condiciones que el Kremlin ha trasladado a Estados Unidos para aceptar la oferta de alto el fuego acordada entre Washinghton y Kiev, aunque probablemente existan otras, como el levantamiento de snciones occidentales a políticos y empresarios rusos y el descarte de una mision de paz compuesta por soldados europeos en suelo ucraniano.
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Ninguna de las grandes exigencias rusas son nuevas. El Gobierno las ha puesto sobre la mesa para detener la guerra en todas las ocasiones que se ha propuesto la posibilidad de negociar. Steve Witkoff, el enviado especial a Oriente Medio a quien Trump ha ampliado sus competencias, lo sabe y que también deberá desplegar todas las habilidades diplomáticas que ha utilizado en Oriente Medio y Ucrania para intentar acelerar un proceso de paz. Witkoff ha aterrizado este mediodía en el aeropuerto Vnukovo de Moscú, donde permanecerá varios días. Tiene previsto reunirse con el presidente ruso, Vladímir Putin, y no se descarta que se produzca en ese interín una llamada de su homólogo, Donald Trump.
Con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se mostró expeditivo: o asumía un alto el fuego o Estados Unidos le retiraba su apoyo absoluto. En Kiev no hizo falta una gran presión después de que su líder, Volodímir Zelenski, saliera apabullado de su reunión en la Casa Blanca con Trump y el vicepresidente J.D. Vance. No solo fueron los gritos, sino la orden del inquilino de la Casa Blanca de cortar toda ayuda a Ucrania. La espada de Damocles que esta directiva representa ya se ha hecho material en el frente: el ejército ucraniano ya no tiene ni un solo misil ATACMS de largo alcance, aquellos que en nomviembre Joe Biden le permitió disparar contra Rusia al final de su mandato.
Pero con Putin es diferente. El equilibrio de fuerzas es distinto. Los analistas rusos reciben hoy a Wttkoff con el siguiente comentario: Trump les ha contado las fases del alto el fuego, que comienza con una tregua de 30 días y termina con el fin completo de las hostilidades, pero no las condiciones en que debe desarrollarse. Los opinadores entienden que en esta toma de contacto el Kremlin deberá arrancarle al enviado de EE UU el compromiso firme de que Ucrania nunca ingresará en la OTAN y que las fuerzas estadounidenses no le ofrecerán a Zelenski las garantías de seguridad que pide.
En paralelo a estas conversaciones, el asesor presidencial Yuri Ushakov mantendrá un canal de comunicación permanente con el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos , Michael Waltz. Los dos tuvieron su primer contacto el miércoles para abordar el alto el fuego. Ushakov, según él mismo ha manifestado este jueves, le trasladó que Moscú quiere una solución «a largo plazo» del conflicto y precisó que una tregua de treinta días «no es más que un respiro temporal para el ejército ucraniano», según ha explicado en el canal de televisión Rossiya 1. El asesor de Putin ha agregado que cualquier otro esfuerzo que no suponga el final de la guerra «es innecesario».
Las declaraciones del hombre de confianza del presidente traslucen las presiones de éste para aceptar la oferta estaounidense. Según análisis occidentales, una tregua sin mayores compromisos va en contra de los interés de Rusia, que en estos momentos encadena victorias en el frente sin encontrar aparentemente grandes resistencias. En el Kremlin se comenta que éste es un momento delicado y se teme que cortar esta racha y establecer un alto el fuego ayudará a Ucrania a reorganizarse, plantear nuevas estrategias y fortalecerse a medida que produce armas y le llegan los nuevos arsenales europeos.
Por eso, una de las condiciones de Putin es la de una «solución definitiva». «A Moscú no le gusta un alto el fuego temporal», ha dicho Usharov a título «personal», «Un alto el fuego temporal de 30 días, ¿qué nos aporta? No nos aporta nada», ha insistido. «Esto sólo da a los ucranianos la oportunidad de reagruparse, ganar fuerza y continuar con lo mismo».
El presidente también tiene encima la presión de los sectores más radicales de su país. Un laboratorio de ideas compuesto por expertos y antiguos altos cargos gubernamentales ultimó en febrero un informe donde impone reivindicaciones radicales para la paz, incluido el desarme ucraniano y una amplia zona fronteriza de amortiguación bajo control ruso, una medida esta última que asumen hoy miembros del gabinete para garantizar que la OTAN no se acercará a su territorio. Agitadores ultranacionalistas como Alexánder Dugin han mostrado también su oposición a un alto el fuego y a cualquier concesión que se le pida al Kremlin. «Continúa la narrativa de luchar contra los malignos rusos. Más dinero para el enano fraudulento de Zelenski. Gran resultado de la Revolución Conservadora Americana», ha escrito Dugin en X.
El Kremlin considera innegociable que Sebastopol, Jersón, Zaporiyia, Donetsk y Lugansk sean reconocidas como rusas porque «están en nuestra Constitución», ha dicho este jueves el portavoz gubernamental Dmitri Peskov. Moscú quiere incluir también otras condiciones bilaterales como la reactivación de las relaciones políticas y económicas ruso-estadounidenses, la suspensión de sanciones y del bloqueo a los activos rusos en el extranjero, la compartición de nuevas tecnologías, inversiones en el Ártico y la prohibición de ayudar a Ucrania con más armas.
La lista es larga, pero ambos bandos saben que deberán hacer concesiones. Expertos occidentales opinan que el Kremlin ha aumentado su lista de exigencias precisamente para poder ceder en las más ligeras. En función de cómo discurra la negociación, el Gobierno estudia la posibilidad de fijar una reunión entre Putin y Trumpr en abril o mayo, según informa 'The Moscow Times'. La cumbre se celebraría en Arabia Saudi, u otro lugar de Oriente Medio donde el presidente de EE UU prevé desplazarse en el plazo de «mes y medio» en visita oficial, según la Casa Blanca. «Un escenario que se está considerando es una reunión en torno a la Pascua (20 de abril)», según fuentes diplomáticas rusas. Por norma general, las cumbres entre los lideres de las dos potencias han necesitado cinco meses de preparación previa para preparar acuerdos y debates no solo entre los máximos gobernantes, sino sus delegaciones diplomáticas, económicas, militares o de Inteligencia. Sin embargo, el desarrollo de la guerra, las presiones políticas, las dinámicas europeas sobre Ucrania y su propia seguridad y, no menos importante, la propia impacieencia de Trump parecen indicar una aceleración de los plazos.
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