

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Daniela Klette, de 66 años de edad y presunta terrorista de la Fracción del Ejército Rojo (RAF), sonreía este martes con apariencia despreocupada al comienzo ... del proceso en su contra bajo cargos de intento de asesinato y 13 asaltos a mano armada en la Audiencia de Verden. Hasta su detención hace algo más de un año Berlín, tras más de 35 años en la clandestinidad, Klette formaba parte del llamado «comando de jubilados» de la RAF, el último grupo sin desarticular de la banda que fundaran Andreas Baader y Ulrike Meinhof a principios de los años 70 del siglo pasado. Sus otros dos miembros siguen en paradero desconocido.
Klette no es procesada en Verden por su actividad terrorista, sino por los delitos presuntamente cometidos por su comando desde la autodisolución de la RAF en 1998. Junto con Ernst-Volker Staub, de 70 años de edad, y Burkhard Garweg, de 56 años, que se encuentran huidos, se dedicó desde entonces a asaltar furgones blindados que transportaban dinero conm el objetivo de poder financiar la vida del trío en la clandestinidad. Los fiscales acusan al «comando de jubilados» de haber realizado un total de 13 asaltos a mano armada entre 1999 y 2016 en los Estados federados de Renania del Norte-Westfalia, Baja Sajonia y Schleswig-Holstein que les reportaron unos 2,7 millones de euros.
Siempre con planes minuciosamente elaborados y con las funciones repartidas. Daniela Klette condujo habitualmente el vehículo utilizado para la fuga. La fiscalía acusa a la presunta terrorista de haber actuado dispuesta a cobrarse vidas humanas y de haber amenazado a sus víctimas con las armas que portaban durante los asaltos. Cuando fue detenida en la vivienda en la que residía con identidad falsa en el barrio popular berlinés de Kreuzberg el 26 de febrero de 2024 no ofreció resistencia, pero durante el registro del piso los agentes hallaron armas cortas y un fusil Kalaschnikov. Klette llevaba años residiendo en la capital alemana sin llamar la atención.
También Garweb se encontraba en Berlín cuando su compañera de comando fue detenida. Vivía igualmente con documentación falsa en una cercana comuna de carácter hippie en la que nadie conocía su pasado y de la que tuvo tiempo de huir cuando tuvo conocimiento de la captura de Daniela Klette. Los abogados de esta exigieron un juicio justo para la presunta terrorista. «La señora Klette no debe ser tratada mejor ni peor que cualquier otra persona bajo acusación», señaló la defensa de la mujer. Los letrados y la acusada asisten a la vista encerrados en una enorme caja de cristal blindado. El tribunal accedió a sacar del mismo a dos policías que los custodiaban para que Klette pueda comunicarse discretamente con sus abogados.
El proceso tiene lugar de todos modos en medio de fuertes medidas de seguridad. Docenas de agentes especiales enmascarados y fuertemente armados custodian el edificio donde se celebra el proceso y quienes acceden a la sala de la vista son sometidos a estrictos controles y registros. A los periodistas solo se les permite trabajar con papel y bolígrafo. Todos los móviles son intervenidos al acceder al tribunal y no se devuelven hasta abandonarlo. Y la acusada es escoltada siempre en los traslados, esposada de manos y pies, por un nutrido grupo de policías armados hasta los dientes.
No tanto por su pasado como delincuente común, sino por su presunta actividad terrorista. Daniela Klette pertenecía a la llamada «tercera generación» de la RAF, la última de la organización y la más misteriosa, ya que muchos de los atentados que cometieron no se han esclarecido hasta ahora. Es el caso del asesinato del presidente del Deutsche Bank, Alfred Herrhausen, en 1989 y dos años después del de Detlev Karsten Rohwedder, presidente de la sociedad fiduciaria encargada de liquidar los bienes industriales, empresariales y agrarios de la extinta República Democrática Alemana (RDA).
La Fiscalía Federal acusa a la veterana miembro de la ya autodisuelta RAF de intento de asesinato en dos casos y de colaboración en tres atentados con explosivos cometidos por la organización de extrema izquierda entre febrero de 1990 y marzo de 1993. Por estos cargos no es procesada actualmente en Verden, sino que se espera que más adelante se celebre otro juicio en el que se aborden sus actividades terroristas. Dado el largo tiempo transcurrido hasta su detención ha prescrito, sin embargo, el cargo de pertenencia a una organización terrorista.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Multas por las gallinas 'sin papeles'
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.