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Martes, 8 de marzo 2022, 09:22
La invasión de Rusia en Ucrania impacta ya en España en el terreno económico y en el bolsillo del consumidor. No solo se encarecen la electricidad y el petróleo, también los precios de los alimentos como el pan, las conservas, la carne, los 'snacks' o ... bebidas como la cerveza. Además, el conflicto es la gota que termina de colmar el vaso con una inflación disparada desde hace meses y que en febrero registró una tasa del 7,4% por unos costes de la electricidad y el gas desbocados desde el segundo semestre del año pasado. Los distribuidores, expertos y asociaciones de consumidores consultados coinciden en que los precios de venta final subirán a la hora de llenar la cesta de la compra. También advierten de que pueden darse casos de escasez de algunos productos puntuales. La propia ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, reconoció el pasado viernes en una entrevista que la falta de algunas materias primas, como el maíz, ya se están notando.
Ucrania es el primer proveedor extranjero de España de maíz y de girasol y el cuarto en trigo. En consecuencia, el conflicto derivará en próximos aumentos de los costes de la energía y de las materias primas industriales, según se concluye en un informe de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Esta situación presionará al alza una inflación que ya se encontraba por las nubes y que mermará aún más la capacidad adquisitiva de los hogares con el consiguiente perjuicio para el consumo privado en nuestro país.
No ayuda mucho el que España no sea autosuficiente en materias primas como los cereales, la mayoría de los cuales se dedican a la elaboración de los piensos que alimentan al ganado, que luego se destina al consumo humano. En concreto, consumimos alrededor de 36 millones de toneladas y producimos unos 24 millones en España. Solo en maíz, se importan anualmente una media de 2,7 millones de toneladas de Ucrania, que es nuestro segundo proveedor tras Brasil y representa el 22% de todas las importaciones de este producto (8,14 millones de toneladas en total).
Dentro de la industria alimentaria se verán golpeadas especialmente la producción de harina, panadería, bollería y pastelería, pastas alimenticias y la fabricación de malta, cerveza y de bebidas espirituosas. La crisis bélica también perjudicará a la elaboración de piensos compuestos, con las implicaciones que esto puede tener en todo el sector ganadero y en el cárnico, según se concluye en otro análisis del Observatorio Sectorial DBK de Informa.
A corto plazo, el encarecimiento de los costes de la producción se trasladará a los lineales y al precio de venta final a las familias españolas. Massimo Cermelli, profesor de Economía Deusto Business School, opina que el consumidor empezará a notar las subidas al pagar la compra «en las próximas semanas». «Ucrania es el granero de Europa y esto, unido a la sequía, va a incrementar los costes de los productos agroalimentarios, sobre todo aquellos que se fundamentan en aceite de girasol, trigo o cereales. Es decir, va a afectar a casi toda la cesta de la compra», apostilla Cermelli. Al mismo tiempo, el profesor de Economía de Deusto explica que las subidas no se percibirán de inmediato por el acopio de trigo realizado por los productores en los meses anteriores, pero pronostica que en unas semanas «no habrá cereales o costarán mucho más».
En la orilla de las asociaciones de consumidores avisan de que llueve sobre mojado porque los precios encadenan ya meses de alzas en los supermercados. El portavoz de la OCU, Enrique García, aclara que la cesta de la compra no se va a encarecer solo por la escasez de determinados alimentos, sino también por los elevados costes del gas. «Los precios del gas y de la electricidad se trasladan también a los de la alimentación. Aunque España tiene garantizado el suministro de gas, no vamos a ser indemnes a las subidas de precios del gas, que se van a trasladar a la electricidad y, después, a la cesta de la compra». advierte.
El sector del gran consumo admite que el conflicto tensiona aún más una cadena de suministro. Fuentes de la patronal Aecoc indican que se está poniendo en riesgo el suministro de productos esenciales como los cereales, el aluminio o el aceite de girasol. «El aceite de girasol es esencial para la fabricación de conservas, panadería o aperitivos y la mayoría del que empleamos procede de Ucrania. Por ello, es posible que sea necesario recurrir a aceite de girasol de otros orígenes, si bien esta opción no es sencilla de acuerdo al actual marco regulatorio», añaden las mismas fuentes.
Las fábricas de snacks y conserveras, así como el sector de la hostelería, están buscando estas alternativas. Y es que el 70% del aceite de girasol que se utiliza en España proviene de Ucrania. El director general de la conservera Orbe, en Pontevedra, cree que no podrán subsistir con el aceite de girasol más allá de un mes. «No llegaremos a final de mes. Esto en tres semanas, como mucho, se ha acabado», ha explicado Juan José Vicente.
España recibe de Ucrania casi 400.000 toneladas de aceite de girasol anualmente, por eso desde la patronal conservera y las fábricas de snacks se muestran muy preocupadas. Juan Manuel Vieirez, secretario general de Anfaco, indica que hay «otras alternativas como Bulgaria, Moldavia o Francia, pero no son suficientes para abordar todas las necesidades».
Cabe recordar que los snacks también se fabrican con este tipo de aceite y desde las fábricas advierten de que la situación ya se está reflejando en el coste. «El precio del kilo antes estaba a 1,60 euros y ahora te lo ofertan a 3,60», explica David González, gerente de 'Tot Snack'. Y esto, al final, lo pagarán los consumidores, que podrán acabar pagando hasta un 15% más por una bolsa de patatas fritas.
«Además de los dramas personales y las consecuentes muestras de solidaridad que están mostrando nuestras empresas (...), estamos también muy preocupados por el impacto, derivado del conflicto, en las distintas cadenas de suministro alimentario y no alimentario», admite Aurelio del Pino, presidente de la Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados (ACES) que representa a los establecimientos de Auchan Retail, Carrefour, Eroski y Supercor. «La situación actual ha empezado a generar distorsiones y tensiones en los mercados primarios que podrían tener efectos en el medio plazo», admite Pino, quien añade que la función de los supermercados que representa será la de tratar que «los consumidores sigan disfrutando de un surtido íntegro de productos, con las mejores calidades y en las condiciones más competitivas».
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