La caída de Mariúpol aceleraría el repliegue de los ucranianos, según expertos militares

Y es que desde la óptica estrictamente militar se percibe como indicativo de la inminente caída de Mariúpol, que lleva resistiendo al castigo de las baterías invasoras durante más de doce días en unas condiciones dramáticas para su población (incomunicada, sin agua, gas y electricidad). La caída de esta ciudad «liberaría a numerosas fuerzas rusas y facilitaría enormemente su sostenimiento logístico», explican. Una circunstancia que, unida a la posible toma de Izium y Sieverodonetsk, entre Jarkov y el Donbass «supondría la ruptura decisiva de la línea defensiva del flanco sur-sureste ucraniano».

Lo que obligaría «al repliegue de todas sus fuerzas (5-6 brigadas) hacia Zaporiyia-Dnipro». En suma, hacia la línea del río Diniéper. «La capacidad rusa de evitar ese repliegue y materializar un embolsamiento, frente a la capacidad ucraniana de replegarse de forma ordenada pueden determinar un punto de inflexión de los acontecimientos operativos futuros», subrayan fuentes castrenses.

La doble dimensión de la defensa: guardar y resistir. «Guardar se materializa en que es más fácil defender que atacar, mientras que resistir implica la entrega del guardar que, paradójicamente, potencia la asimetría de la resistencia». Ahora Ucrania está en la estrategia de resistir guardando lo máximo posible. «Pero parte de su clave defensiva consiste en calibrar cuándo debe ceder esa 'guarda' en beneficio de la resistencia. En el sur-sureste podríamos no estar lejos de ese momento», plantean.