El inesperado fracaso de las negociaciones para alumbrar en Austria una coalición de gobierno que dejara fuera al ultraderechista Partido de la Libertad (FPO), ganador de las elecciones en septiembre, ha abierto justo el escenario que se pretendía evitar. La extrema derecha, y su polémico ... líder, Herbert Kickl, podría tener ahora en sus manos la formación del próximo Ejecutivo si como plantearon este domingo los conservadores, que hasta ahora habían encabezado las conversaciones, el grupo «con más votos sea el encargado» de dar forma al nuevo gabinete. El presidente austriaco, Alexander van der Bellen, ha convocado este lunes a Kickl para abordar la situación.
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Juan Carlos Barrena
Fue precisamente Van der Bellen –antiguo jefe de los Verdes– quien en octubre promovió el cordón sanitario en torno a la extrema derecha. En lugar de encargar la formación de gobierno al FPO, que había vencido en las urnas con el 28,8% de los votos, pidió al Partido Popular (OVP) –segundo en esos comicios, con el 26,3%– que asumiera esa tarea. Los ultras enfurecieron al verse apartados. La idea era armar un tripartito entre conservadores, socialdemócratas y neoliberales que alejara a los extremistas del poder, pero el pasado viernes, tras tres meses de contactos, la pequeña formación Neos abandonaba las negociaciones. Un día después eran los populares quienes daban los contactos con los progresistas por finiquitados. El primer intento de crear una alianza a tres bandas en Austria no ha podido salir peor.
La imposibilidad de alcanzar un acuerdo para una coalición de gobierno no sólo aumenta la inestabilidad en el país centroeuropeo, que lleva ya dos años en recesión y soporta una elevada inflación y un desempleo creciente, sino que además abre una crisis política inédita en el territorio. El canciller en funciones y jefe del OVP, Karl Nehammer, anunció su dimisión el mismo sábado por la noche en vista del fiasco de las negociaciones. Christian Stocker, de 64 años, fue elegido este domingo como líder interino del partido y se espera que a lo largo de esta semana se sepa también quién ocupa el puesto de primer ministro de la república alpina mientras se constituye un nuevo Ejecutivo.
28,8% de los votos
cosechó el Partido de la Libertad (FPO) en las elecciones de finales del pasado septiembre. Los conservadores del OVP lograron el 26,3%, los socialdemócratas (SPOE), un 21% y los neoliberales de Neos, un 9,2% .
«No se trata de Herbert Kickl o de mí, sino del hecho de que este país necesita ahora mismo un Gobierno estable y que no podemos seguir perdiendo el tiempo en campañas electorales o elecciones», dijo Stocker tras su nombramiento exprés, consciente de que la extrema derecha –a la que las encuestas le dan hoy incluso más apoyo que en los pasados comicios– puede aprovecharse de esta crisis para cargar contra quienes trataron de crear un cordón sanitario a su alrededor. De hecho, el líder del FPO no tardó este domingo en referirse a las malogradas conversaciones:«En lugar de rapidez en la formación de un Ejecutivo, ahora tenemos tres meses perdidos. En lugar de estabilidad, tenemos caos», lanzó el político ultra, conocido por sus ideas xenófobas, su euroescepticismo y su cercanía al Kremlin.
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Los conservadores habían reiterado tanto en campaña como durante el tiempo que buscaron el fallido tripartito que no gobernarían con una figura así por suponer un riesgo para la seguridad. Este domingo, con las opciones de una coalición con socialdemócratas y neoliberales hechas pedazos, Stocker se entregaba a la voluntad de los extremistas: «Si nos invitan a las negociaciones, aceptaremos la invitación». El propio Van der Bellen asumía en un mensaje a la nación que ahora «se puede abrir un camino que antes no existía». «En el Partido Popular se han acallado las voces que descartan una colaboración con un FPOdirigido por Herbert Kickl», aseguró, a sabiendas de que el líder ultra será probablemente quien lleve la voz cantante en la nueva fase de contactos para dar forma al próximo Ejecutivo. En la reunión que ambos mantendrán este lunes, a partir de las 11.00, se allanará seguramente ese camino.
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Los populares del OVP y la extrema derecha ya saben lo que es gobernar juntos en este país. Lo hicieron entre finales de 2017 y 2019 y, de hecho, comparten filosofía en varios temas. Uno de los principales es la inmigración, contra la que ambos mantienen una postura dura hasta el punto de que el FPO acusa a los conservadores de haberles robado su discurso. El partido, sin embargo, no lo tendrá fácil para buscar aliados y nadie descarta en la república alpina que haya una repetición electoral, en una muestra más de las crecientes dificultades en Europa para conformar gobiernos estables por el avance ultra.
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En caso de que la extrema derecha llegue a encabezar el próximo Gobierno austriaco, sería la primera vez que esta formación asuma el poder en Viena desde su nacimiento en 1950 de la mano de un alto oficial de las SS y legislador nazi. El jefe del FPO dejó el domingo claras sus intenciones: «Austria necesita un canciller Kickl ahora».
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