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Zigor Aldama
Enviado especial. Kiev
Martes, 14 de febrero 2023
En Ucrania también celebran San Valentín. Y ni siquiera los misiles de Rusia lo impiden. Solo lo retrasan. Es lo que ha sucedido esta mañana en Kiev, en la delegación del Ministerio de Justicia en la que se da el 'sí quiero'. La alarma antiaérea ha sonado poco después de las nueve de la mañana, y las parejas han tenido que ponerse a refugio ataviadas con sus mejores galas a la espera de que cesara el peligro. Afortunadamente no ha habido que lamentar víctimas, porque la defensa aérea ha derribado una decena de proyectiles y el resto ha caído sobre infraestructuras energéticas, y los funcionarios han retomado las ceremonias una hora más tarde.
El militar Volodymir Priglad y su novia Alyona, que ha tomado prestado el apellido de él, han sido los primeros. Y, aunque ha luchado en el encarnizado frente de Bakhmut, Volodymir no podía contener su nerviosismo. «Llevamos juntos un año y le propuse matrimonio el 30 de enero como regalo de cumpleaños. Me dijo que sí y fijamos la fecha de San Valentín por su simbolismo», cuenta el soldado a este diario. También hay otra razón: Volodymir viaja mañana de nuevo al frente sur del país, aunque no puede revelar a qué punto.
Alyona ha reído con ganas y ha besado a su marido como si no hubiese un mañana. Desafortunadamente, en este caso el dicho puede ser literal. Lo sabe bien Inga, porque su primer marido falleció durante los combates en el Donbás, en 2016. Ha vuelto a decir 'tak' cuando le han preguntado si quiere casarse con Román Pikula, otro militar al que le unen cinco meses de relación. «Entendí que quería casarme con ella cuando regresé de Bakhmut», explica él, que ahora está desplegado en la capital con el batallón 23 a la espera de que les vuelvan a enviar al frente.
La de Román e Inga ha sido una boda deliberadamente sobria. Porque celebran su amor, pero la situación de Ucrania no llama a la fiesta. En su unión ha sonado 'La rama de viburnum se ha inclinado', que relata un momento triste en el que brilla un rayo de esperanza y que se ha convertido en el himno extraoficial de la guerra. Habría sido una ceremonia con la única presencia de los progenitores si no fuese porque los compañeros de filas de él han decidido acompañarlo y poner la nota ruidosa del acontecimiento. «Hoy celebramos, mañana ya veremos», ha comentado uno de ellos.
Rada Dashutina
Directora del Registro Civil de Kiev
Estos casos no son excepcionales. Ni mucho menos. El número de parejas que contraen matrimonio en Ucrania ha crecido desde el inicio de la invasión rusa, y Rada Dashutina, directora del Registro Civil de Kiev, afirma que la tendencia se mantiene. En enero se celebraron en todo el país 11.676 uniones, 1.425 más que el mismo mes del año pasado, cuando aún no había comenzado la 'operación militar especial' de Vladímir Putin. Y, a pesar de que varios millones de personas, sobre todo mujeres, han abandonado el país, el incremento en los primeros siete meses desde la invasión ha sido de un 5%.
«El 40% de quienes se casan son militares. Y en Kiev hemos celebrado 500 bodas por videoconferencia con los que están destinados al frente», comenta Dashutina. Esos soldados tienen que escribir una solicitud firmada por su comandante y enviar todos los documentos escaneados. A través del móvil dan su consentimiento el día de la boda. «Recuerdo una ocasión en la que el militar conectó cerca de un combate y oíamos las bombas», explica la funcionaria.
Dashutina subraya que esto ha sido posible gracias a la modificación de la norma que exigía esperar un mes para celebrar el matrimonio. «Ahora muchos deciden casarse de un día para otro. El reclutamiento se hace muy rápido, y hay soldados que quieren saber que a su regreso habrá alguien esperándoles», explica. También da una seguridad adicional al cónyuge en caso de que fallezca en la guerra, porque el matrimonio otorga derecho a una pensión.
Esta situación hace que, para muchos, el día de su boda no sea especialmente memorable. Y eso es lo que Svetlana Olifer quiere cambiar con su ONG, 'Marriage for Heroes' (matrimonios para los héroes). Planificadora de bodas de profesión, ha decidido contribuir al país ofreciendo sus servicios -y los de diferentes gremios del sector- de forma gratuita para los soldados que se casan: «El pasado mes de julio tuve que ir a Italia para organizar la boda de un cliente extranjero y me di cuenta de que el mundo sigue haciendo vida normal. A mi regreso escuché la música de una boda y, cuando los vecinos me dijeron que el soldado que se había casado solo hizo una pequeña cena en casa, me animé a buscar la forma de que tengan un día memorable, porque se lo merecen».
El de los soldados recién casados en Ucrania es un momento agridulce. Dulce porque se casan, y agrio porque no saben si van a volver a verse. Los civiles tienen más suerte y pueden celebrar San Valentín en cualquiera de los muchos establecimientos de ocio que hoy se han llenado de corazones chillones. Cafeterías, bares y restaurantes de la capital preparan citas románticas y menús especiales que ni siquiera las alarmas antiaéreas logran cancelar. Porque los ucranianos se han acostumbrado ya a vivir bajo la perpetua amenaza que llega de Rusia.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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