La violencia racial se cobra otra vida en un tiroteo en Portland

La indignación –reavivada después de que hace ocho días el afroamericano Jacob Blake, de 29 años, recibiera seis disparos por la espalda de un agente blanco mientras intentaba entrar en su coche con sus tres hijos y luego un simpatizante de Trump matara con su rifle a dos manifestantes en Kenosha (Wisconsin)– se elevó a niveles máximos cuando «caravanas de cientos de automóviles» de afines al mandatario se dirigieron a Portland, informaron medios locales. Los seguidores del jefe de la Casa Blanca condujeron hacia el centro de la ciudad con camiones, coches y motos, en una línea que se extendía varios kilómetros. Una vez allí, se iniciaron los enfrentamientos con los manifestantes antirracistas, por los que fueron detenidas diez personas, tal y como precisó la Policía.

A las 20.46 hora local, pasados unos minutos de la retirada de la caravana, los agentes recibieron el aviso de que se había registrado un tiroteo. Al llegar hallaron tendido en el suelo a un hombre con un disparo mortal en el pecho y rodeado de personas. Las fuerzas de seguridad han abierto una investigación y han pedido a los manifestantes que les faciliten las imágenes que tomaron con sus teléfonos móviles y que están circulando por redes sociales para encontrar al culpable. Según 'The New York Times', el fallecido llevaba una gorra con la insignia de 'Patriot Prayer', un grupo de la extrema derecha en Portland que se ha enfrentado en el pasado a quienes reclaman justicia racial.

Portland, que lleva 94 días consecutivos registrando protestas del movimiento 'Black Lives Matter', volvió a convertirse el sábado en un arma de campaña electoral para Trump, que atacó con dureza en Twitter al alcalde, Ted Wheeler, del Partido Demócrata, por rechazar la ayuda de la Guardia Nacional, que según el mandatario «podría resolver estos problemas en menos de una hora». «Wheeler es incompetente, así como el dormilón Joe Biden», lanzó sin perder la ocasión de descalificar también al que será su rival en los comicios del 3 de noviembre. Al mismo tiempo compartió mensajes cargados de insultos contra el máximo dirigente de la ciudad, al que algunos acusaban de haber cometido «crímenes de guerra» y de tener «sangre en sus manos».

El portavoz de la Casa Blanca, Judd Deere, informó entretanto de que Trump viajará mañana a Kenosha, la ciudad en la que se produjo el ataque policial contra Jacob Blake, un incidente que ha dado un nuevo impulso a las protestas que se iniciaron en mayo tras el asesinato en Minneapolis del afroamericano George Floyd, asfixiado por el agente que le detenía sin oponer resistencia.

«El presidente se reunirá en Kenosha con las fuerzas del orden y examinará los daños de los recientes disturbios», puntualizó Deere. Sin embargo, no hizo ninguna referencia sobre si Trump tiene previsto reunirse con la familia de Blake, que ha quedado paralítico y sigue hospitalizado.