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Donald Trump y el exvicepresidente Mike Pence, en una imagen de archivo. Reuters

El ex vicepresidente Mike Pence se convierte en el testigo principal del caso contra Trump

El fiscal especial le menciona en más de un centenar de ocasiones en su informe de cargos contra el magnate

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Lunes, 7 de agosto 2023, 21:31

La vida está llena de ironías. El vicepresidente Mike Pence fue uno de los personajes más odiados durante la presidencia de Trump por la influencia ultraconservadora que tuvo en el mandatario, particularmente en el nombramiento de jueces contrarios al aborto que han acabado ilegalizándolo. Sin ... embargo, ahora se ha convertido en el testigo estrella del caso contra su jefe, aunque sea de forma renuente.

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El pliego de cargos redactado por la oficina del fiscal especial, Jack Smith, menciona al vicepresidente en más de cien ocasiones a lo largo de 45 páginas. Su testimonio es clave para demostrar las acusaciones de que el presidente intentó obstruir los procedimientos del Gobierno para evitar el certificado de las elecciones que daban la victoria a Joe Biden. «Eres demasiado honesto», llegó a decirle Trump, según la recolección que hizo Pence ante el fiscal, de acuerdo a sus notas. Preguntado este fin de semana si testificará en el juicio, el ex vicepresidente dijo no tener ningún interés. «Pero la gente puede estar segura de que obedeceré la ley», añadió. «Si la ley me llama, responderé la verdad».

En campaña por la nominación presidencial del Partido Republicano, el evangélico de 64 años pretende presentarse ante los votantes como el verdadero conservador y un hombre de principios. Su mayor lealtad, dice, es con la Constitución, la que finalmente le separó de su jefe, al que había servido lealmente durante cuatro años. En la campaña electoral defiende que «nadie que se crea por encima de la Constitución debe ser presidente». Y ese es su principal ataque contra Trump, que en el pasado lo ha calificado de «un buen hombre».

Se podría creer que los lazos amistosos terminaron aquel infame 6 de enero en el que Trump azuzó a sus seguidores contra él, para que desfilasen hacia el Capitolio al grito de «¡Colgad a Mike Pence!». El vicepresidente se había negado a interferir en la certificación de los electores, como le habían pedido Trump y sus acólitos. Querían que introdujera otros electores alternativos en nombre de los estados más controvertidos en los que el resultado había sido muy ajustado, esencialmente enviando los comicios de vuelta a los estados con mayoría republicana que pudieran nombrar a Trump suficientes electores como para darle la victoria. «Eres demasiado honesto», escribió Pence en las notas contemporáneas que tomaba, consciente de que podría necesitarlas.

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Cambio de versión

El pasado fin de semana los abogados de Trump han intentado cambiar la versión en entrevistas televisivas en las que aseguran que el presidente no le pidió que alterase el resultado de las elecciones, «simplemente que lo pusiera en pausa para que los estados pudieran investigar las discrepancias», dijo John Lauro en la cadena CBS. Pence, habitualmente comedido y escurridizo en este tema, ha negado tajantemente esa versión de los hechos. «Me estaban pidiendo que alterase el resultado de las elecciones y yo no tenía derecho a hacer eso», dijo a CNN. Para resolver esta discrepancia tendrá que haber un careo sobre el estrado entre él y Lauro, que dice estar deseando interrogarlo bajo juramento. «Si dice lo que ha escrito en su libro, ganaremos», aseguró.

Gail Collins y Bret Stephens, dos columnistas del 'New York Times', se enzarzaron este lunes en sus páginas y podcast en una discusión sobre el hombre en cuya honestidad confían los demócratas para pasarle factura al expresidente en ese juicio. «Nunca pensé que viviría en un mundo en el que querría estar de vuelta con Mike Pence de manera alguna, pero cuando llegó el momento crítico dio la talla y declaró al verdadero ganador de las elecciones», le concedió Collins. «Lo siento, pero nunca voy a comprar toda la teoría de que fue un héroe», se revolvió Stephens. «Durante más de cuatro años fue un cómplice fiel de Trump». Y ahí está su problema en las encuestas a primarias del Partido republicano, donde va cuarto. Unos no le perdonarán su lealtad a Trump y otros su deslealtad.

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