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Donald Trump continúa con su venganza contra quienes considera sus enemigos. La lista es larga –fiscales y jueces, periodistas, algunos miembros de su primer gabinete...– ... y en esta ocasión ha puesto su objetivo en sus rivales políticos. El presidente de Estados Unidos retiró el pasado viernes las autorizaciones de seguridad y de acceso a información clasificada a cerca de una veintena de personas, la inmensa mayoría miembros del Partido Demócrata. Entre ellos figuran nombres tan destacados como Joe Biden, su antecesor en la Casa Blanca, o Kamala Harris y Hillary Clinton, a quienes se impuso en las elecciones presidenciales de 2024 y 2016, respectivamente. El magnate consideró que «ya no es de interés nacional» que mantengan esos permisos.
La medida era esperada, pero da idea de la tensión que envuelve el clima político en Washington desde el regreso de Trump al Despacho Oval. La revocación de autorizaciones de seguridad comenzó hace semanas con decenas de antiguos funcionarios de Inteligencia, a los que el presidente acusó de interferir en los comicios de 2020, entre los afectados. Ahora le ha llegado el turno a la clase política. Además de Biden y «cualquier miembro de su familia», Harris y Clinton, se quedan sin estos permisos otros demócratas como Antony Blinken, exsecretario de Estado, y Jake Sullivan, antiguo asesor de Seguridad Nacional, ambos figuras clave en la política exterior durante la pasada legislatura.
El empresario, que pasa el fin de semana en su campo de golf de Bedminster (Nueva Jersey), ha querido también saldar cuentas con personas que durante un tiempo fueron aliados suyos, como Fiona Hill, experta en Rusia que formó parte del Consejo de Seguridad Nacional durante su primer mandato, o exrepublicanos como Liz Cheney, muy crítica con Trump, y Adam Kinzinger, quien participó en el comité legislativo que investigó el asalto al Capitolio de 2021.
Las personas de esta particular negra no podrán ya entrar en instalaciones gubernamentales sin escolta, ni siquiera si consiguieran la autorización a través de un empleo en una empresa privada. Tampoco tendrán acceso a información clasificada. Trump ya había retirado el permiso a Biden en el caso de los documentos relacionados con Inteligencia, igual que hizo el demócrata con él en 2021 tras difundir falsas teorías sobre las elecciones. La medida, sin embargo, no es habitual en EE UU, donde los expresidentes acostumbran a manejar este material para poder asesorar a los mandatarios en ejercicio en cuestiones sobre seguridad nacional y política exterior.
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