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El Partido Republicano apuntaló ayer su dominio ideológico en Texas con un respaldo judicial. La Corte Suprema de Estados Unidos dio el visto bueno a ... la restrictiva ley del aborto al negarse a suspender su inmediata entrada en vigor y autorizar una normativa que prohíbe interrumpir el embarazo después de seis semanas -cuando habitualmente los profesionales de la salud comienzan a detectar actividad cardíaca en el feto-, incluso en casos de violación o incesto. Los demócratas y el propio presidente, Joe Biden, consideraban inconstitucionales estas restricciones.
La más alta corte del país, profundamente dividida a la hora de emitir su veredicto, denegó el recurso de emergencia presentado por proveedores de servicios de aborto y validó una reglamentación que condena interrumpir la gestación en un periodo en el que muchas mujeres no saben aún que esperan un hijo. La decisión de refrendar el texto salió adelante con el voto favorable de cinco miembros nombrados por presidentes republicanos frente al negativo de los tres designados por demócratas y el presidente del Supremo, John Roberts, que se unió por sorpresa a los magistrados progresistas.
Roberts, un conservador moderado, justificó su cambio de postura por la necesidad de disponer de «más tiempo» para analizar de forma mas profunda del texto. Dejó también entrever que no será la última palabra de los magistrados, ya que se pueden presentar otros recursos. «En particular, esta orden no se basa en ninguna conclusión sobre la constitucionalidad y de ninguna manera limita otras impugnaciones procesalmente adecuadas, incluso en los tribunales estatales», contempla la resolución.
La jueza progresista Sonia Sotomayor fue más elocuente al acusar a sus homólogos de «esconder la cabeza bajo la tierra» ante una ley «imaginada para impedir que las mujeres ejerzan sus derechos constitucionales».
Las clínicas habían planteado serias dudas sobre la constitucionalidad de la ley de Texas», pero, según fuentes consultadas por la cadena de televisión CNN, no aportaron una carga probativa que permitiera bloquearla debido a la «complejidad» y cuestiones de procedimiento «novedosas». Según explicaron, la norma prohibiría «la atención a al menos el 85% de las mujeres que quieran abortar y significa que se puedan presentar demandas contra una amplia gama de personas, incluidas las que transporten a una amiga al centro sanitario o las que brinden un respaldo financiero.
La asociación Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU), el Centro de Derechos Reproductivos y otras asociaciones también habían pedido el lunes al Tribunal que detuviera la aplicación de esta ley que contempla que los ciudadanos privados puedan entablar demandas civiles contra cualquier persona que ayude a una embarazada que pretende abortar. Es más, en el segundo estado más grande del país estos casos serán premiados con recompensas de 10.000 dólares, cantidad que deberá ser sufragada por las propias mujeres.
«Los republicanos habían prometido que terminarían con Roe v. Wade y lo han logrado», reaccionó en Twitter la joven y popular congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, refiriéndose a la emblemática decisión de la Corte Suprema, que en 1973 reconoció el derecho al aborto en Estados Unidos mientras el feto no fuera viable fuera del útero, lo que ocurre hacia las semanas veintidós a veinticuatro de embarazo.
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