Óscar B. de Otálora
Lunes, 12 de junio 2023
La muerte en prisión de Unabomber, el terrorista que atemorizó Estados Unidos durante dos décadas, ha vuelto a poner de actualidad a uno de los psicópatas más siniestros de la historia de Estados Unidos. Mató a tres personas con explosivos enviados por correo y generó ... una ola de pánico sin igual. Este criminal, cuyo verdadero nombre era Theo Kacyinsky, falleció este domingo en la prisión de Durham, Carolina del Norte, en un acto de suicidio que todavía no ha sido explicado.
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Unabomber se hizo famoso también por el manifiesto que los periódicos The NewYork Times y The Washington Post aceptaron publicar tras haber sido amenazados por el terrorista. Ese texto de medio centenar de páginas era un llamamiento a detener el avance tecnológico. La vanidad, el punto débil de todos los psicópatas, fue la que permitió detenerlo. Para ello se utilizó una técnica novedosa llamada lingüística forense. Esta es la historia.
Theo Kacyinski, Unabomber, nació en Chicago en 1942. Se graduó en Harvard en los años 60 y luego obtuvo un doctorado en Matemáticas. Se le consideraba un genio superdotado que con 25 años ya era asistente en la Universidad de Berkeley, en California. Pero en 1969 dejó todos sus cargos y se retiró a vivir a una cabaña. Entre 1978 y 1995 envió 16 bombas a objetivos, entre los que había universidades y aerolíneas. En esas dos décadas mató a 3 personas e hirió a otras 23.
La palabra Unabomber procede de la forma en la que el FBI catalogó sus acciones. En inglés, sus acciones se consideraron 'University and Airlines Bomber'. Además de enviar paquetes bomba a profesores universitarios, Kacyinski intentó también volar un avión que realizaba la ruta entre Chigago y New York. Sin embargo, la bomba no estalló pero la combustión del material provocó una nube de humo que obligó al avión a aterrizar de emergencia.
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Las bombas que enviaba Unabomber acabaron con la vida de tres personas. Un vendedor de ordenadores, un directivo de una empresa de relaciones públicas que había trabajado para mejorar la imagen de la compañía petrolífera Exxon tras el desastre ecológico del Exxon Valdez y un alto cargo de una empresa maderera. Pero una veintena de personas resultó herida, con graves amputaciones, al abrir los paquetes que les había hecho llegar.
En 1995 Unabomber hizo pública una carta en la que aseguraba que cesaría sus ataques si los medios de comunicación publicaban un manifiesto. Tras numerosas dudas por las implicaciones morales que supone acceder a las peticiones de un terrorista, The New York Times y The Washington Post accedieron a difundir su texto. La reflexión que les llevó a tomar esa decisión, que no hicieron pública, es que podría servir para que alguien le reconociera y se pudiera detenerle.
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Así fue.
El texto se titula 'La sociedad industrial y su futuro'. El documento de 56 páginas es una crítica a los avances tecnológicos y una apuesta por volver a sociedades más primitivas. Asegura que el vivir en sociedad ha reprimido conductas naturales del ser humano, lo que estaría causando profundos traumas. Se le considera un neoludita, es decir, un continuador del pensamiento y la acción de los grupos violentos que en el siglo XIX se opusieron a la revolución industrial.
El FBI había elaborado varios perfiles de Unabomber, en los que se destacaba que se trataba de una persona culta y con un alto cociente intelectual. Además, había ofrecido una recompensa de un millón de dólares para quien permitiera detenerle. Pero el desenlace llegó de la forma menos prevista. Cuando se divulgó el manifiesto, hubo una persona que comenzó a sospechar. Era David Kacyinski, el hermano de Theo. Él se puso en contacto con el FBI y les dijo que en el texto había reconocido expresiones que le había escuchado a su hermano en el ámbito familiar. El trabajo posterior se basó en una práctica recién descubierta, la lingüística forense.
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Este sistema de investigación se basa en un teoría novedosa. La forma en la que hablamos o escribimos tiene giros y expresiones que nos caracterizan. Acabamos convirtiendo en única la gramática que empleamos, de manera que se podría tratar como una forma de expresión tan característica de nuestra identidad como pueden serlo las huellas dactilares o el ADN. Algunas conclusiones de esta ciencia sugieren que los neuróticos tienden a abusar de la primera persona mientras que los tímidos prefieren los artículos. Los expertos en esta materia, con la ayuda de David Kacyinski, se lanzaron sobre los textos de Unabomber.
La frase clave fue «no puedes comer la tarta y seguir teniéndola». El hermano de Unabomber aseguró que le había escuchado en numerosas ocasiones esa expresión a su hermano. En inglés, la frase habitual es 'you can`t have your cake and eat it, too». (No puedes tener tu tarta y comértela). El psicópata la escribía de otra manera. 'You can't eat your cake and have it, too'. (No puedes comer la tarta y tenerla). Ese pequeño matiz desencadenó la identificación y la posterior captura.
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El FBI llegó hasta una cabaña de Montana, sin agua ni electricidad, en la que vivía Theo Kacyinski. Los investigadores encontraron los diarios en los que había escrito referencias a los atentados así como material susceptible de ser empleado en la fabricación de bombas. Fue sentenciado a ocho cadenas perpetuas, sin posibilidad de salir en libertad.
Durante el juicio salieron a la luz dos trastornos que habían afectado al genio de Harvard. El primero de ellos fue la disforia de género. Kacyinski llegó a acudir a un psiquiatra para hablar sobre su necesidad de cambiar de sexo. Sin embargo, en la sala de espera tomó la decisión de no tratar el tema. Según los psicólogos forenses, desarrolló una gran fobia a su familia y a la sociedad a partir de ese momento. Sus abogados también señalaron que había participado en los experimentos de la CIA conocidos como Proyecto MK ultra de control mental, lo que le había afectado.
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El hermano de Unabomber cobró la recompensa de un millón de dólares y la utilizó, en su mayor parte, para resarcir a las víctimas de los ataques de su hermano.
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