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z. aldama y d. martínez
Lunes, 22 de abril 2019, 01:01
En Sri Lanka el Domingo de Resurrección se convirtió en domingo de muerte. El terrorismo atacó de forma simultánea tres iglesias, donde los cristianos celebraban la misa de este día tan señalado, y varios hoteles, matando al menos a 290 personas -36 extranjeras, 25 ... de ellas sin identificar- y dejando a otras 500 heridas. El atentado ha vuelto a sacudir la frágil convivencia étnica y religiosa del país. El Gobierno, que había recibido un aviso del jefe de la Policía sobre posibles atentados contra iglesias diez días antes, ha anunciado 13 detenciones y apunta a extremistas religiosos como autores de la matanza. Varios de los ataques los perpetraron terroristas suicidas. Ningún grupo ha reivindicado la autoría.
Al vitoriano Víctor Amado los atentados le sorprendieron en Kandy, una de las ciudades con más historia, con un grupo de veinte alaveses que están matriculados en las Aulas de la Experiencia de la UPV-EHU. Pero los ataques no le pillaron completamente desprevenido a este profesor, porque conoce bien el polvorín religioso que es la antigua Ceilán. De hecho, ha viajado a varios países de la región –incluidos Pakistán y Afganistán–, ha impartido conferencias sobre terrorismo internacional a miembros de la Ertzaintza e incluso fue observador durante las elecciones en esta isla que ayer dio sentido a su forma de lágrima.
Afortunadamente, todos los integrantes de su grupo se encuentran perfectamente. Es más, ni siquiera deseaban cambiar de planes. «El toque de queda se cumple a rajatabla y a partir de las seis de la tarde –y hasta las seis de la mañana– no podemos salir. Aquí han cerrado todas las tiendas y nos hemos tenido que marchar al hotel. Pero, como el Ministerio de Asuntos Exteriores de España no ha dado ninguna orden al respecto, salvo que la situación lo imposibilite, nuestra idea es continuar con el viaje que tenemos planeado por la zona tamil –en el norte–, por Jaffna y Trincomalee. Es un itinerario que combina lo académico con el ocio», explica durante una conversación que mantuvo con EL CORREO a través de WhatsApp, una red social que el Gobierno trató de bloquear para impedir la expansión de rumores.
Lo que sí tuvieron que hacer ayer Amado y sus compañeros de viaje fue cancelar la excursión en tren que tenían prevista a una zona en la que se cultiva té, «donde habían recomendado no ir». Además, su conductor es cristiano y, por precaución, decidió quitar una figura de la virgen y un crucifijo que llevaba en el autobús. «Hay nerviosismo y es mejor no dar pistas a nadie porque no se sabe quién ha sido. Hace un mes y pico, los católicos protagonizaron manifestaciones contra los cárteles de la droga, y algunos dicen temer que los atentados hayan sido para ajustar cuentas por aquello. Pero podría ser uno de los muchos bulos que circulan. Se estima que de Sri Lanka han salido unas decenas de luchadores –musulmanes– hacia Siria, pero son datos que no se pueden confirmar», señala Amado con cautela.
El profesor vasco sí tuvo claro que los atentados buscaban golpear más a la comunidad cristiana que a ciudadanos extranjeros. «Han atentado contra los hoteles porque en estas fechas los cristianos celebran fiestas ahí. Lo mismo que hacen con bodas y bautizos. Además, en Sri Lanka habría sido muy fácil atentar en lugares frecuentados por turistas. Por eso, yo creo que no iban a por occidentales sino a por los cristianos locales, que han sido tradicionalmente un nexo entre budistas e hinduistas», analiza.
En cualquier caso, Amado restó importancia a la declaración del Estado de Emergencia y del toque de queda. «Estos países suelen reaccionar así siempre que se produce algún suceso de este tipo. El problema es que los gobiernos son poco dados a la transparencia informativa. Pero este es un país tranquilo y espero que lo siga siendo», apunta.
Además de la tragedia que viven víctimas y allegados, a Amado le preocupa también el impacto que los atentados pueden tener en el turismo de la isla, una importante fuente de ingresos en este depauperado país del Sur de Asia. «Es un lugar precioso. Y en un momento en el que el turismo estaba despegando –propulsado por la tranquilidad que había llevado el fin de la guerra civil–, esto es un gran mazazo», apostilla.
Ricardo Hernani, director deportivo del Athletic, también decidió realizar un viaje de siete días con su familia a Sri Lanka. Hernani se encontraba en el centro en el momento de los múltiples atentados en tres extremos del país. «Al estar lejos no te enteras de mucho», cuenta. La familia entera se encontraba viajando en un tren en el momento durante las explosiones. «Al bajar vimos las llamadas y los mensajes, y nos enteramos de los sucedido». No obstante, «fuera de la capital, lo ocurrido transciende lo justo». A pesar de la lejanía con los tres lugares atacados, hay un hecho que afecta a toda la población. «Tenemos toque de queda y las redes sociales no funcionan», explica Hernani. Esta desgracia no influirá en el programa que la familia tiene programado. «Pensamos que ir a la capital no aporta mucho» y, tal y como tenían planeado, cogerán «el avión de vuelta» mañana.
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