Las calles de Islamabad, capital de Pakistán, son en estos momentos un auténtico hervidero. Al menos seis personas han muerto durante las protestas para exigir la liberación de Imran Jan, primer ministro del país entre 2018 y 2022. Entre las víctimas, se encuentran cuatro agentes ... policiales y dos civiles que participaban en la marcha. El exmandatario fue condenado en enero a catorce años de prisión por un tribunal de Pakistán por «difundir información secreta y vender objetos estatales». El fallo se dio a conocer apenas diez días antes de las elecciones y el PTI (Movimiento por la Justicia de Pakistán) consideró que detrás de la sentencia existía una motivación política y una persecución policial contra él.
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Las protestas comenzaron este fin de semana después de que los partidarios de Jan empezaran a organizarse en diferentes puntos del país. Por ejemplo, en Punjab, los manifestantes causaron la muerte de un agente de seguridad y varios heridos. Sin embargo, ha sido este martes cuando la marcha ha llegado a Islamabad, motivada por la «última llamada» que hicieron los partidarios del exprimer ministro.
A medida de que la protesta avanzaba, la ciudad ha tenido que blindarse ante la llegada de «34.000 seguidores de Jan», según datos que aporta la Policía. Las autoridades han suspendido el uso de Internet en «áreas en las que la seguridad está en riesgo» y han tenido que recurrir al uso de contenedores de mercancías para bloquear las carreteras y evitar así que la marcha pueda llegar a Islamabad. Aún así, los manifestantes han podido sortear las medidas de seguridad y han entrado en la ciudad. Mientras tanto, los centros educativos de todo el país permanecen cerrados y la comunicación entre ciudades es casi imposible.
El ministro del Interior de Pakistán, Mohsin Naqvi, ha confirmado que cuatro agentes han muerto atropellados por un vehículo. Además, otros 119 han resultado heridos. Naqvi ha afirmado que las autoridades han descartado usar armas de fuego, pero desde el PTI denuncian el uso de la violencia policial, y afirman que las fuerzas de seguridad han cargado contra ellos mediante el uso de pelotas de goma y gas lacrimógeno.
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Según los medios locales, los manifestantes han conseguido llegar al D-Chowk, la carretera que se ubica justo al lado del Parlamento paquistaní. El Gobierno ha prometido que frustrará el intento de la marcha y no descarta «imponer el toque de queda». Por su parte, Radio Pakistán ha revelado que el Ejecutivo ha llamado al ejército a «imponer la mano de hierro» y «disparar a los alborotadores cuando los vean». De hecho, el PTI ha emitido un comunicado a través de X asegurando que «los participantes han visto cómo al menos seis personas eran tiroteadas, dos de las cuales murieron en el acto. Otras cuatro han sido trasladadas a un hospital».
«Hasta que Jan salga y nos lo diga no nos detendremos. Cuando lleguemos D-Chowk les diremos el plan de acción de Jan», dijo Bushra Bibi, esposa del exprimer ministro que participa en las movilizaciones. Las bases del PTI reclaman la liberación de todos los líderes que se encuentran privados de libertad.
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